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  • Buenos Aires perdida: la imprenta que a finales del siglo XIX fue una prolífica usina para el teatro y los payadores nacionales

    » La Nacion

    Fecha: 30/04/2024 00:18

    Era propiedad de Andrés Pérez, quien se dedicó a llevar al papel los sainetes que se representaban con éxito en las salas; en la década de 1970, el ensanchamiento de la avenida Independencia, donde se ubicaba, obligó a demoler el edificio Exclusivo suscriptores Silvina Vitale PARA LA NACION Escuchar Hacia fines del siglo XIX, en la intersección de Salta y la avenida Independencia, que en la época de la colonia se llamaban San Pablo y Concepción, respectivamente, exactamente en la esquina noroeste, se ubicaba la librería-imprenta de Andrés Pérez. Cuenta Juan Antonio Lázara, doctor en Historia y Teoría de las Artes de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y profesor titular de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), que esta editorial estuvo muy vinculada al origen del teatro nacional, ya que allí se imprimieron y editaron numerosos sainetes criollos de Nemesio Trejo y Ezequiel Soria, que llenaban las salas en los inicios del siglo XX. Nacido en San Martín, provincia de Buenos Aires, en febrero de 1862, Trejo fue un payador de renombre, pero también sainetero y periodista. Desde muy joven, con su guitarra a cuestas, desplegó su arte en la noche porteña y escribió más de cincuenta piezas. Una de las más representadas fue Los políticos, en 1897, una obra que trascendió a su época. Otra de las más destacadas fue Los inquilinos, que se estrenó en octubre de 1907 y retrataba una gran huelga de arrendatarios en esa época. Así era la imprenta Gentileza : Juan Antonio Lázara Por su parte, a Ezequiel Soria, oriundo de Catamarca, donde nació en febrero de 1873, se lo considera un referente del teatro nacional. Fue escritor, dramaturgo, crítico y director. Se le reconoce el haber sido uno de los primeros en escribir obras inspiradas en temas locales que reflejaban el sentir nacional, en momentos de pleno auge del teatro español. Justicia criolla es su obra dramática más destacada. De carácter costumbrista, los sainetes retrataban la vida de los inmigrantes de fines del siglo XIX en los conventillos, en tono de comedia, con algo de parodia y melodrama. Se habían vuelto muy populares antes de que se difundiera en el país el cine y era la forma de entretenimiento por excelencia en ese entonces, de manera que el trabajo de los editores era muy prolífico. "Los políticos", la obra de Nemesio Trejo Gentileza : Juan Antonio Lázara Payadores Según advierte Lázara, en la librería de Pérez, también se sentaron los orígenes de la literatura nacional. “Allí se publicaron a manera de folletos las coplas de José Betinotti y Gabino Ezeiza considerados los primeros payadores y que, de algún modo, inspiraron el perfil gauchesco de Carlos Gardel que luego fuera desplazado por el protagonismo del Gardel del tango”, explica. Hijo de inmigrantes italianos, Betinotti no fue un payador rural, sino más bien uno urbano que conocía muy bien el arrabal. Fue un gran compositor y a lo largo de los años su carrera se inclinó al canto. Se lo conoció como el cantor de las madres por su famosa canción Pobre mi madre querida, que fue grabada por Gardel y muchos otros artistas. También como “el último payador”. De hecho, una película inspirada en su vida, luego de su muerte a los 37 años en 1915, lleva ese título. Escrita y dirigida por Homero Manzi y protagonizada por Hugo del Carril se estrenó como un homenaje a su trayectoria en 1950. Ezeiza fue otro referente del género, afrodescendiente, sus padres formaban parte de los empleados de la familia Ezeiza. De allí había tomado su apellido. Comenzó de adolescente a tocar la guitarra y pronto quedó deslumbrado por las payadas que había presenciado en pulperías. Colaboró en el periódico La Juventud, donde se publicaban sus poesías. Fue conocido por innovar en las formas de la payada. Por ejemplo, por introducir el ritmo de la milonga, se dice que la primera vez lo hizo durante un encuentro con Nemesio Trejo. En 1884 se realizó en Paysandú el primer combate de payadores, que tuvo como protagonistas a Ezeiza y al oriental Juan de Nava. El primero resultó ganador con Heroico Paysandú. Debido a ese contrapunto histórico, desde 1992, cada 23 de julio se celebra en la Argentina el Día del Payador. En la esquina de Pérez también se imprimían otro tipo de publicaciones como las revistas Sucesos ilustrados y La Pampa argentina. Un hecho que conmocionó a la población también quedó plasmado en tinta y papel como las láminas realizadas a partir de litografías con distintos motivos en alusión a la Revolución del Parque, de 1890. La revuelta que dio origen a la Unión Cívica y provocó la renuncia del entonces presidente Miguel Juárez Celman; algunas de ellas eran imágenes tipo retrato de Leandro N. Alem. A mediados de la década de 1970, el proyecto de ensanchamiento de la avenida Independencia le puso fin a la antigua casa que albergaba a la imprenta y a todos los edificios aledaños. “La única que sobrevivió fue la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, ubicada justo frente a la llamada esquina de Pérez”, dice Lázara. La litografía de Leandro N. Alem Gentileza : Juan Antonio Lázara Huellas del pasado colonial La casa de retiros espirituales adquirió recientemente protagonismo mundial porque se trata de una institución fundada en 1795 por María Antonia de Paz y Figueroa apodada como Mama Antula, la primera santa argentina canonizada el 11 de febrero pasado por el papa Francisco. Este solar aún se utiliza para realizar retiros, el fin con el que fue creada hace más de dos siglos. Se dice que Manuel Belgrano, Bernardino Rivadavia, Cornelio Saavedra, Santiago de Liniers, Bartolomé Mitre y Mariano Moreno realizaron retiros de silencio basados en las prácticas espirituales de San Ignacio. La Santa Casa de Ejercicios Espirituales CAMILA GODOY/ AFV El profesor destaca que su presencia permite analizar el entorno arquitectónico de la época colonial del que formaba parte la desaparecida imprenta. “Es posible observar el carácter modesto y casi inexistente de nuestro barroco rioplatense. Solo el coronamiento de la entrada al convento podría considerarse barroco porque el resto del edificio nada tiene del lustre del barroco iberoamericano de otras capitales virreinales como México o Lima”, señala. Y destaca: “Esta casa es el único edificio colonial que sobrevivió a las remodelaciones y falsos históricos de nuestra arquitectura virreina. Ya que las iglesias coloniales todas fueron modificadas a fines de siglo XIX recargándolas con el eclecticismo propio del romanticismo y luego vueltas a decorar en un estilo neocolonial de la década de 1920-30 con un falso histórico que exageró nuestro pasado colonial haciéndolo barroco”, explica. Según Lázara allí queda expuesto el carácter modesto de nuestra historia económica colonial “dado que el Río de la Plata poco tenía de plata que era lo que interesaba a los españoles”. En la manzana donde se emplazaba la imprenta de Pérez se estableció tiempo después la UADE. En 1984, se inauguró la sede de Lima 717 y, posteriormente, en 1992, 1993, 1997 y 1998 se habilitaron nuevos edificios contiguos y se conformó el actual complejo edilicio, que reúne la totalidad de las facultades y dependencias de la casa de latos estudios. Aproximadamente unos veinte años antes de la llegada de esta institución, antes del ensanchamiento de la avenida Independencia, la imprenta de los sainetes y de las coplas de los grandes payadores y de revistas quedó hecha escombros. "La Pampa argentina", una de las revistas que se publicaba en la imprenta Gentileza : Juan Antonio Lázara

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