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  • El plan antiinflacionario de Milei

    » La Capital

    Fecha: 17/04/2024 10:11

    Una lectura crítica del rumbo adoptado por el gobierno nacional, que hace eje en el fuerte golpe que sufren los sectores productivos y los trabajadores En marzo, la inflación marcó una clara desaceleración comparativa a los meses previos y el gobierno estalló de alegría, pero esta algarabía oficialista oculta el origen perjudicial de dicha desinflación: la profunda recesión que opera en el sector industrial. El camino trazado por la dirigencia libertaria entorpece la producción local, arrastra a la mayoría de los los indicadores productivos al rojo, acicatea un crecimiento exponencial del desempleo y golpea fuerte tanto a empresas industriales, pymes y consumidores. El freno a la obra pública, los despidos masivos e indiscriminados en el Estado, las no homologaciones a los acuerdos paritarios privados, el incremento desproporcionado en las tarifas y la carencia de un plan productivo ponen en tensión a toda la producción industrial y sus trabajadores. Los números que el Centro de Economía Política (Cepa) presenta son más que elocuentes y exhiben una merma del 9,9% interanual en el mes de febrero solo por las manufacturas -número que solo es superado por la pandemia y la crisis del gobierno de Cambiemos-. Al interior del rubro, el derrumbe interanual es aún más fuerte en aquellas ramas que mayor empleo generan. Embed Sin repetir y sin soplar, aquí están los números de la recesión inducida: Maquinarias y equipos, -33,6%; Otros equipos e instrumentos, -32,6%; Muebles colchones y otros, -29,5%; Industrias metálicas básicas, -23,1%; Productos minerales no metálicos,-18,6%; Prendas de vestir, cuero y Calzado, -13,2%; Vehículos automotores y otros, -12,2%, Textiles; -9,1, Productos de Metal,-8,1%; Caucho y plásticos, -8%; Madera, papel edición e impresos,-5,3%; Alimentos y bebidas,-1,8%; Refinación de petróleo, -1,4%;Químicos;-09%, Otros equipo de transporte, -0,4. El brutal derrumbe de la actividad es la consecuencia lógica de un retiro brutal de estado de la vida productiva con el único objetivo de asegurar el repago de obligaciones financieras con el exterior. El incremento en el precio de los bonos, la disminución de riesgo país o el festival bursátil contemporáneo son indicadores claros de un ajuste fiscal y monetario que privilegia al entramado especulativo por sobre la economía real. No es casual que el único gasto estatal que crece, sean los servicios de deuda pública. Continuando con la información brindada por Cepa en lo atinente a la ejecución presupuestaria de la administración pública nacional se puede observar como los servicios sociales se derrumban un 33%, los servicios económicos un 64%, los gastos en seguridad y defensa un 24%, el incentivo docente en un estrepitoso 79%, las erogaciones en la provisión de infraestructura y equipamiento un 98,9%. El rojo en el gasto real del gobierno es total. Hace horas se conoció la decisión de la ex empresa Drean, fruto de la caída de ventas, de despedir 200 trabajadores de su planta ubicada en Córdoba, este mero ejemplo es parte del trazo dibujado para muchas otras grandes, pequeñas y medianas empresas donde las consecuencias del rumbo tomado por el equipo económica impactan profundamente en todo el entramado productivo y amenaza a que este tipo de noticas se multiplique y diversifique en toda la cadena industrial. Pero el ajuste no es sólo fiscal , sino también monetario, donde quizá el hecho más sobresaliente sea la decisión del Banco Central de mantener su política de tasas bajas buscando un objetivo doble, eliminar el déficit cuasifiscal y en ese camino erosionar los ahorros de aquellos sectores que aún conservan excedentes en pesos. Es decir, que la tasa de interés que recibe un ahorrista que decida constituir un fondo en cualquier entidad bancaria va a ser continuamente superada por la inflación trayendo como consecuencia la licuación del ahorro. Desde el gobierno indican que las penurias de empresarios y trabajadores valdrán la pena pero si se afina la observación de los cuatro motores del crecimiento económico -el consumo público, el consumo privado, la inversión y las exportaciones- solo las últimas tienen perspectivas de crecimiento. EL gasto público queda descartado por la narrativa oficial, para los salarios el ministro de economía reconoció mantenerlos con cepo al crecimiento, cuestión que impacta de lleno en el consumo privado y en torno a las inversiones estas no tendrán mucha motivación en una economía con un mercado que se achica de forma progresiva. Si bien las exportaciones pueden proveer divisas a una economía en desfalco, se concentran, en su gran mayoría, en el clásico entramado agroindustrial. Ese nivel de divisas no puede sostener ningún despegue de la economía ni menos aún un incremento, legítimo y por demás necesario, de los salarios. Al no involucrarse el Estado nacional en un plan productivo que habilite nuevas salidas exportadores que involucren una mayor agregación de valor - y de trabajo- la restricción externa esta destinada a reaparecer y solo puede ser sostenida por el desempleo y la marginalidad de vastos espacios sociales. El ajuste libertario solo tiene de originalidad la exageración de sus intérpretes pero no deja de repetir los esquemas clásicos. Las correcciones económicas resultaban ineludibles dado el estado de situación nacional, pero el mismo debería marcar una senda expansiva, que impulse la producción y el empleo con destinos locales e internacionales y no la recesión para oxigenar presupuestos que tarde o temprano volverán a saturarse.

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