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  • La industria no ve el repunte que entusiasma al Gobierno

    Gualeguaychu » El Argentino

    Fecha: 30/12/2025 07:18

    Mientras el Gobierno proyecta un fuerte rebote de la actividad económica en 2026, los principales indicadores del sector industrial muestran un escenario mucho más cauteloso. Los datos de cierre de 2025 reflejan un desempeño negativo de la producción fabril y alimentan dudas sobre la solidez del crecimiento que anticipa la Casa Rosada. La actividad industrial registró una caída interanual cercana al 6% en noviembre y se mantiene alrededor de un 10% por debajo de los niveles de 2022 y 2023. Lejos de un fenómeno puntual, el retroceso consolida un estancamiento que preocupa a las empresas, especialmente por el deterioro de la cadena de pagos. Más de la mitad de las pymes reportan demoras en los cobros y más de un tercio admite dificultades para afrontar compromisos financieros. El contraste entre el optimismo oficial y la realidad fabril se explica, en parte, por el llamado arrastre estadístico. El crecimiento promedio de 2025 responde en gran medida al rebote de fines de 2024, mientras que durante la mayor parte del año la actividad avanzó de manera marginal. Así, la economía llega a 2026 con un impulso mucho más débil que el registrado un año antes. En el plano microeconómico, la apertura comercial y el atraso cambiario aparecen como factores críticos. Sectores como el metalúrgico advierten un fuerte aumento de las importaciones, especialmente de origen asiático, que erosiona la participación de la producción local en el mercado interno. La competencia externa, sumada al aumento de costos y a precios que no logran acompañar la inflación, afecta la rentabilidad y el empleo: en los últimos dos años se perdieron miles de puestos de trabajo industriales. El consumo tampoco ofrece señales claras de recuperación. Aunque la desaceleración inflacionaria alivió algunos rubros, el salario real sigue sin traccionar y el crédito es limitado. Las ventas minoristas no mostraron el repunte estacional esperado y se observa una reorientación del gasto hacia plataformas de comercio internacional, en detrimento de los comercios locales. A esto se suma un dato sensible: el crecimiento del endeudamiento de las familias. La morosidad bancaria alcanzó niveles máximos en más de una década, lo que sugiere que el consumo se sostiene cada vez más con crédito y menos con ingresos genuinos. De cara a 2026, el panorama que delinean los datos privados es el de una economía a dos velocidades. Mientras sectores como la minería y las finanzas exhiben dinamismo, la industria y el comercio continúan buscando un piso firme que, por ahora, no aparece.

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