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» TN
Fecha: 31/12/2025 10:35
Lionel Scaloni sorprendió fuera de las canchas y mostró su costado más competitivo en un escenario inesperado: una pista de karting indoor en Rosario, el mismo ámbito en el que Franco Colapinto dio sus primeros pasos antes de llegar a la élite del automovilismo. Lejos de los flashes y con perfil bajo, el entrenador de la Selección argentina se calzó el casco, ganó las dos carreras que disputó y quedó a apenas seis décimas de ingresar al top ten histórico del circuito. Leé también: La historia desconocida del árbol genealógico de Lionel Scaloni: de Italia a la Argentina para ser campeón La historia la contó César, dueño del lugar, quien relató cómo se dio la visita, que terminó convirtiéndose en una anécdota inolvidable. Todo comenzó con una reserva común y corriente. Me llamó Mauro (su hermano) por teléfono para pedir turno, como cualquier cliente. Me dijo que era para los hijos y los sobrinos, nada raro, explicó. Recién al tomar los datos completos, César empezó a sospechar. El número tenía característica de afuera y, tras atar algunos cabos, confirmó lo que imaginaba: se trataba de la familia Scaloni. Sin embargo, la sorpresa mayor llegaría minutos después. Scaloni apareció a último momento, clasificó primero y ganó las dos carreras Mauro llegó primero con los chicos y avisó que Lionel llegaría más tarde. Cuando le tocó el turno al grupo, y apenas dos minutos antes de salir a pista, apareció el DT campeón del mundo. Entró sonriendo, se acercó, me saludó y me dio la mano. Como a todos, le dimos la charla de seguridad y largaron, recordó César. En la pista, Scaloni mostró que algo sabía. Clasificó primero y ganó las dos carreras. En una de ellas protagonizó una maniobra que llamó la atención de todos: una tijera perfecta para superar a su propio hijo. César contó: Se notaba que tenía noción: hacía bien los radios de giro, frenaba donde tenía que frenar. Ganó en buena ley. Tras la primera carrera, hubo revancha inmediata. El resultado fue el mismo: triunfo del DT. Como marca la tradición del lugar, al ganador de la segunda competencia se le entrega una planilla con todos los tiempos y un pequeño trofeo. Y ahí llegó otra escena que pintó de cuerpo entero al entrenador. Quiero ganar todo: la anécdota de Scaloni que pintó su espíritu competitivo Le doy el trofeo, era chiquito, de unos 15 centímetros, y le digo en broma: ¿Lo querés igual?. Y me respondió: Sí, quiero todo. Grande, chico, todo. Quiero ganar todo, relató. El tiempo también fue destacado: Scaloni marcó 25.500, quedando a solo seis décimas del top ten del circuito, cuyo último registro es de 24.900. Un dato que no pasó desapercibido para los habituales del lugar. Leé también: Preocupación por la salud de Roberto Carlos: debió ser operado por un problema en el corazón Cuando terminó la actividad, varios de los presentes reconocieron al DT y se acercaron a saludarlo. Se amontonaron unos 20 tipos, pero él fue uno por uno, habló con todos, siempre sonriente, muy humilde, cerró César. Una escena simple, lejos del fútbol profesional, que volvió a confirmar algo que atraviesa toda la era Scaloni: la competitividad, el hambre de gloria y las ganas de ganar, incluso arriba de un karting.
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