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Larroque » Surer
Fecha: 30/12/2025 22:24
Por Luis Evaristo Alem (*) Le pido a Dios que no permita olvidarme de dónde vengo, de la sencillez, de la humildad que en el campo nos criaron nuestros mayores, con muchas necesidades económicas, donde nunca nos faltó comida y amor, con eso uno puede salir parado en la vida. Si tiene amor, la posibilidad de crecer en familia, de tener un estudio y de tener buenos amigos, ir encontrando buenos maestros y buenos amigos en la vida, ese es el reconocimiento mayor. La mejor manera de comenzar este artículo es con la profundidad de las palabras de Roberto Alonso Romani. Un hombre que va dejando huellas profundas en la cultura entrerriana, en particular y nacional, en general. Encantado, respondió cuando sugerimos hacer la entrevista. Vivencias compartidas Y al comenzar a escribir este artículo lo hago cometiendo un error periodístico al hacer auto-referencia, centrar la atención en el emisor, pero es por un ratito, no más. Un ejercicio que no es de mi agrado pero que, en principio, por las propias vivencias del entrevistado, son en parte compartidas en mi familia y amigos, donde fui un privilegiado observador allá entre la segunda mitad de los 60 y luego los años 70. Tiempo en que mis hermanos me hicieron conocer, gracias a la gentileza de mis viejos que siempre le abrieron las puertas a nuestros amigos. Entre ellos a una persona con una humanidad tremenda, una humildad a flor de piel, austero, amigable, ocurrente, que, hoy casi llegando a sus 70 años, no ha cambiado en nada. Ese ser humano solo puede ser Roberto Alonso Romani. Ni ahí pensar que hoy estaría haciéndole une entrevista. En Larroque aún le dicen El Gringo o Robertito (junior de su padre Roberto), a quien recuerdo llegando con mis hermanos mayores Juancy y Ruly a la vieja casa del Correo de calle Caseros 232 de la, por entonces, Villa Larroque, con la guitarra, canciones y no paraban de cantar, mientras mi madre, Doña Lita, algo de comer les hacía. Siempre. Recuerdo del Gringo esa expresión adusta al cantar, cerrando los ojos, máxima concentración y esa melena típica de la época. Y también lo recuerdo en otra faceta: transpirado y colorado de cansancio con la camiseta de cuello redondo del equipo del Papi Fútbol que se llamaba Juventud Roja, un grupo que habían formado los más jóvenes del Club Central Larroque para competir en el veraniego y popular torneo. Ojo que con la pelota Roberto se las rebuscaba. Inimaginable pensar que su nombre hoy resonaría como un grande de la literatura, el canto y la cultura en general, con esa entrerrianía a flor de piel. Pero lo más importante es su palabra. Siempre generosa. Siembre presta. Con ese tono cansino, agradable, pero firme y convincente, donde parece va desglosando las palabras pétalo por pétalo. Su historia. Sus inicios. Sus inspiraciones. Su peregrinar en la cultura. Sus sueños. Su vida. Roberto Alonso Romani y sus comienzos: Con respecto a los inicios en la poesía y la canción, te recuerdo que yo viví en el campo hasta los 15 años y llegué a Larroque en el año 72, en el 70 y 71 en el secundario, en la Escuela de las Hermanas ´Franciscanas de Gante´, iba a caballo o en bicicleta hasta la ruta y allí tomaba el colectivo o hacía dedo. En mi casa ya había un ambiente propicio porque en la intimidad tanto mi papá como mi mamá cantaban y cantaban muy bien. Y ya con mis hermanas en aquel tiempo, con la escasez de elementos que teníamos, tarareábamos y decíamos alguna letra, algún tema conocido que llegaba a través de la radio. Pero cuando llego a Larroque ya tuve la oportunidad de compartir esas inclinaciones musicales, esos primeros pasitos artísticos con gente muy querida. Recuerdo hoy a Juancy y Ruly Alem, el querido y recordado ´Gordo´ Elena, Alicia Tolosa, Carlitos Taffarel, es decir una cantidad de gente muy querida, con la cual tuve la oportunidad de intercambiar experiencias, gente amada por mí, respetada, que los sigo encontrando en las vueltas de la vida. Recuerdo en el colegio formamos el ´Grupo vocal 3´ con Mini Pereyro y Juancy Alem, que nos dio muchísimas satisfacciones. Imitábamos a grupos vocales, como Supay, los Trovadores y nos daba muchísimo placer hacer arreglos al canto popular folclórico de nuestro país. Por ese tiempo también a Roberto se lo escuchó como la primera voz del Grupo Amistad, típica orquesta que animaba los bailes, principalmente en los clubes y escuelas rurales. Pensó que era un buen momento para su despegue musical, participando como solista en los principales festivales en nuestra provincia: Después de esa etapa ya comencé como solista, tuve la oportunidad de ir a los festivales más importantes que había en esa época, como el encuentro ´Entre Ríos de Folclore´ en Villaguay, como la ´Fiesta de la Chamarrita´ en Santa Elena, como el ´Encuentro Nacional e Internacional de Folclore´ de Chajarí. Fíjate vos, tuve las experiencias en Santa Elena y Villaguay, y después la vida me llevó a conducir esos festivales, de tal manera que volví a esos escenarios para presentar a jóvenes y artistas consagrados que me hacían recordar (fundamentalmente los jóvenes) a aquel jovencito que había llegado en la década del 70 a probar suerte también en estos festivales. Me han quedado amigos de aquel tiempo, así que cada vez que voy a esos pueblos los visito y nos abrazamos con mucha emoción. Inspiración -Tu primer escrito ¿qué fue? un poema, para una canción, una nota periodística? El poema y la canción surgieron juntos. A mí me gustaba escribir y después cuando fuimos a Larroque con Susana, mi hermana, comenzamos a estudiar con Amanda Lonardi, guitarra, con Juan Carlos Sartori, también estuvimos aprendiendo tonos y ritmos y tuve la oportunidad de empezar a componer los primeros temas. Después que pasaron algunos años, tiré todo. Me acuerdo una madrugada de invierno, dije, ¿qué escribía acá? Así que tiré todo y se acabaron todos esos primeros temas. Recién a fines de la década del 70 nacen los primeros temas que yo realicé. Y comenzó todo junto: la música, la poesía con la actividad periodística. Cuando llegué a Larroque en el 72 ya comencé a ser corresponsal del diario Noticias de Gualeguaychú y por esas cosas de la vida cuando regresé de la Universidad de La Plata fui a trabajar a ese diario mientras mi mamá seguía siendo la corresponsal en Larroque. Sueños y referentes -Cuales eran tus sueños cuando comenzaste a estudiar Comunicación en La Plata y si ya tenías referentes de la cultural? En La Plata fue una época difícil al comienzo, imaginate en los años 75, 76, 77, donde nos pegaron muchas veces, entraron a nuestra casa se llevaron las cosas, nos maltrataron fue tremenda, pero al mismo tiempo esos momentos difíciles me ayudaron para fortalecer amistades que aún tengo. Supe trabajar en muchos oficios porque mis padres no me podían pagar los estudios, así que estuve pintando casas, barriendo calles, siendo peón de albañil, cantidad de oficios, hasta que pude trabajar en lo mío tanto en Radio Universidad como en Radio Provincia y también en un medio periodístico de automovilismo deportivo que me dio la oportunidad de recorrer la provincia de Buenos Aires. Ya cuando estaba en segundo año como me quedaba un poquito de tiempo, entre el trabajo y la universidad, comencé a estudiar teatro, estudié música, estudié literatura, que me sirvieron toda la vida. Allí, ya cuando estaba en La Plata, tenía mis referentes culturales, los primeros que había llevado de Entre Ríos, lógicamente. Ya estaba la figura de Linares Cardoso, de Víctor Velázquez, después llegaron artistas como los hermanos Cuestas que difundieron la canción de Entre Ríos y todos esos referentes culturales se ampliaron luego con la llegada de Polo Martínez, Jorge Enrique Martí, Marcelino Román, gente que uno admiró siempre. Y yo sigo recordando sus vidas, recitando sus poemas, de tal manera que se fueron ampliando los referentes culturales ya que comencé a admirar a los investigadores como Echazarreta, como Atahualpa Yupanqui, como Marcelo Berbel, en la Patagonia, cantidad de gente que se empezó a comprometer con la investigación en nuestro país. Los pasos del periodista Roberto instalado en su provincia pudo no solo desarrollar sus conocimientos, sino también a compartirlos, como era de esperar de una persona con su generosidad. Cuando me recibo en La Plata, a los dos días renuncié a todos los trabajos que tenía y me vine a Entre Ríos. Quería vivir en Entre Ríos como fuera, si bien había varias puertas que golpeé, no se abrieron salvo la puerta del Diario Noticias de Guayhuaychú. Julito Majul que en aquel momento estaba al frente del diario con su padre y me ofreció trabajar. Comencé haciendo sociales y después, como Julio se iba a rendir sus últimas materias de abogado, quedé al frente en la parte artística del diario. Así que tuve una buena cantidad de experiencia, por ejemplo seguíamos el automovilismo deportivo, hacíamos un suplemento siguiendo la fórmula entrerriana, por supuesto, yo siguiendo a Pirincho Lonardi, que era nuestro gran candidato. Cubrimos el fútbol, los espectáculos artísticos, y bueno, durante varios meses también, cuando Julito no estaba en Gualeguaychú redacté las páginas editoriales también, que fueron los primeros compromisos con la palabra. Transmitir el pensamiento, transmitir la reflexión en las páginas de un editorial del diario. Momentos únicos -Ya se vislumbraban momentos importantes en su vida. Su carrera como periodista, comunicador y referente cultural. Pero él mismo sabe bien cuales son sus momentos importantes: Si tengo que hablar de momentos importantes, hay muchos, seguramente los ligados con la familia y los amigos. Esos son lo más importantes. Yo nunca me fui de los lugares donde viví, como dice Troilo: ´nunca me fui del barrio´, aunque físicamente mi corazón quedó un poco en ´La Olguita´, el lugar donde crecí, donde viví hasta los 15 años; en ´Santa Elena´, que era la estancia de mis mayores, con mis caballos, mis perros, todo lo que conforma la vida de un niño, de un joven en el campo. Así que estos fueron los momentos más importantes. Después vinieron reconocimientos y aplausos que agradecí de todo corazón, pero nunca llegaron a ser momentos tan importantes como aquellos de la niñez trabajando junto a mis padres a mis tíos, a mis abuelos Y tratando de entender algunos de los primeros interrogantes de la vida. El teatro y el gran maestro -Qué fue el teatro para vos? Y principalmente que fue el Padre Paoli Lovera para vos? La experiencia teatral en Larroque fue definitiva. Si bien tuve alguna en La Plata y posteriormente también hice teatro en el Encuentro Cultural de la Juventud en Gualeguay, la de Larroque fue insuperable. Y se dio cuando llegué, porque a la semana ya estaba integrando el Conjunto de Aficionados de Teatro Experimental (CATE) aquel proyecto cultural maravilloso de nuestro querido padre Alberto Paoli Lovera, que vivió gran parte de su vida en Larroque y allí murió y allí está sepultado en el ingreso al templo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Él me transmitió el amor por el teatro, por la literatura, por la música universal, junto a las Hermanas Franciscanas de Gante, que fueron fundamentales en mi formación y particularmente en el teatro, porque no era cuestión de hacer teatro, sino de aprender a los clásicos, leer teatro, para conocer las grandes expresiones del teatro universal y argentino. Y tuvimos también en la juventud, en nuestro paso por el Instituto Nuestra Señora el Perpetuo Socorro, la posibilidad de tener un conjunto estudiantil de teatro que dirigía nuestra querida Berta Tronco. Así que tuvimos la ocasión también en el colegio secundario de vivir las primeras experiencias teatrales que recibían de buen agrado las hermanas, que nos instaban siempre a estudiar música, a estudiar teatro, a estudiar folclore, la danza, todo les venía bien porque ellas decían que el joven se tiene que formar en todas las disciplinas y que en un pueblo chico igual había alternativas para esa formación integral. Y el gran desafío después vino en el año 74, justo el año que yo me recibía, que el padre Alberto Lovera y Teresita Luque de Benedetti, dos personas importantes en la historia cultural de Larroque, me invitaron para la fundación de la Escuela Parroquial de Arte Escénico (EPAE), que todavía funciona siendo una escuela municipal de arte escénico (EMAE), que formó a cantidades de chicos en el arte teatral. No todos ellos siguieron la actividad teatral, pero les quedó esa enseñanza que les ha sido útil en el lugar donde les toque desempeñar una profesión. El teatro reúne a todas las otras disciplinas artísticas, es el más completo de todas las disciplinas y a uno le sirve para desarrollarse con cierta propiedad, con cierta soltura, cómo hablar, cómo moverse, qué hacer con las manos, muchas cosas que a uno le sirven para toda la vida. Particularmente cuando estoy en un escenario, cuando estoy en un reportaje cuando estoy dictando una conferencia me acuerdo de todo aquello que me enseñaron a los 15, 20 años y que me sirvió para siempre. Grandes fuentes de inspiración -La entrerrianidad y el amor, son tus máximas fuentes de inspiración? Las fuentes de inspiración primeras efectivamente vinieron de los abuelos italianos y del padre de mi mamá que era vasco francés. Me encantaban, me asombraban y me entusiasmaban las historias que ellos contaban de sus pueblos natales. De cualquier manera, la mayoría de mis inspiraciones tuvieron que ver con la tierra nuestra, con la historia de Entre Ríos, con los hombres y mujeres que se destacaron en distintos tiempos, con nuestro paisaje tan profundo, con nuestros ríos, nuestros verdes, que los llevamos en el alma. Así que yo agradecí a Dios por tener esos abuelos, pero nunca tuve deseos de ir, ni a Francia ni a Italia, nunca estuvo en mí. Además, porque ellos no me decían que era bueno volver, quienes habían venido con una pobreza tremenda. Así que tengo recuerdos hermosos de sus pueblos, pero no nos alentaban a volver. Así fueron las primeras inspiraciones, las primeras experiencias del amor los primeros libros que leí y todo aquel momento de desesperación de esperanza de alegría que se van presentando en la vida. Primero componía algunos poemas libres, después escribí muchos sonetos, después volví otra vez a la poesía libre, también publiqué ensayos históricos, publiqué libros de relatos, investigaciones históricas y ensayos también como el que realicé sobre ´Emilio Beriso, labrador de la ternura´, o la investigación histórica sobre ´Bruno Alarcón, El tambor de San Martín´, por mencionar algunos de los libros que publiqué, llegando a 30 libros, de los cuales 13 son compartidos y el resto son propios, que he editado en Entre Ríos, en Santa Fe, en Buenos Aires y en otros lugares del país, donde se abrieron las puertas para poder publicar los primeros libros. En los últimos tiempos, como ya soy más conocido y visito muchos pueblos llevando espectáculos integrales con Hugo Mena, con Celestino Mena y Vicente Cúneo, se venden muchos libros y siempre a precio accesible, precio que establezco que es el precio que demandó el gasto para hacer el libro, para que la gente tenga la oportunidad de acceder a ellos sin que esto signifique un esfuerzo. Cuando vivía en el campo y tuve las primeras ideas, me acuerdo que en Larroque había una librería hermosa que se llamaba ´Senderos´ y siempre me fiaban. Yo lo iba pagando cuando podía y le pagué todos los libros al final del camino. Pero digo, tuvieron contemplación y yo no me olvido de eso. Por eso mis libros siempre son muy baratos y los llevo a todos los espectáculos, a las bibliotecas populares, a los centros de salud y por supuesto a todas las escuelas que se los dono de todo corazón. Romani, el reconocido -Los reconocimientos, que significan. He recibido en lo que respecta a la música, a la literatura, muchos reconocimientos en la provincia, en el país, pero siempre les contesto cuando alguien me pregunta sobre los reconocimientos, con algo que conversamos con mi hermana Patricia. Cuando empecé a recibir los primeros en mi carrera ella me preguntaba qué sentía cuando me entregaban un premio, un reconocimiento, y le decía: le pido a Dios que no me permita olvidarme de dónde vengo, de la sencillez, de la humildad que en el campo nos criaron nuestros mayores, con muchas necesidades económicas, donde nunca nos faltó comida y amor, con eso uno puede salir parado en la vida. Si tiene amor, la posibilidad de crecer en familia, de tener un estudio y de tener buenos amigos, ir encontrando buenos maestros y buenos amigos en la vida. Ese es el reconocimiento mayor. Yo tengo los amigos de la infancia, de la escuela del campo, todavía son mis amigos, como los del secundario, con quienes nos vemos asiduamente, con los compañeros de La Plata, después todos los amigos que me fue dando la función pública, la cultura. Estuve 20 años en la función pública y allí encontré a grandes maestros que me asesoraron y muchas personas que en los distintos pueblos me ayudaron a hacer una mejor gestión cultural. Y nunca, nunca dejé pasar por alto que son los pobres, los más necesitados, los que necesitan la atención, que podamos llegar con algún tallercito cultural y que le tendamos una mano para que se sientan importantes y se sientan protagonistas a pesar de las carencias materiales. Así que siempre fue ese intento y cuando recibí algún reconocimiento siempre pensé en ellos. Y se los dediqué a partir de mis mayores y del padre Paoli y de las hermanas Franciscanas de Gante, a todos los seres queridos, empezando por mi familia, que me ayudaron a ser una buena persona que me parece que es el mejor título que uno puede exponer. (*) Periodista de Larroque.
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