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  • Talleres, para arriba: le ganó a Cobresal y es puntero en la Copa Libertadores

    » La Nacion

    Fecha: 25/04/2024 22:03

    Escuchar Puntero e invicto, la Copa Libertadores se convirtió en un paliativo para el polémico cierre de Talleres en la Copa de la Liga. La altura de Calama, a 2600 metros sobre el nivel del mar, no mareó ni descompuso el plan de los cordobeses: actitud, concentración y juego rápido para alimentar la ilusión en el plano internacional después de la eliminación del torneo argentino. Un minuto, el que transcurrió del 26 al 27 del primer tiempo, fue el tiempo que marcó el pulso definitivo del encuentro: del “no gol” de los chilenos, por una posición adelantada que invalidó el VAR, al festejo inmediato de Ramón Sosa, que con simpleza leyó las fragilidades defensivas del rival. Una victoria 2 a 0 que refleja el poder de fuego de La T, que anotó en las tres presentaciones, dos de ellas fuera de la Docta. Rematar la tarea en Córdoba para viajar a San Pablo con el pasaje para los octavos de final en la mano, es la misión de un grupo que se mueve como conjunto y brilla con la luz de algunas de las individualidades. El colombiano Kevin Mantilla recibe el saludo de su compañero Gastón Benavídez; el zaguero convirtió con un remate de cabeza la apertura del marcador en el desierto de Calama PEDRO TAPIA - PHOTOSPORT Las jornadas de torneos internacionales traen recuerdos imborrables para Talleres, que en 1999 se consagró campeón de la Copa Conmebol, un trofeo que entre los clubes argentinos también levantaron Rosario Central y Lanús. La relación con la Libertadores empezó hace 22 años y la actual es la cuarta vez que la T juega el máximo certamen de clubes de Sudamérica; dos décadas después de aquel estreno, la mejor campaña: cayó en los cuartos de final con Vélez. La nueva aventura no asomó sencilla desde el momento en que se ensayó el sorteo: un gigante como San Pablo para el debut, la visita a Guayaquil para medirse con Barcelona y el viaje para cerrar la primera etapa ante Cobresal. No le temió a la dificultad que presentó el programa y el acompañamiento del público es una señal del entusiasmo: el festejo frente a la popular, un síntoma de unión. Federico Girotti dispuso de oportunidades, pero no tuvo puntería en la altura de Calama; Talleres ganó y es puntero e invicto del grupo B de la Copa Libertadores PEDRO TAPIA - PHOTOSPORT La pelota parada para abrir el camino y la inteligencia para tomar rédito de una duda de la defensa de Cobresal, los argumentos que explotó Talleres para encaminar el triunfo en el primer tiempo. De un córner, el colombiano Kevin Mantilla enseñó su potencia para imponerse en el juego aéreo y dejar fuera de acción al arquero Leandro Requena, un cordobés que se forjó en Talleres y hace cuatro años se sumó al plantel minero. “Estuve 17 años ahí, es el club de mi vida. Le tengo un amor y un cariño gigante”, apuntó el guardavalla, que tuvo una actuación destacada cuando Cobresal dejó espacios en la defensa, en su desesperación por descontar y ponerse en partido. La victoria de Talleres en Chile Las intervenciones de Requena ahogaron festejos de Rubén Botta, Federico Girotti, Ramiro Ruíz Rodríguez y Sosa, el cuadrado ofensivo que dispuso el entrenador Walter Ribonetto y que logró asociarse en varios pasajes del partido. El déficit de Talleres radicó en no aprovechar las varias situaciones de peligro, en particular en el primer tiempo, cuando la cabeza estaba oxigenada y el físico respondía. Lentamente, las energías fueron decayendo, aunque se las ingenió para soportar el enredado ataque que diseñaba el rival y lanzó un par de contraataques para tomar aire y demostrar que aun sin la frescura del primer episodio tiene talento para manejar el ritmo. El momento de mayor zozobra para Talleres mutó en festejo. De un tiro libre que ejecutó Leonardo Valencia, Franco Bechtholdt –argentino nacionalizado chileno, aunque nunca jugó en el fútbol criollo- anotó, después de la fantástica respuesta que enseñó el arquero Guido Herrera. El árbitro asistente boliviano Juan Montaño levantó la bandera señalando posición adelantada y el VAR –con sus compatriotas Wilfredo Campos y Jorge Justiniano- convalidó la sanción, después de cuatro minutos de deliberación; apenas el árbitro principal Ivo Méndez dio la orden para reanudar el juego, Talleres castigó la distracción de Cobresal: Herrera ensayó un tiro largo, Girotti peinó la pelota y Sosa se encargó de la definición. Ramiro Ruíz Rodríguez encara la marca de Francisco Alarcón; el tucumano fue parte del cuadrado ofensivo que diseñó Talleres, junto con Rubén Botta, Facundo Girotti y Ramón Sosa PEDRO TAPIA - PHOTOSPORT Pocas resultaron las equivalencias entre los chilenos, novenos en su campeonato, y Talleres, que no logró la clasificación para los playoffs y en el juego final con Independiente se enzarzó en polémicas con las altisonantes declaraciones de Girotti contra el arbitraje y la AFA, aunque el delantero más tarde se retractó de las acusaciones. Las ideas de Cobresal fueron escasas, se repitió en centros que desbarataron los defensores Matías Catalán y Mantilla, o quedaron en las manos de Herrera, que no se complicó si la jugada pedía enviar la pelota al tiro de esquina. Devolverle energía al equipo con las ventanas de cambios fue una metodología que practicó Ribonetto. Juan Portilla, Juan Portillo, Valentín Depetri, Nahuel Bustos y Gustavo Bou se convirtieron en el quinteto con el que Talleres reorganizó las líneas para no padecer sofocones. Con menos presencia ofensiva que en el primer tiempo, La T ya tenía lo que fue a buscar a Chile: la victoria para sostenerse en la cima de la tabla de posiciones, el invicto y la fuerza del gol, porque San Pablo, Barcelona y Cobresal fueron víctimas de la artillería cordobesa. LA NACION

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