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  • Más hacinamiento y con peor acceso a cloacas: cómo empeoraron las condiciones de vida desde que Javier Milei es presidente

    » El Destape Web

    Fecha: 26/04/2024 00:18

    La desigualdad social, el hambre y la pobreza catalizaron su alcance a partir de la devaluación aplicada por el ministro de Economía, Luis Caputo, bajo las órdenes de Javier Milei y el Fondo Monetario Internacional. La exclusión social es constitutiva del programa de miseria planificada de La Libertad Avanza. En un solo mes, Milei derrumbó el poder adquisitivo de los salarios en un 18%. Al cierre del año pasado, el 90% de las personas con ingresos no llegaban a cubrir el costo de una canasta básica total. En un año, la pobreza - medida por ingresos- pasó de las 11,4 millones de personas a las 12,3 millones; mientras que más de un millón de personas se incorporaron a la legión de indigentes. Sin embargo, la actual crisis social excede la cuestión de los ingresos. Milei ejecuta su programa de miseria planificada sobre una sociedad cada vez más pauperizada en su calidad de vida. De acuerdo al último informe sobre “Condiciones de Vida” que publica el Indec en base a la Encuesta Permanente de Hogares, al cierre del segundo semestre del 2023 se incrementó la cantidad de personas con problemas de hacinamiento, o con dificultades para acceder a la red de agua e incluso, aumentó la población que vive cerca de basurales. Las reformas estructurales que tanto pregonan desde el Poder Económico deberían enfocarse en mejorarle la calidad de vida a ciento de miles de trabajadores, en cambio de constituir un salvoconducto para garantizarse a ese mismo poder económico una rentabilidad extraordinaria. Pauperizados A cierre del año pasado, los ingresos totales familiares del 80% de los hogares del país no superaban los 578.000 pesos. Por entonces, el valor de una Canasta Básica Total para un núcleo familiar de cuatro personas rondaba los 495.000. En términos individuales, solo el 10% de los argentinos con ingresos más alto mejoró sus condiciones de vida. Pero la crisis no es solo de ingresos. Existen algunos indicadores que acercan la mirada sobre las condiciones estructurales de vida, como por ejemplo el acceso a cloacas, red de gas, agua, cantidad de personas que coexisten dentro de un mismo cuarto, entre otros. El indec sistematiza esta información a través del informe Condiciones de Vida que se obtiene desde la Encuesta Permanente de Hogares. En doce meses, aumentó la cantidad de personas que pasaron a coexistir dentro de una misma habitación. Al cierre del segundo semestre, el hacinamiento de 2 a 3 personas por habitación pasó de las 5,6 millones de personas a las 5,8 millones. Serían 200.000 personas más. También se registró un alza del hacinamiento crítico, definido como la coexistencia de más de tres personas por habitación: al cierre del 2022, el Indec registraba 1.202.000 personas; al cierre del primer semestre de 2023 eran 1.209.000 y para el segundo semestre del año pasado, 1.218.000. Otro indicador clave tiene que ver con las condiciones de saneamiento, entendidas como la tenencia de baño, su ubicación (dentro o fuera del terreno), la exclusividad o no de su uso, el tipo de desagüe y su instalación. “Se definen como hogares con saneamiento inadecuado aquellos que tienen al menos una de estas características, como ser que no poseen baño, poseen el baño fuera del terreno, comparten el baño con otros hogares, el desagüe no está conectado a la red pública (cloaca) ni tampoco a cámara séptica, o carece de descarga de agua”, explica el Indec. En 12 meses, la cantidad de hogares con saneamiento inadecuado se ubicó en 1.264.000, es decir, 23.000 hogares más que al cierre del segundo semestre del 2022. Al interior de esta categoría, la tenencia de baño con descarga de agua o su ausencia grafica de manera más exhaustiva dichas condiciones de saneamiento. Al cierre del 2023, había 2.424.000 personas sin descarga de agua en sus baños, cuando para el mismo período de 2022 eran 2.186.000. Es decir que en doce meses, 238.000 personas pasaron a tener este problema estructural en sus vidas. De acuerdo al informe del Instituto de estadísticas, el 4,8% de los hogares habitaba al segundo semestre de 2023 en una vivienda cercana a basurales. “Esto significa que el 6,8% de las personas habita en dichas viviendas, mientras que respecto a las viviendas localizadas en zonas inundables, el 5,6% de los hogares –compuestos por el 8,1% de las personas– habita en dichas zonas”, puede leerse en el informe citado. Al cierre del segundo semestre de 2022 la situación era otra. “El 4,1% de los hogares habitaba en una vivienda cercana a basurales; esto significa que el 4,8% de las personas habita en dichas viviendas; con respecto a las viviendas localizadas en zonas inundables, el 6,5% de los hogares –compuestos por el 7,7% de las personas– habita en dichas zonas”, informó el Indec. En concreto, al cierre del año pasado había 1.658.000 personas que vivían cerca de un basural, mientras que un año atrás eran 1.401.000. Medido en hogares, se pasó de los 408.000 hogares ubicados cerca de basurales a 482.000 casos. Otro país La pauperización social descripta a través de estos informes oficiales no ocurre de una día para el otro (los cuatro años del Frente de Todos fueron tiempo –estructural perdido); tampoco son plausibles de abordarse solamente a partir de las políticas focalizadas emanadas del FMI o el Banco Mundial. Sin un Estado presente, la pauperización social será mayor. El programa de miseria planificada de La Libertad Avanza profundiza esta crisis social heredada; las reformas estructurales deberían mirar hacia los barrios en vez de los balances de las grandes corporaciones. Un ideal de políticas redistributivas para otro país.

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