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  • Los disparadores que impulsan a un cambio de trabajo como objetivo 2026

    » La Nacion

    Fecha: 30/12/2025 00:55

    En el trazado de metas propio de fin de año, suelen aparecer desafíos vinculados al empleo; se trata de decisiones que repercuten en las emociones, en la vida familiar y en el entorno social; pautas y advertencias de expertos - 10 minutos de lectura' El cambio de año suele aparecer como un momento bisagra para barajar y dar de nuevo. Es la época en la que toman forma próximos desafíos y objetivos. Cuando el proyecto nuevo viene de la mano de una transformación laboral los formatos son variados: la búsqueda motivacional, el salto al trabajo freelance o el giro de rubro de 180° son solo algunas opciones. Sea cual sea la razón, dar el paso repercute en las emociones, en la vida familiar y en el entorno social. Para el consultor Andrés Hatum, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), la reinvención laboral era hace un tiempo una rareza reservada para almas inquietas, en cambio hoy es supervivencia profesional. Vivimos en una época donde la identidad laboral está en crisis. Hay abogados que ya no quieren ser abogados, médicos que sueñan con pastelería o ingenieros que quieren sacar pasaje sin retorno al mundo freelance, plantea. Es el caso de Carina Etchegaray que planifica un 2026 alejado de su profesión original. Tras concluir su empleo en relación de dependencia, decidió enfocarse en el proyecto de abrir un estudio de yoga y pilates reformer, junto a su hija Paz Casademont, de 25 años. Soy periodista, trabajé durante más de 30 años en diferentes medios de comunicación y en agencias de prensa y relaciones públicas. Es mi vocación y fui muy feliz con ese trabajo, pero desde que empecé a practicar yoga, hace 10 años aproximadamente, descubrí un mundo nuevo, inmenso, señala. La decisión llegó después de hacer varios profesorados de yoga integral, además de yoga para niños y adolescentes, entre otros. Mi hija practica danza y deporte desde los 6 años, hizo gimnasia rítmica y fue instructora de esa disciplina, luego cursó el instructorado de pilates mat y reformer y actualmente estudia composición coreográfica en la Universidad Nacional de las Artes, cuenta. El fin de año la encuentra con un entusiasmo que contagia. El plus es que hacemos todo personalizado y es una empresa familiar que armamos con mucho esfuerzo y amor. Estamos muy ilusionadas en que en 2026 podamos consolidar la propuesta, afirma. Según Hatum, la reconversión laboral dejó de ser un lujo intelectual para convertirse en una necesidad. La gente quiere cambiar de trabajo porque está cansada, porque siente que su curva de aprendizaje ya se transformó en una línea recta sin signos vitales, porque la inflación emocional del trabajo ya no la sostiene o porque simplemente el excel no cierra, ni el económico ni el existencial, enumera. Y sostiene que hay una serie de preguntas recurrentes. ¿Seré relevante? ¿Alguien me querrá contratar? ¿Me dará el cerebro para algo distinto? ¿Y si salto y no hay red? El especialista señala que ahora lo novedoso es el contexto: un mundo corporativo más líquido y una vida personal que exige más presencia, más autenticidad y, sobre todo, más ingresos. La economía obliga y la tecnología corre más rápido que las carreras, dice. Sabina Alcarraz, psicóloga y psicoterapeuta, asegura que la reinvención laboral es un fenómeno que estuvo presente en su consultorio durante todo 2025, especialmente la idea de convertirse en un trabajador independiente para privilegiar la flexibilidad y el manejo propio de horarios. Esto es importante y muy significativo porque pude observarlo en distintas generaciones y en distintas edades, no solamente en los millennials o en la generación Z, sino también en gente mayor de 50 años, señala. Otros motivos que identificó fueron el aburrimiento y el estancamiento, además de los factores económicos. Una experiencia de este tipo es la que atravesó Daniela Lombardi, de 35 años, que durante muchos años tuvo un empleo estable en relación de dependencia. Entró a trabajar en una entidad bancaria cuando tenía 21, mientras estudiaba la licenciatura en Administración en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ingresé al banco como pasante y fui creciendo rápidamente dentro del área comercial. Con el tiempo ocupé posiciones de mayor responsabilidad, cuenta. Su trabajo le daba seguridad, sueldo fijo y previsibilidad. Sin embargo, con el tiempo, empecé a sentir una distancia cada vez más grande entre lo que hacía todos los días y la vida que quería construir, analiza. Paralelamente le dio forma a un proyecto de indumentaria deportiva que le devolvió algo que no sentía hacía mucho: sentido, motivación y orgullo. Entendí entonces que seguir en un lugar solo por seguridad también tiene un costo. Para mí, en ese momento, el mayor riesgo ya no era dejar, sino no hacer nada por intentarlo, dice. Romper con ideas arraigadas de éxito Daniela admite los claroscuros de su decisión y afirma que la experiencia es una verdadera montaña rusa con momentos de logros que la llenan de motivación y otros de frustración profunda. En lo social y familiar implicó romper con ideas muy arraigadas sobre el éxito, la estabilidad y lo correcto. No siempre fue fácil explicar que dejar un trabajo seguro no era una locura, sino una decisión consciente y pensada. Aun así, tuve y tengo una red de apoyo fundamental que son mi familia, mis amigas y mi pareja, indica. Para Carina tampoco fue sencillo salir de su zona de confort. Dar el paso desde la baldosa donde te sentís segura da miedo, genera angustia y ansiedad. Como fuimos madurando la idea desde hace un tiempo atrás, lo hicimos convencidas de que todo iba a salir bien. Claro que tenemos que tener paciencia porque recién arrancamos. Cuando nos bajoneamos, nos damos aliento una a la otra, señala sobre el proyecto con su hija. Siempre contamos con el apoyo de la familia y los amigos, que nos ayudaron a pintar, poner luces y a emprolijar el espacio. Nos alentaron y nos siguen alentando en que elegimos el camino correcto, agrega. Distinta es la situación de Lucas S., que entró hace tres años a una compañía de seguros y no encuentra desafíos en sus tareas cotidianas. Me pagan bien, trabajo una cantidad de horas razonables, me tratan bárbaro, pero no siento entusiasmo, es todo automático y me cansa. Ojalá pueda hacer algo que me despabile dentro de la misma empresa y si no, voy a tener que volar, pero me da ansiedad de solo pensarlo, reconoce. El cambio laboral está entre sus objetivos 2026, lo tiene claro, aunque las dudas lo asaltan cada vez que lo imagina. Ojalá no pase todo un año y volvamos a hablar y siga en el mismo lugar, dice con una media sonrisa. ¿Y si te va mal? Reinventarse en el plano del trabajo es para Hatum un proceso existencial antes que laboral: Representa admitir que uno no es la versión definitiva de sí mismo y que cambiar no significa fracasar, sino actualizar el software interno antes de quedar obsoleto. Suena lindo, claro, hasta que uno se da cuenta de que cambiar de trabajo implica pelear con los propios miedos, negociar con la familia y enfrentar al famoso: ¿y si te va mal?. A la vez, plantea que el entorno puede operar como motor o como ancla. En ese sentido, explica que hay familias que actúan como plataforma de lanzamiento y otras que no fomentan ningún movimiento. Reinventarse requiere energía emocional y, sobre todo, un margen de maniobra que no todas las personas tienen. Por eso, no es solo un desafío profesional: es una conversación íntima sobre quiénes somos y quiénes queremos ser, advierte. El profesor de la UTDT considera además que cambiar de trabajo hoy exige hacer lo que muchos prefirieron evitar durante años: Hay que actualizarse, capacitarse, entender qué habilidades importan, aceptar feedback sin ofenderse y construir redes de contacto sin que parezca desesperación. Sobre esta cuestión también reflexiona Mercedes Korin, asesora en vida laboral, especializada en cambios de ciclo. Coincide en que se trata de una decisión importante, sin embargo, sostiene que en la actualidad resulta más sencillo porque el aspiracional de quedarse en un mismo lugar toda la vida, que se leía como estabilidad, pasó a interpretarse como estancamiento. Balances y catarsis Hatum afirma que estos replanteos suceden con más frecuencia en esta época porque diciembre es el mes en el que los seres humanos hacen dos cosas: balances y catarsis. Es cuando nos damos cuenta de que seguimos en el mismo trabajo aunque juramos que lo dejábamos en marzo. Es el momento en que uno mira la agenda y dice: ¿cómo puede ser que hayan pasado 12 meses y yo siga posponiendo mi vida profesional?, reflexiona. Según su mirada, el fin de año funciona como un espejo incómodo: refleja tanto lo que hicimos como lo que evitamos. Y da un paso más: Hay una ficción colectiva que nos encanta: la de que el año próximo será distinto por arte de magia. Entonces empezamos a preguntarnos si la reinvención no será la única manera de que ese deseo se vuelva creíble. El cierre viene con cansancio acumulado. El inicio viene con aires de nuevas oportunidades. Y esto es lo suficientemente potente a nivel social como para ser un apalancador de deseo personal de cierre y de renovación en la vida laboral y en otros asuntos de la vida también, aporta Korin. Para Virginia Borrajo, directora de Talento y Cultura de Estudio Locht, especializado en recursos humanos, hay una cuestión que no debe pasarse por alto y es que, desde la pandemia, las personas comenzaron a ser más conscientes del impacto que su trabajo tiene en su salud mental. En ese sentido, señala que la carga excesiva, la sobreexigencia o la falta de tiempo para el plano personal pueden dañar el vínculo con el trabajo. Sin embargo, sostiene que la búsqueda de un empleo menos demandante no es sencilla en la dinámica actual de la Argentina. Y remarca que la mayoría de los puestos disponibles suelen ser críticos o de alto nivel de desarrollo de talento. La inteligencia artificial también empieza a ser un motivo de reconversión porque hay roles que se modifican o dejan de existir, aunque, por ahora lo observo sobre todo en la industria tecnológica, agrega Korin. En cuanto a lo generacional, la especialista identifica que hay más apertura a la reinvención tanto en jóvenes como en personas de mediana edad. Como denominador común veo algo vinculado con darse el permiso, dice. Y evalúa que la pandemia, con la conciencia de la finitud y de que todo puede cambiar de un día para el otro, habilitó la posibilidad de repensarse. Armar un esquema viable de trabajo, no idealizar el futuro y entender los verdaderos motivos que impulsan al cambio son algunas de las pautas que los expertos piden tener en cuenta antes de dar el paso. Saltar con red en el sentido amplio, ir hacia un proyecto posible y con acompañamiento del entorno. Para los que ya están decididos, el año que está por empezar se presenta como una página en blanco que los ilusiona y los moviliza con la creencia de que toda transformación puede ser para mejor.

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