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  • La historia de Touba Niang, el boxeador senegalés que trabaja como mantero en Quilmes y viene de lograr un impactante nocaut

    » TN

    Fecha: 30/12/2025 15:42

    En Quilmes, entre puestos de vendedores ambulantes y el murmullo de la peatonal, hay un mantero que no se conforma con ganarse el pan día a día: sueña con ganar un cinturón dorado, levantarlo al cielo e inscribir su nombre como campeón del mundo. Se llama Touba Niang, nació en Senegal y su historia es un ejemplo de sacrificio, fe y determinación. Leé también: El pedido especial de Touba Niang tras fracturarle la mandíbula a su rival en una pelea de boxeo En los últimos días, su nombre estuvo en la portada de todos los medios tras un brutal nocaut ante Bazooka Chávez, a quien le fracturó la mandíbula. En lugar de festejar su triunfo dentro del ring, Niang se solidarizó con su colega y pidió ayuda para costear la operación. Perdón todos los videos que me pusieron para colaborar, borré todo. Solo quiero que el compañero se recupere bien y vuelva con su familia. Ayudémoslo y recemos por él, que salga la operación bien mañana, publicó Niang en sus redes, un gesto que trascendió lo deportivo. La historia de Touba Niang En un rincón de Claypole, donde Sergio Maravilla Martínez vivió durante 17 años, a metros de la cancha del Tambero, antes de este estrellato, el senegalés de 24 años le contó a TN su viaje a la Argentina y su sueño de ser campeón del mundo. Lo hizo en agosto, en el gimnasio Horizonte, bajo la tutela de su entrenador Daniel Salguero, en el ring principal y rodeado de jóvenes promesas del boxeo. Entre entrenamiento y guantes, Touba se gana el pan como mantero en la peatonal de Quilmes, vendiendo zapatillas, jeans y camperas. De sus 33 hermanos en Senegal a perseguir su sueño en Argentina Desde lejos, su familia en Senegal, de la que forman parte sus 33 hermanos, lo acompaña y lo alienta en cada pelea, pendiente de sus logros. Leé también: Renunció a ganar millones como petrolero para dedicarse al boxeo profesional: la historia de Mathias Domínguez De parte de mi mamá somos ocho. Allá un hombre puede tener hasta cuatro esposas, y él las tuvo. Así que entre todos somos 33 hermanos, contó con una sonrisa tímida. Creció entre el colegio, las tareas del campo, el cuidado de vacas y la siembra, pero siempre con un sueño inquieto: salir de su tierra para buscar una vida mejor. Ese sueño lo llevó a iniciar una travesía que hoy recuerda como dura, aunque a veces le arranca una sonrisa. Con apenas 15 años, dejó Senegal rumbo a Argentina, alentado por un vecino y por uno de sus hermanos, Abdul, radicado en el país desde 2011. Ambos le hablaban de un lugar diferente, lleno de oportunidades, y, de paso, le regalaron una camiseta de Boca que lo convirtió en hincha del Xeneize. Tres meses de viaje desde Senegal hasta Argentina y el comienzo de su nueva vida en Quilmes El viaje fue una odisea de tres meses. El único tramo en avión fue de Senegal a España. De ahí en adelante: barco, colectivos y caminatas nocturnas para evitar controles fronterizos. Leé también: Dai Viloni, campeona de fisicoculturismo: rutina estricta, alimentación saludable y el guiño a su papá Había que cruzar de noche porque éramos indocumentados. Caminamos varias noches enteras, cruzamos ríos en pequeñas embarcaciones y seguimos hasta llegar a Ecuador, Perú y finalmente Argentina, relató. Sus padres, al principio reacios, terminaron dándole su bendición y confiaron que su hijo encontraría ese destino que tanto anhelaba. En noviembre de 2015 pisó suelo argentino. No hablaba el idioma, no sabía decir ni hola ni los precios de lo que vendía. Con mil pesos en el bolsillo fue a Once, compró lentes y se instaló en Quilmes. Anotaba en un papel frases básicas para responder a los clientes y sonreía a todo, incluso a los insultos que no entendía. En la calle aprendí español, me hice amigos y conocí a gente que me ayudó mucho, recordó. De mantero a forjar su sueño Con el tiempo, el trabajo de mantero le dio estabilidad para retomar otro viejo anhelo: el boxeo. En Senegal no había gimnasios ni oportunidades para practicarlo; la lucha libre es el deporte más popular. En Argentina, Touba se calzó por primera vez los guantes y empezó a forjar una carrera. Este país me dio la chance de cumplir mi sueño. Estoy agradecido a la gente maravillosa que me apoyó siempre, desde el primer día, agregó. Mamba Negra: el apodo que mezcla las raíces y su carácter Su apodo, Mamba Negra, mezcla sus raíces y su carácter. La mamba negra es una serpiente africana temida por su veneno letal. Me gustó el nombre, y además mi papá me puso un nombre que significa algo parecido. La mamba es rápida, letal y yo quiero ser así en el ring, explicó con orgullo. Su pasión por Boca nació en Senegal y se mantiene intacta. Mi vecino me regaló la camiseta, y para ver un partido tenía que ir a su casa porque allá casi no había TV. Así conocí el club y me hice hincha, explicó. Quiero ser campeón del mundo Touba se entrena con un objetivo claro: ser campeón del mundo. Pero antes, deberá conquistar los títulos argentino y latino. Falta poco. Quiero que mis padres y toda mi familia allá sepan, que estoy luchando por lo que soñé desde chico, y que aguanten un poco más. Sé que están orgullosos. Cada pelea me llaman, rezan, aunque no les gusta que reciba golpes. En cada combate, Touba lleva consigo no solo el peso de los guantes, sino también las noches a la intemperie, los pasos por caminos prohibidos, la soledad de un joven lejos de su casa, de su familia y la esperanza de una vida mejor. Entre la manta de la peatonal y el ring, su historia es un recuerdo de que a veces los sueños viajan miles de kilómetros y que, con fe y trabajo, pueden llegar a la cima del mundo. Entrevista y texto: Nicolás Campolongo Video y fotos: Videolab TN

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