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» Comercio y Justicia
Fecha: 29/12/2025 05:35
En un giro previsible para quienes siguen la ideología libertaria de Javier Milei, Argentina votó en contra de una resolución de la ONU que elogia a las cooperativas como pilares del desarrollo social y económico. Aprobada por 179 países el 15 de diciembre, la medida insta a los gobiernos a apoyar presupuestariamente estas entidades para combatir la pobreza y fomentar la inclusión de mujeres, jóvenes y pueblos indígenas. Sin embargo, el gobierno argentino se alineó con Estados Unidos e Israel, rechazándola por su supuesto colectivismo socialista. Esta postura no sorprende: Milei ve en las cooperativas un símbolo del estatismo que aborrece, sin argumentos económicos sólidos. Propone eliminar la enseñanza obligatoria sobre cooperativismo en escuelas (Ley 26.206 y decreto 1.171/2003) y gravar con impuesto a las ganancias a entidades sin fines de lucro, mientras exonera a grandes corporaciones y activos financieros. Es un golpe directo a un sector histórico en Argentina, con más de 15.000 cooperativas activas, 18 millones de asociados y 316.000 empleos formales. Estas organizaciones han sido clave en el interior del país, proveyendo energía, agua, internet, créditos accesibles y servicios de salud, acortando brechas en regiones postergadas. El impacto es profundo: en un contexto de desregulación (como el DNU 70/2023), cooperativas como la yerbatera Andresito en Misiones enfrentan crisis financieras, con suspensiones de pagos y competencia desleal. Históricamente, resistieron dictaduras y promovieron democracia participativa, encarnando una economía solidaria que prioriza a las personas sobre el lucro individualista. El intelectual Miguel Julio Rodríguez Villafañe lamenta esta actitud preocupante, contraria a la tradición nacional y al mensaje del Papa Francisco, quien ve en el cooperativismo una economía sanadora inclusiva. En tiempos de recesión, atacar este modelo no sólo ignora su capacidad de integración representan a 1.200 millones globalmente vía la ACI, presidida por el argentino Ariel Guarco, sino que profundiza desigualdades. ¿El resultado? Una Argentina más fragmentada, donde la solidaridad cede ante el sálvese quien pueda.
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