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» La Prensa
Fecha: 30/04/2024 11:37
Por Diego Barceló Larran Imaginemos el peor escenario. El Congreso no le aprueba ni una sola ley al gobierno de Milei. Como cualquier nuevo Decreto de Necesidad y Urgencia podría ser rechazado, el Presidente decide no decretar ninguno más. Para peor, los resultados de las elecciones de 2025 no cambian la actual correlación de fuerzas en el Parlamento. Así, los cuatro años de mandato se agotarían sin poder aprobar ni una sola ley. ¿Qué pasaría? Lo primero es que la inflación sería derrotada. No es una opinión ni una esperanza; es una constatación. Si se comprende que la inflación es un fenómeno monetario, y al mismo tiempo, el Banco Central dejó de emitir y no emitirá ni un peso más, es cuestión de tiempo que la inflación desaparezca (las dinámicas monetarias hacen que las decisiones de los bancos centrales tarden hasta dos años en desplegar sus efectos; los pesos que emitió Massa en diciembre de 2023 seguirán molestando hasta fines de 2025). Lo segundo es que el Gobierno terminaría sus cuatro años de mandato sin déficit fiscal. Tampoco es una opinión ni una esperanza; es una constatación. Es lo hecho por el Gobierno en sus primeros meses y no hay razón para pensar que vaya a cambiar. Mucho menos si es una de las “pocas” cosas que puede hacer por la imposibilidad de aprobar leyes. Si el Gobierno no puede aprobar ni una sola ley y no logra los resultados esperados en 2025, lo que nos quedaría es la situación normativa actual congelada, pero sin inflación ni déficit fiscal. ¿Hace falta decir que solo con eso el éxito sería extraordinario y que la calidad de vida de todos tendría un avance notable? Creo que es evidente. BENEFICIOS La realidad será mejor porque la inflación y el déficit fiscal desterrados desatarán varias consecuencias positivas. La primera es el derrumbe de la prima de riesgo. El viernes anterior a las elecciones de noviembre la misma era 2.412 puntos base; el viernes previo a la asunción del nuevo gobierno ya era 1.920 p.b. Tras el mensaje por cadena nacional para anunciar el superávit fiscal del primer trimestre, la prima de riesgo cayó por debajo de los 1.200 p.b. El paso del tiempo hará que la credibilidad de esa política irrenunciable crezca, mejorando la percepción sobre el valor de los bonos argentinos; la prima de riesgo seguirá bajando. ¿Hasta dónde puede bajar? Como referencia, en la primera mitad de abril, el riesgo país era de 120 p.b. en Chile, 150 p.b. en Perú, 200 p.b. en Brasil y rondaba los 300 p.b. en México y Colombia. La prima de riesgo es clave porque marca el nivel mínimo al que puede financiarse el sector privado. Aún son tasas de interés prohibitivas, pero a medida que baje la prima de riesgo, más proyectos de inversión se harán viables y comenzará a florecer la inversión. Eliminar el déficit fiscal tiene otra consecuencia: como el Gobierno deja de demandar nuevos créditos, los bancos, para hacer negocio, no tienen más alternativa que prestarle a familias y empresas, alentando el consumo y la inversión. La caída de la inflación y la prima de riesgo, y los primeros síntomas de reactivación, realimentarán la confianza. Gradualmente, los argentinos irán sacando sus dólares del colchón para depositarlos en los bancos, ampliando la capacidad prestable de estos. A su vez, la reactivación hará crecer genuinamente la recaudación tributaria. Como el gobierno de Milei no quiere robarles el dinero a los contribuyentes, el aumento sostenido de la recaudación se usará para bajar impuestos. Y así comenzará el círculo virtuoso “menos impuestos-más confianza-más inversión-más empleo-más consumo-más actividad-más recaudación”, y vuelta a empezar. CARNAVAL Si se aprueba la ley de Bases y se acuerda el Pacto de Mayo, tanto mejor. Pero tengámoslo claro: aunque no se concretara ninguna de ambas iniciativas y no se aprobara ninguna ley en cuatro años, lo que nos espera es una economía estable con presión tributaria en descenso, intervencionismo estatal en retroceso y actividad económica subiendo. Lo suficiente como para anticipar que el gobierno de Milei será el más exitoso en décadas. Si, como parece lógico, la gente acompaña a Milei en 2025, entonces será Carnaval.
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