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» Data Chaco
Fecha: 29/12/2025 13:24
Hay colectivos que se fundan con un acta y otros que se fundan con una ronda llena de saberes compartidos. Entretejidas pertenece a la segunda especie: nació a partir del gesto de no tirar, del impulso de transformar lo que parecía residuo en una poética del retazo. "Entretejidas es un festival de ideas, porque festejamos cada vez que nos encontramos", dice Anabella Oviedo, y el concepto de fiesta no aparece como adorno: funciona como método y también como declaración política en tiempos en que lo colectivo suele estar en riesgo. Anabella pasó por El Garage de Data junto a Luján Signoris, otra de las fundadoras del colectivo. "La colo" Oviedo es diseñadora y productora de indumentaria con un fuerte enfoque en moda circular y sustentable. Lidera UNO Ropa Circular y ha participado en iniciativas de diseño consciente que integran prácticas ecológicas y comunitarias. Luján, por su parte, es diseñadora gráfica y textil, docente y creadora chaqueña. Tiene trayectoria en identidad visual y proyectos de diseño, y desde hace años trabaja en el desarrollo de iniciativas colectivas y talleres sobre técnicas textiles, experimentación y diseño. El proyecto de Entretejidas comenzó como un laboratorio de experimentación y desborde. "En 2016 arrancamos con talleres-laboratorios donde empezamos a experimentar con técnicas, queríamos compartirlas y hacíamos encuentros para compartir". Aquellas primeras rondas de prueba fueron consolidando una identidad. Hoy, el calendario marca casi una década de trabajo sostenido y el nombre Entretejidas ya no refiere solo a personas: involucra procesos, territorios y una forma particular de estar en el mundo a través del textil. Uno de los hitos tempranos fue una intervención a gran escala. "Empezamos con las instalaciones textiles a gran escala para un cumpleaños de la ciudad de Resistencia, un 2 de febrero en la Casa de las Culturas", recuerda "la colo" Oviedo. El encargo tenía tema y raíz: "teníamos que trabajar el concepto de Yaicanguí, las tierras onduladas donde estamos establecidos". El desafío fue convertir este concepto qom en paisaje y trama. Ahí apareció el primer gran disparador: "incorporamos al territorio desde la textura, las formas". En esas piezas, el textil dejó de ser solo soporte y pasó a ser lectura del lugar. Pero nada está completamente bajo control en sus montajes, y eso no es un problema: es poética y hasta militancia. "La incertidumbre forma parte del proceso creativo y el momento de armar la instalación también es parte", dice Anabella. El montaje se vuelve prolongación del taller y la obra no termina de cerrarse hasta que se habita. La idea de centrarse en este tipo de creaciones tiene que ver con un aspecto clave pero generalmente ignorado de la vida cotidiana: "El textil nos atraviesa desde que nacemos y está continuamente en nuestras vidas, venimos al mundo envueltos en un trapo y nos vamos envueltos en otro". La reutilización de materiales no es una moda verde, sino un frente de trabajo complejo que Luján Signoris explica sin romantizar: "Trabajar con material fuera de circulación demanda mucha más producción que generar un producto con una materia prima desde cero". La lista de tareas es larga y poco glamorosa: "entre la recolección, cómo se lo procesa y tratar de que esa forma de procesar sea lo más simple y en el menor tiempo posible". Todo eso ocurre antes de que la obra siquiera comience a parecer obra. Las instalaciones no se construyen solas ni con un solo cuerpo. "La producción en escala también demanda cuerpos para generar las instalaciones", señala Luján, y pone en primer plano algo que suele quedar invisible: la dimensión física del trabajo. A la vez, subraya que la materia no lo es todo: "Hay una reflexión conceptual también desde la palabra, y empieza a aparecer la real poesía de Las Entretejidas en las obras". El espacio de talleres no funcionó solo como aula, sino como territorio de ensayo. "En esa exploración de los talleres compartimos saberes y también exploramos", cuenta Signoris. Cada técnica se empuja a sus bordes: "si alguien sabía crochet pensaba en cómo generar algo a mayor escala, buscamos manipular el textil fuera de la norma, buscar nuevas materialidades". El verbo clave es "fusionar": "Está bueno poder fusionar las técnicas y tener un espacio en el cual acompañarnos". Hay una conversación íntima que luego se vuelve coral. "La conversación que cada una tiene con el textil aporta luego a lo colectivo", dice Luján. Y cuando las instalaciones se despliegan, esa charla se amplía y sale de la sala de trabajo: "Las instalaciones que hacemos son conversaciones con otros". En esa extensión hacia el público, el textil deja de ser objeto para volverse vínculo. Entretejidas no solo reutiliza materiales: reutiliza sentidos, reorganiza ideas, repara y desarma la lógica de lo descartable. Lo hace con retazos, con cuerpo y con territorios donde la incertidumbre no paraliza, sino que habilita la próxima puntada.
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