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  • Entrerriano, federal, valiente, político y periodista insobornable Se llamaba Francisco Felipe Fernández

    Chajari » Chajari al dia

    Fecha: 31/12/2025 12:08

    La historia oficial no lo tuvo en cuenta, aunque su obra no es para dejar de lado. Se trata de Francisco Felipe Fernández, dramaturgo, poeta y periodista político de la época de la Confederación. Nació en Paraná el 1º de mayo de 1842. Tuvo excelente educación, habida cuenta que fue alumnos del Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, creado por Justo José de Urquiza en 1849 y fue el primero en el país de carácter laico y gratuito. En esa época estudiaban en la misma institución Martín Ruiz Moreno, Olegario Víctor Andrade, Julio Argentino Roca entre otros que más tarde fueron personalidades en la historia argentina. Fernández fue conocido por el seudónimo Francisquillo, y con él firma el himno del Colegio. No solamente escribía, sino que además era un hombre de armas. En 1857 ingresó al Ejército de la Confederación. Fue parte de la batalla de Cepeda (23 de octubre de 1859) y también de la de Pavón (17 de septiembre de 1861). Por otra parte, fue prefecto y profesor de Filosofía en el Colegio de Concepción del Uruguay. De 1862 a 1864 trabajó como secretario privado de Urquiza, quien era gobernador en ese momento. En esos años y a la par, junto a Olegario Victor Andrade, oficiaba de periodista en El Pueblo Entrerriano de Gualeguaychú. Su primera obra teatral fue El ángel bueno y el ángel malo, que fuera estrenada en 1864 por la compañía española de Joaquín Argüelles. Le siguió Sol de mayo, evocación escénica de las jornadas de 1810. Fernández se sintió tocado íntimamente por lo que vivía Paysandú entre diciembre de 1863 y los primeros días de 1864. La tercera defensa de la ciudad uruguaya comandada Leandro Gómez y el entrerriano Lucas Piris, era vencida por las fuerzas portuguesas apoyadas por orientales y porteños. Mientras esto sucedía, Fernández se indignaba ante la pasividad de Urquiza, quien no prestó ayuda a los sanduceros, a pesar que uno de sus hijos participaba de la defensa y no pocos entrerrianos le pedían actuar en favor de los bravos orientales. Fue entonces que nació su obra La Triple Alianza. Se dice que, puesta en escena, fue bajada de cartel por orden del propio Urquiza, aunque esto no puede ser comprobado. Pasaron tres años y sucedió lo mismo con su novela Clorinda. Las referencias políticas impidieron que se la publique. Todo esto hizo que la relación de Fernández con Urquiza se fracturara irremediablemente, al punto que en 1868 Fernández se puso bajo las órdenes de Ricardo López Jordán. Se intentaba concretar la revolución federal, lo que finalmente fue imposible. Fernández redactó una proclama en la que calificó a la alianza con el imperio brasileño de ignominiosa, insensata y traidora y afirmaba que Urquiza, desde Pavón, confraternizaba con los enemigos de la patria para venderle su porvenir, engañar como a niños las esperanzas de los pueblos, de sus amigos, de sus viejos veteranos, a quienes le debería cuanto era, se indica en el trabajo Los malditos de Juan Carlos Jara. Tras esto, Fernández, por decisión de Urquiza, perdió su puesto en la Legislatura, pero siguió su lucha escribiendo a favor de los federales disidentes. El 11 de abril de 1870 se concretó un levantamiento jordanista. Fernández había preparado el terreno desde un medio que creara y al que llamó Obrero Nacional. Muerto Urquiza y designado López Jordán gobernador provisorio de la provincia, Fernández pasó a desempeñarse como secretario del caudillo. Al mismo tiempo tomó las armas para repeler la invasión de las fuerzas enviadas desde Buenos Aires por Sarmiento. Luego de la derrota jordanista de Ñaembé (26 de enero de 1871) se exilió en Salto (Uruguay) y allí realizó trabajos en el periodismo y escribió una obra teatral a la que llamó Solané. Por esta obra, Ricardo Rojas afirmó que Fernández fue el primero que llevó al gaucho a la acción dramática y dialogada. Más tarde emigró a Paraguay donde también trabajó en el periodismo, publicó una novela titulada Zaida y escribió la letra del Himno Nacional de Paraguay. Vuelve a emigrar; en esta oportunidad a Paysandú. Muchos años después, en nota publicada en Caras y Caretas, el entrerriano dijo: Ahora la política es una especie de Bolsa de Negocios, mientras que en mi tiempo, tener ideas equivalía a perder dinero. Se radicó en Buenos Aires tras el último intento revolucionario jordanista. Escribió siempre y trabajó en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Fue además inspector de enseñanza secundaria en Buenos Aires. Fue secretario de la Academia Argentina de Ciencias y Letras. Falleció el 22 de diciembre de 1922. Pocos se acuerdan de él.

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