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  • La poderosa heredera que terminó en la cárcel por un puñado de nueces

    » La Nacion

    Fecha: 25/04/2024 10:49

    Enfureció por cómo le sirvieron un aperitivo en un vuelo; humilló a la azafata y demoró el despegue Exclusivo suscriptores Escuchar Pocas veces unos frutos secos han tenido tanto protagonismo en la vida de alguien como el que cobraron unas nueces de macadamia en un vuelo desde Nueva York, en Estados Unidos, a Incheon, en Corea del Sur. El escándalo al que dieron lugar marcó un antes y un después en la carrera de Cho Hyun-ah, exvicepresidenta de Korean Air y heredera del por entonces presidente de la aerolínea. Nada hacía prever aquel 5 de diciembre de 2014 que ese avión que partía desde el aeropuerto John Fitzgerald Kennedy, con 250 pasajeros a bordo, se convertiría en el escenario de un rocambolesco episodio que pondría en vilo a una de las familias más poderosas de Corea del Sur. Pero todo es posible cuando se mezclan el poder, los caprichos y el autoritarismo. Cho Hyun-ah nació el 5 de octubre de 1974, en Gangseo-gu, Seúl, Corea del Sur. Su familia es propietaria del Hanjin Group, uno de los grupos de transporte más grandes de su país, que compró Korean Air al Estado coreano –había sido fundada en 1952 con capital totalmente público–. Bajo el mandato de su padre, Cho Yang-Ho, esta compañía aérera tuvo un rápido crecimiento y se convirtió en una aerolínea de renombre internacional. El padre de Cho Hyun-ah, quien fue presidente y director Ejecutivo de la aerolínea a lo largo de 27 años, desde 1992 hasta su muerte, en 2019, había a su vez heredado la propiedad de la compañía de su padre Cho Choong-hoon, quien la tomó en 1969. Fiel exponente de una generación de “chicos bien” provenientes de poderosas familias dueñas de los influyentes grupos económicos conocidos como “chaebol”, Cho Hyun-ah tuvo una infancia dorada. “Chaebol” significa literalmente “grupo de riqueza”, pero su concepto hace referencia a aquellos grandes conglomerados empresarios que se convirtieron en las locomotoras económicas de Corea del Sur, acumularon enorme poder político y pasaron a formar parte de la elite del país. Cho Hyun-ah pidió disculpas públicas por el incidente en el que retrasó un vuelo porque le habían servido mal un aperitivo aP Al terminar sus estudios secundarios, decidió concretar su formación universitaria en los Estados Unidos. Estudió Administración Hotelera en Cornell University, en Nueva York, entre 1996 y 1999, y una década más tarde obtuvo un EMBA (Business Administration and Management) en la University of Southern California. Apenas concluyó sus estudios en los Estados Unidos, ingresó en la empresa de su padre, donde empezó como vicepresidenta gerente de Korean Air. Ocupó además el cargo de vicepresidenta de la aerolínea encargada del servicio en los vuelos y los hoteles, consejera delegada de tres filiales de la compañía, Kal Hotel Network, Wangsan Leisure Developmente y Hanjin Travel Service. Rodeada de misterio Un halo de misterio envuelve a estas familias todopoderosas de Corea, cuyas vidas privadas intentan guardar “bajo siete llaves”. Aún así, los medios locales, como Newsis, una de las tres agencias de noticias más importantes de ese país, dieron cuenta en octubre de 2010 del anuncio de su casamiento con un compañero de primaria, un cirujano plástico de Gangnam, uno de los 25 distritos de Seúl. También se filtró en mayo de 2013 que Cho Hyun-ah había dado a luz a dos hijos gemelos en un hospital de Hawaii. Esto dio también lugar a una polémica, porque se puso en duda si ella había tenido el parto ahí porque se encontraba en el lugar debido a su localización laboral o si había viajado expresamente con la intención de que sus hijos tuvieran la nacionalidad estadounidense. Es que en Corea del Sur muchas veces se considera que dar a luz en el extranjero es un favor para el niño. Específicamente, una doble ciudadanía y los beneficios/derechos que el chico podría recibir se consideran un favor. “Por ejemplo, en Corea del Sur, todos los hombres tienen que usar uniforme durante 18 meses mientras nos enfrentamos a Corea del Norte. Sin embargo, si tienes ciudadanía estadounidense, tu hijo no tiene que ir al ejército”, se explicó en SBS, uno de los más importantes medios coreanos de radiodifusión. En este sentido, SBS informó: “Cho fue asignada a la sede de América el 20 de marzo [de 2013] y partió de Corea a Hawaii el 4 del mes pasado [abril]. Las sospechas surgieron porque una mujer embarazada de 39 años viajó una larga distancia estando aún embarazada y dio a luz en Estados Unidos. Korean Air explicó que la vicepresidenta Cho había sido trasladada y había dado a luz mientras trabajaba allí”. Más allá de todas estas cuestiones personales, Cho Hyun-ah estaba en diciembre de 2014 disfrutando de su condición de heredera de uno de los grupos económicos más importantes de Corea del Sur y del prestigio que le brindaba ocupar, entre otros, el sillón de vicepresidenta de Korean Air. Pero pronto, de manera abrupta, su vida se descarrilaría. Aquel viernes 5 de diciembre de 2014, Cho Hyun-ah se encontraba cómodamente instalada en el asiento del avión de su compañía, dispuesta a volar rumbo a Corea. Unos minutos más tarde, cuando se aproximaba el momento del despegue, una azafata le sirvió una bolsa de frutos secos y desató la furia de la empresaria. ¿Qué había ocurrido? Pues que, a los ojos de la millonaria heredera, resultaba inconcebible que le hubieran servido sin preguntar esos snacks en una bolsa de plástico cerrada en lugar de hacerlo en un bol. El ataque de furia de Cho Hyun-ah no terminó ahí. Según contaron luego testigos de este episodio y la propia empleada maltratada, la ejecutiva tiró las nueces al suelo, mandó arrodillarse a la azafata –qué, según después se determinó, había actuado de acuerdo con el protocolo de la compañía– y empezó a golpearle en los nudillos de sus manos con una tablet, hasta que logró que le pidiera disculpas. No conforme con eso, su ira la llevaría a tomar una decisión tan absurda como arbitraria: ordenó al comandante regresar a la puerta de embarque para expulsar a la azafata que le había servido las “polémicas” nueces. Esto provocó un retraso en el despegue del vuelo, que llegó 11 minutos tarde al aeropuerto surcoreano de Incheon, al oeste de Seúl, según informó el diario local Hankyoreh y más tarde reconoció la propia compañía. Cho Hyun-ah al salir del tribunal que la condenó a la cárcel, en 2015 Jung Yeon-Je Según se publicó en el diario español El Mundo, la compañía emitió inmediatemente un comunicado en el que pedía disculpas, pero a la vez sostenía que era “razonable” que la vicepresidenta protestase. “Korean Air pide disculpas a los pasajeros por los inconvenientes causados por la conducta excesiva de hacer regresar el avión y expulsar a la azafata cuando no era una emergencia”, expresó la empresa. Nada pudo contener el escándalo que produjo en toda Corea del Sur este episodio. La protagonista recibió críticas al por mayor, no solo de los medios locales, sino también de ciudadanos que expresaban su rechazo a través de redes sociales. Allí lo más leve que se le decía era “abusiva” y “arrogante”. Todo este escándalo público llevó a las autoridades del transporte de Corea a abrir una investigación sobre el caso. Ya para esto su propio padre la había apartado de todo cargo dentro de la compañía y afirmado que su decisión no iba a variar fuera cual fuera el resultado del juicio al que sería sometida su hija. Y agregó algo más: “Ruego que me culpen a mí por la situación, porque todo es mi culpa. Fracasé a la hora de educar adecuadamente a mi hija”. No alcanzaron las disculpas Fuera del edificio gubernamental en el que iba a rendir cuentas a las autoridades de transporte, Cho se detuvo unos minutos para pedir disculpas públicas por haber retrasado el vuelo. En un tono casi inaudible, totalmente vestida de negro y con la cabeza gacha, dijo: “Me disculpo sinceramente”. Después de una rápida tramitación, el juicio por este caso terminó con Cho declarada culpable por haber infringido la ley de seguridad aérea. En febrero de 2015, apenas dos meses después del hecho, un tribunal de Seúl la condenó a un año de prisión por lo que ya a esas alturas era conocido en todo el mundo como “el caso de las nueces”. La iracunda ejecutiva fue llevada directamente a la cárcel, pero apeló la sentencia y en mayo de 2015 logró que le redujeran la pena a 10 meses en suspenso. El Tribunal Superior de Seúl dictaminó que no era culpable del cargo más grave de alterar la ruta de un avión durante el vuelo, con lo cual, luego de pasar cinco meses tras las rejas, Cho Hyun-ah fue liberada. Muchos de sus compatriotas vieron la forma de actuar de Cho como representativa de una generación de hijos mimados y arrogantes de los propietarios de los todopoderosos “chaebols”. Es que no ha sido esta la única reacción desubicada de un exponente de este grupo de “malcriados” que la opinión pública toma como una forma de avergonzar y poner en ridículo al país. Aunque puede que sea, eso sí, la más escandalosa de todas. Al parecer, la jueza que revisó la sentencia de Cho fue más contemplativa que el resto de los coreanos, ya que en sus argumentos expresó que había tenido en cuenta que la acusada tenía mellizos de dos años en casa y que no contaba con antecedentes penales. Y concluyó: “Ella sabe que tiene que vivir el resto de su vida contaminada por este incidente”. Quienes quizá no protestaron tanto contra esta forma de actuar de la ejecutiva de Korean Air fueron los vendedores de nueces de macadamia, puesto que, poco después de conocido el incidente, las ventas de estos frutos secos aumentaron 250% en todo el país.

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