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  • ¿Está linda la Feria del Libro? Un día antes de la apertura se ven la crisis y la esperanza

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    Fecha: 24/04/2024 16:45

    La Feria del Libro 2024 en el primer día de las Jornadas Profesionales (Cortesía FEL) Eso, lo del título: ¿Está linda la Feria? es lo que nos preguntan siempre a los que, por una razón u otra, trabajamos allí año a año. ¿Está linda? ¿Hay buenos libros, hay sorpresas, te vas cargado de folletos, hay descuentos, se puede hablar con los autores? Todo eso, que los lectores irán viendo desde este jueves, cuando abra al público, ya pueden contar quienes hayan ido a las Jornadas Profesionales, que arrancaron este martes. ¿Y cómo está la Feria del Libro de Buenos Aires este año en que NO HAY PLATA, este año en que la industria habla de una caída en las ventas del 25 al 50 por ciento, este año en que el dólar quedó bajo para venderles libros a los turistas y a los libreros de países vecinos? ¿Se nota esto en la Feria? Lo digo rápido: se nota. Apenas uno pasa la puerta, se nota la crisis. Y un poco más adentro uno se encuentra con editores que hablan de los números, con libreros que hablan de los números, con ilustradores que buscan trabajo pero, también, con libros maravillosos que ni los que estamos todo el día trabando con libros solemos ver. Así es: quienes ingresen por la entrada más visible, la de Avenida Santa Fe, se meterán a la Feria por el pabellón Ocre, ese que suelen ocupar las provincias y, últimamente, los equipos de fútbol. Bueno, quizás sea en esa zona donde es más evidente la crisis. Los pasillos se ven más anchos y aunque persisten allí stands provinciales con brillo, como los de Córdoba, Corrientes o Santa Fe faltan San Juan y Mendoza, el colorido que aportaban distintas regiones no está -Neuquén, Santa Cruz Chubut y Río Negro habían estado juntas como Ente Patagónico- y la esquina de San Luis, donde el año pasaba había guitarra y baile, está vacía. El pabellón Ocre en la Feria del LIbro 2024. (Maximiliano Luna) A la vez, gracias a que quedó lugar, la Feria agrandó su stand Orgullo y Prejuicio, destinado a la diversidad sexual, y también pudo instalarse un stand con los libros de autores independientes, que así podrán llegar al gran público que suele visitar la Feria y que este año ¿irá? Eso se discute en cada esquina. ¿Es cara la entrada, a 3500 pesos en la semana y 5000 los sábados y domingos? ¿Es cara, comparada con un café chiquito, que allí se paga 2400 pesos, o con un café con leche que llega a 2900? ¿Es mucha plata 5000 pesos la entrada si va una familia de 4 personas? Muchos expositores, que quieren que el esfuerzoque hicieron para estar ahí resulte, creen que sí. Otros se encogen de hombros: la Feria tiene sus números. ¿Qué se hace en estas jornadas, antes de que entre el público? Se hacen charlas se hacen encuentros y, claro, se hacen acuerdos y ventas. Entre ellas, a libreros de todo el país que tienen el 50 por ciento de descuento. Por eso se ve gente con cajas y colas para pagar. Profesionales en la Feria del Libro 2024. “Compré menos de la mitad que el año pasado”, dice, arrastrando un carrito, la librera Laura Román, que tiene su negocio en el barrio porteño de Chacarita. Vino, por supuesto, por los descuentos. Tres cajas se lleva, en vez de las 8 de 2022. Y cuenta, al pasar, que en su librería hay nuevos y usados y lo que se mueve hoy son los usados (una ventaja de los libros, se leen mil veces y no están peor que la primera). Algo parecido dirá un muchacho que viene a comprar para una librería que queda en la avenida Corrientes, esa que alguna vez se llamó con orgullo “la calle que nunca duerme” y “la calle de las librerías”. Que vende menos, que lleva menos, que está todo caro, que apuesta a lo que sale seguro, como los libros de Mariana Enríquez. Está parado en una larga fila. “Muchos libreros del interior no vinieron por lo que sale viajar”, se rumorea en los pasillos. “Y a los del exterior, con el dólar así les sale todo muy caro”. Ese negocio se ve obturado, sin embargo si uno pasa por el stand de iamique -No ficción para chicos- se ve una reunión de negocios y se oye algún acento que no es de acá. “Son libros especiales, Filosofía para chicos, cosas que no se ven en todas partes, les sale un poco más caro pero por ahora se los llevan igual”, dicen, con orgullo pero con prudencia. ¿Y cómo está la Feria? “Austera”, me dice una editora, así está la Feria. No se crean, sin embargo, que es una pobreza franciscana. Hay puestas como la de la editorial Siglo XXI, que este año inauguró su sección infantil y colocó un panel que dice “Nosotros elegimos la democracia”, donde hay gente de todos los colores, una madre de Plaza de Mayo y dos óvalos para que los visitantes salgan en la foto. Hay stands con libros lujosos, grandes ilustrados, tapa dura, como el de Edelvives: son libros traídos de España que cuestan entre 25 y 48.000 pesos, títulos como Ana la de tejas verdes o Mujercitas, pero en versiones que son una fiesta. En las jornadas profesionales, este stand estaba lleno de libreros averiguando y.. de jóvenes ilustradores con sus carpetas en la mano: tratan de conseguir trabajo. Eso es lo que vinieron a hacer a la Feria Lola (en Instagram lolagilustraciones), Amparo (ampivillavicencioart) y Vicente (vicen10_art). Alguno ya trabajó, otros buscan su primera vez. ¿Les miran las carpetas? Y no, están todos muy ocupados, pero dejaron tarjetitas y ahí quedan las esperanzas. Los ilustradores Lola, Amparo y Vicente, en la Feria del Libro 2024. ¿Cómo está la Feria del Libro? Desaparecieron los espacios que pagaba la Nación, entonces el enorme lugar que tenían en el pabellón azul se vació y lo ocupó -así es la política- la Provincia de Buenos Aires, con sus publicaciones, editoriales que están en su territorio y hasta su radio. Tampoco se presenta esta vez el stand de Banco Nación, tan bien ubicado y tan activo hasta ahora. En su lugar hay mesas, sillas… una pequeña sucursal de una cadena de café. Ya dijimos: la Feria del Libro es mucho más que un lugar donde se venden libros, es un espejo y un actor de la realidad argentina. Es lógico que algo de lo que está pasando se vea en esos pasillos. Ministerio del libro Y “algo” es también el Ministerio del Libro, ese anuncio que apareció en las redes, que por un momento se creyó que era oficial y luego se develó que no: son editoriales independientes que han decidido proponer políticas para el sector. Por eso stands como el de Typeo -un grupo de esas editoriales- tienen el logo del Ministerio en todas partes y, al entrar, una joven editora anuncia: “El ministro está ocupado, ahora no los puede atender”. La inauguración oficial del “Ministerio” es este viernes a las 18 en el stand 1321 del pabellón verde. Allí hablará Matías Rieck, el “ministro” que, en realidad, es el responsable de la editorial Milena Caserola. El stand del Ministerio del Libro (Cortesía E.L) Todo es un juego pero las políticas de las que hablan, sin embargo, no son un chiste, son una demanda. La primera -eso lo suscribiría todo el sector- es bajar el precio del papel cuando se lo destine a hacer libros. Es un tema que se viene calentando desde hace tiempo. ¿Está linda la Feria? Sí, está linda. Está linda con el amor de los que la hacen, editorial por editorial. Con los termos de mate por todos lados. Con los títulos más exquisitos -Galería de copias, de la artista plástica Leticia Obeid, Conversaciones entre Jesús, Jehová y Hitler, del artista León Ferrari, Badenheim 1939, ese libro de Aharon Appelfeld que empieza con judíos ricos de veraneo, los rumores de un tren que los llevaría a Polonia y un comentario que da escalofríos: “Parece que este año será muy alegre”. "Democracia", un panel de la editorial Siglo XXI (Cortesía Siglo XXI) Así está la Feria. Así y con quienes hacen libros para las escuelas atragantados por la suspensión de las compras del Estado. “Perdimos un millón y medio de libros”, cuenta una. Que, impotente, trata de mostrar las transparencia del proceso: “Todas las editoriales que hacemos texto para escuelas, que somos 16, vendíamos, no se elegía a una sola”, dice. Y dice que desde la Secretaría de Cultura les habían confirmado la compra, “sólo me dijeron que estaba demorada”. Que el único municipio que compró fue La Matanza. Y que para una familia es imposible pagarles a los chicos esos libros. Uno de Lengua y Literatura, por ejemplo, sale al público 18.750 pesos. Y el Estado lo compraba a 5.500. ¿Cómo está la Feria? “Ahorrativa”, dice esta editora. No faltan, claro, las editoriales grandes. En Penguin Random House, entre los muchísimos libros, hay bibliotecas donde se destacan los nombres de Claudia Piñeiro y Eduardo Sacheri, dos de sus escritores más vendidos. También hay algún libro del francés David Foenkinos -una de las pocas figuras extranjeras de este año- y otro del chileno Roberto Ampuero exhibidos con mayor visibilidad. "Lo viste en TikTok": una forma de exhibir los libros. En editorial Planeta una pila de ejemplares espera a la best seller Florencia Bonelli y en una pantalla rotan autores como Almudena Grandes, Aurora Venturini y Leopoldo Marechal. Entre los exhibidores de la editorial que publicará el último de Javier Milei hay algo que llama la atención. Así como se pone “Policiales”, “Juvenil” o “Literatura argentina” aquí dice “Lo viste en TikTok”. La red social de los jóvenes es argumento de venta para libros de Gabriel Rolón y las juveniles Alice Kellen y Colleen Hoover. ¿A quién le hablan? A esos muchísimos adolescentes que desde año copan la feria, llenan salas, inundan los stands donde se venden las sagas y los libros que siguen. ¿Los lectores del futuro? Bueno, por lo pronto los de este presente en que está por empezar otra edición de la Feria del Libro de Buenos Aires. ¿Está linda? Si te gusta el olor de los libros, si te interesa sorprenderte con títulos que no habías visto, si estás dispuesto a encontrar cosas que no habías ido a buscar.. sí, está linda. No autista: es la Feria del país donde está. Por eso vamos. (Fotos Maximiliano Luna)

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