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  • Emiliano Stang: Sabíamos que podía pasar, así son las carreras

    Crespo » Paralelo 32

    Fecha: 30/12/2025 18:10

    Visitó Paralelo32 tras una final vibrante del TC2000 donde demostró lo que pesa en las pistas. Siendo puntero sufrió rotura de rueda, regresó a pista, remontó desde el último lugar al 4° y fue subcampeón de la temporada detrás de Matías Rossi, quien conquistó su 6° título Con apenas 20 años, Emiliano Stang cerró en Junín una temporada consagratoria en el TC2000. Fue su primer año como piloto oficial de Toyota, ganó cuatro carreras, llegó a la última fecha con chances de campeonato y confirmó que su apellido ya no es promesa, sino presente. En una charla profunda con Paralelo32, habla del año soñado, de la frustración que no fue, del sacrificio silencioso y de la cabeza fría que lo distingue al momento de ingresar a las pistas. A fin de año, cuando el ruido baja y el balance se impone, Emiliano Stang llega a nuestra redacción con la serenidad de quien lo dejó todo. No hay euforia exagerada ni dramatismo: hay análisis, perspectiva y una madurez que sorprende para su edad. Quizás ahí esté una de las claves de su gran 2025. Fue un año muy bueno, resume sin rodeos. Arrancamos ganando y fue mi primer año como piloto oficial de Toyota. Eso ya fue un paso enorme en mi carrera. Fuimos competitivos todo el año y llegamos a la última fecha con chances reales. Los números hablan solos: cuatro victorias, varios podios y protagonismo constante en once fechas. Si a principio de año me decían que iba a terminar así, firmaba sin dudarlo, reconoce. Claro que llegar con chances y no coronar deja una sensación agridulce. Faltó eso, capaz. Veníamos ganando y se rompió una goma muy temprano. Pero así son las carreras. El impacto de ganar de entrada La temporada empezó con un golpe sobre la mesa: victoria en la primera fecha. Para un piloto que el año anterior corría con un auto que apenas le permitía pelear por el top ten, el contraste fue brutal. Cambiar de equipo y ganar en la primera carrera fue increíble. Era la idea, pero no dejaba de ser inesperado. Las señales habían aparecido antes. En las pruebas de pretemporada, el Toyota ya mostraba potencial. El auto iba rápido, yo me adapté bien, y eso se notó enseguida. Ganamos la primera, la segunda, la cuarta carrera fue un inicio soñado. Un equipo, una estructura Stang se mueve cómodo en un entorno profesional y estructurado. La relación con el equipo es formal, enfocada exclusivamente en el trabajo. El grupo de WhatsApp es solo para información técnica. Tengo más trato con mi ingeniero, pero siempre hablando del auto. Esa forma metódica se replica en pista. Me gusta tener todo planificado. El equipo trabaja así: qué neumáticos usar, qué probar en cada entrenamiento. Después, obvio, el auto te va llevando, pero hay una base clara. Circuitos, cabeza y riesgo No todos los circuitos son iguales, y Emiliano lo tiene claro. Las pistas fáciles suelen ser las más difíciles para marcar diferencia. En las complicadas, si errás en una curva, podés recuperar en otra. Hay trazados donde el desafío es más mental que técnico. Cuando tenés pared o montaña cerca, sabés que un error te deja afuera. Eso pesa, sobre todo antes de subirte al auto. De Crespo al mundo El camino empezó temprano. A los dos años ya usaba casco; a los tres, su primer karting. Arrancó como un juego. A los cinco empecé a correr y todo fue muy relajado hasta que llegué al karting de Buenos Aires, al máximo nivel. Ahí dejó de ser solo diversión. La escuela tuvo que adaptarse a ese ritmo. Faltaba mucho al aula por las carreras, sobre todo cuando me fui a Europa. Tras un intento fallido por la Escuela Técnica, volvió a un esquema más flexible, un bachillerato donde era más fácil recuperar lo perdido en las ausencias. En la técnica, si te atrasás en los talleres, no recuperás. Lo que se gana y lo que se pierde La vida del piloto tiene su costo. Se pierden cumpleaños, fiestas familiares, casamientos. Incluso la recepción de mi novia coincidió con una carrera y no pude estar. No hay quejas: Está asumido. Sabemos que es así. La adolescencia, aun así, fue normal. Cuando no corro, hago vida común: amigos, salidas, todo normal. El domingo que pudo ser La última carrera del año lo tuvo todo. Stang largó adelante, venía cómodo y el campeonato empezaba a tomar forma. Hasta que una vibración lo alertó. Avisé por radio y en el frenaje se bloqueó todo. Ahí decís listo, se terminó. El automovilismo, sin embargo, siempre guarda giros inesperados. Un pace car le permitió cambiar la goma y volver a pista desde el último lugar. Incluso llegué a pensar que podía ganar de nuevo. El ritmo estaba. Pero después se complicó. Lejos de la frustración desmedida, apareció la templanza. Sabíamos que podía pasar. Yo venía de atrás en el campeonato. No fue una frustración tan grande, fue lo lógico. En esa carrera Emiliano definía con su compañero de equipo, Matías Rossi, cuál de los dos se quedaba con el campeonato. Finalmente Rossi fue el campeón 2025 y Emiliano quedó segundo a pocos puntos, tras una proeza para ser aplaudida de pie por sus seguidores. La cabeza, clave desde chico Esa capacidad para procesar lo que pasa no es casual. Desde los ocho años tengo psicóloga deportiva, cuenta (la misma que alguna vez tuvo Colapinto). Es fundamental para manejar situaciones así. No es una cuestión de fe. No soy muy creyente. Arriba del auto el control está en mis manos y en el trabajo con el equipo. Presente firme, futuro abierto El 2025 ya tiene una certeza: seguirá como piloto oficial de Toyota. Es un gran logro, sobre todo en un equipo que cambia mucho de pilotos. El resto está abierto. El automovilismo es muy incierto. Depende de muchos factores, sobre todo económicos. Ojalá pueda sumar otra categoría más, pero el presupuesto siempre es lo más difícil. A los 20 años, Emiliano Stang ya estuvo a punto de ganarle un campeonato a pilotos consagrados. No se apura en proyectarse a diez años. Prefiere el paso a paso. Hay que disfrutar el momento, seguir trabajando y entender que nada está garantizado. Tal vez ahí esté la mayor fortaleza de este joven piloto que este año ganó 4 carreras del TC2000 y tres de ellas fueron consecutivas: velocidad para ir al límite, y cabeza fría para entender el juego.

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