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  • Dalia Gutmann, a punto de llevar su humor a España: por qué se ríe de su cuerpo y la historia desconocida de su padre en la AMIA

    » Clarin

    Fecha: 19/04/2024 08:14

    El 18 de julio de 1994, en el atentado terrorista a la AMIA, Ramón Gutmann, el padre de Dalia, quedó sepultado entre los escombros del edificio donde trabajaba, en la Asociación Mutual Israelita Argentina. Lo encontraron con vida casi dos horas después, lo internaron y volvió a casa. Tiempo después, él escribió un documento de cómo se sintió disparado "desde la silla hacia la pared" y cómo aterrizó en caída libre desde el cuarto hasta el segundo piso, cuando dos vigas frenaron su cuerpo. En medio del desastre le hizo dos bromas a su compañero de oficina Javier. "No te vayas de joda por ahí con los dólares que te di para pagar la tarjeta". Javier se rió. De esa gracia aún en la adversidad viene Dalia, 46 años, standapera de pura cepa, reina del enojo con sí misma, la argentina que en un mes plantará la bandera de su alegría en España. "Sé que el delirio y la forma medio loca que tengo viene de haber vivido con ese hombre particular", deduce. Ramón murió en 2016. Reviviéndolo, Dalia se explica mucho de su forma de pensar, sentir, actuar. "De él heredé el hacer reír, pero siento que como mi papá no tenía al teatro y tenía muchas ideas en la cabeza, no podía sacarlas en el lugar adecuado. No terminaba de canalizar". Un día papá Ramón le preguntó sin vueltas:"¿No tenés miedo de volverte loca?". Dalia usó toda esa seguridad y esa certeza de la que muchas veces carecía, para tranquilizarlo. "No tengo miedo porque tengo al teatro". Anda "nerviosa, con ganas de llorar, mal dormida". A la emoción de lo que será su primera vez en teatro en España en mayo, se suma el rally local con su espectáculo Tengo cosas para hacer, y la presentación de su documental en el BAFICI, el 21 y 25 de abril, Stand up a lo argentino. Dalia cuando era bebé. Caótica es la etiqueta que más repite sobre sí. "Si no llego tarde, llego sufriendo. Todo mal organizado. Es como un homenaje en vida a mi viejo, que toda la vida fue así. Toda la vida escuché: '¡Es una carrera contra el reloj!'. 'Hoy es el día D y no llego'. Me crié así y así soy todo el tiempo", se ríe y lanza una confesión: "Me di cuenta hace un par de años que tengo que actuar todas las semanas para mantener la salud mental. Nunca le entré al mundo de la medicación". -¿La actuación como forma de equilibrio, casi un antidepresivo, una forma de salud mental? -Lo de la medicación lo digo un poco en chiste, pero es cierto que encontrar un buen chiste sobre algo que duele es tremendamente catártico y sanador. Entendí que haciendo ciertas cosas voy zafando de caer en ciertos estados. Actuar es algo que se volvió adictivo, porque hacer humor es escuchar risas y eso me hace bien. -¿Cuál es tu mayor fuente de inspiración cuando te sentás a escribir un monólogo? -Creo que mi mayor fuente es lo que me hace sufrir y lo que no puedo resolver. Por ejemplo, con esto del caos que es mi vida, hablo todo el show de vivir en el caos. Si bien todos sufrimos, hay gente que es mucho más prolija para vivir. Ordenada, metódica, hace deporte. Me fascina la gente que puede vivir así y lo sostiene y en general me río mucho de ellos, pero porque los envidio. Dalia Gutmann y su marido Sebastián Wainraich. -Ahora escribís en Clarín tu columna "Sobremesa de mujeres". ¿Lo que hablamos las mujeres es tan distinto de lo que hablan los hombres? -Sí. Empecé a hacer comedia más o menos a principios de 2000, y cuando arranqué a hablar sobre todo de temas de mujeres me di cuenta de que sí tenemos un montón de características. Si bien ahora de los roles han cambiado un montón en los últimos años y ya no son tan estancos como cuando yo era chica, tenemos una dinámica distinta entre mujeres. Cómo circula la conversación, la cantidad de ventanas que se abren, la dificultad para cerrar los temas. Me parece apasionante cómo somos las mujeres y, aparte, esa especie de terapeuta que tenemos adentro, que quiere analizar la vida de todo el mundo. Es catártico sentir que hay cosas que nos pasan a todas. -¿Existe un humor femenino y uno masculino? -Muchas mujeres me van a detestar, pero creo que que sí. Me parece que hay un humor del mundo de las mujeres. Después, ser gracioso es otra cosa. ¿Viste eso que nos querían hacer creer en otro siglo de que los hombres son graciosos y las mujeres no son graciosas? En ese sentido ahí sí creo que hay personas graciosas. Hay mujeres muy graciosas y hombres muy graciosos. Hay algo que tiene que ver con la experiencia de pasar por este mundo siendo y percibiéndote mujer y la experiencia de pasar por este mundo siendo nombre. -¿Cómo funciona en vos la autocensura? ¿Era de la cancelación te ponés un freno, pensás dos veces ates de soltar algo, o sos de las valientes que prefieren pedir perdón que permiso? -Me pasa todo, porque por un lado soy muy mandada y después me agarra mi super yo, que es enorme, y me pregunto. ¿Qué hiciste? ¿Qué dijiste? ¿Por qué dijiste eso? Esa es un poco la historia de mi vida también. Ya me acostumbré a vivir con esa historia interna mía de 'hacelo' y después '¿Cómo hiciste eso?'... Creo que como estoy bastante acostumbrada a hablar de mí, y no estoy hablando desde todas las mujeres, dejo en claro que a mí me pasa esto y sufro con esto. Entonces nadie me puede venir a censurar lo que yo siento. Dalia Gutmann de niña, junto a su hermano Tato. -Algunos humoristas presos de la época se van al extremo del corset, de tener total reparo en la ofensa... -Y sí, hay un montón de gente muy susceptible y somos cambiantes y yo hago humor también sobre ser muy cambiante. Hay cosas que tal vez un día me parecen un horror y al otro me causan mucha gracia. Lo hablaba con mi hijo el otro día: "Mami, ¿viste que hay días en que te causa mucha gracia algo y al otro eso mismo no te causa nada de gracia?". -Vos misma remarcás siempre como característica propia la contradicción. ¿Qué grandes dualidades tenés? -Querer estar tranquila y a la vez querer producir todo el tiempo. Que no me importe el aspecto físico y a la vez verme y me quiero morir. O la maternidad, que es la gran contradicción de la vida. Un vínculo de por vida, la persona a la que más amás y la más importante y sin embargo decís a veces. "¡Váyanse todos y déjenme sola un rato! Entiendo que haya personas a las que no les pase, pero me parece muy difícil siendo madre que a veces no soportes o no o necesitás irte tres días. Me parece sano que uno no banque lo que ama. Creo que todo el tiempo estamos en contradicción. Filosofando un poco, tenemos mente, pero también tenemos cuerpo y emoción. Entonces, hay como una pelea que a veces se genera entre lo que piensa tu cabeza y lo que sentís. El humor es la contracción. "El humor es la contracción", dice Dalia. (Foto: Fernando de la Orden) -No se opina del cuerpo del otro es una máxima muy escuchada estos días. ¿Cómo manejás eso teniendo en cuenta que tu humor hacer mucha referencia a tu cuerpo? -Es un poco lo que decía antes: ¿Cómo alguien va a venir a decirme qué puedo hablar y que no puedo hablar sobre mí? Me parece muchísimo. Todos tenemos un cuerpo, todos tenemos un vínculo con nuestro cuerpo, ni hablar las mujeres que tenemos una convivencia con nuestros cuerpos tan cambiante, un día estás contenta, otro día te sentís la peor. Entonces, si hago humor sobre esto, no sé, quizás quede vieja, pero lo sigo haciendo. Obviamente cambió la forma en que hablo del tema. Pero hacernos las superadas como que todas amamos y aceptamos nuestro cuerpo es mentir. -Una vez que escribís tus monólogos, ¿"probás" domésticamente lo que escribís frente tu pareja (Sebastián Wainraich) como primer público? -No. Si bien nos dedicamos a lo mismo, hace un par de años aprendí que no sé si es la persona más adecuada para eso. Yo tengo una manera como muy intensa de hacer humor y él una cosa más tranquila, más moderada. Entonces, no sé si es mi público ideal para probar las cosas. Porque quizás él a veces quiere calmarme, oque baje un cambio, y a mí me gusta ser lo más auténtica posible. Viajes al Conurbano, vuelos de cabotaje, vuelos transocéanicos. La agenda frenética de Dalia tiene hoy un fascinante punteo en Google Maps que la lleva por barrios, ciudades, continentes. El viernes 19 de abril actuará en Morón, el 20 en Canning, el 26 en San Justo, el 27 en Banfield... Desde el 3 de mayo abrirá el telón en España (Barcelona, Madrid, Mallorca, Valencia, La Coruña y Málaga). Después de 15 días de aventura europea, aterrizará el 29 de mayo en el Maipo. En su casa, antes de viajar a España. (Foto: Fernando de la Orden). -¿Y si España adopta su humor, sería capaz de irse? Hasta hace tres meses te hubiera dicho "ni en pedo, de Argentina no me mueve nadie". Ahora algo raro me está pasando. Amo mi país, pero irme no me parece descabellado". Madre de dos (Kiara y Federico) convertida en "mujer Uber" que reparte el tiempo entre su profesión y esa etapa de corridas y traslados con sus hijos adolescentes, Dalia no quiere anticiparse al "nido vacío" que enfrentará en un par de años: "Tal vez te pasás los primeros 15 años quejándote de que sos un remis y después pensás 'eso era la felicidad y no me di cuenta'".

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