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» LM Neuquen
Fecha: 29/12/2025 03:41
Un repaso por los principales hechos políticos del 2025 que explican cómo el gobernador neuquino y el presidente cerraron el año fortalecidos, en un escenario de alto costo social, estabilidad incipiente y expectativas abiertas hacia 2026. Corresponde, a esta altura del año, como es habitual, enumerar los sucesos políticos más trascendentes de 2025 en Neuquén y en la Argentina, a modo de ayuda memoria. Un poco a modo de cronología, otro poco para entender un tanto más, el extraño tiempo político que atravesamos. 2025 fue, ante todo, el año en que Javier Milei y Rolando Figueroa consolidaron la ruptura con los partidos tradicionales y los sistemas dominantes en sus respectivos distritos. Peronismo, Kirchnerismo, PRO, MPN, UCR y cuanto partido conocido, han quedado definitivamente desdibujados frente a un electorado que ya no confía más en ellos. En 2025 ya no fueron viejos sellos y consignas, sino personas e ideas quienes llenaron las urnas y en el caso de Milei y Figueroa, con acciones y estilos muy distintos, pero con un resultado político similar: terminaron el año fortalecidos. En el plano nacional, el recorrido político del año fue accidentado, por momentos al borde de la cornisa, por lo que la calma presente definitivamente causa asombro. El Caso Libra marcó el primer gran escándalo político del gobierno y puso a prueba su relación con el electorado, el Congreso y la Justicia. Luego, la salida del cepo cambiario en abril fue una decisión de alto riesgo político y económico, que reportó una victoria importante para el Gobierno. A eso se le sumó el episodio del Karina Gate y las denuncias por coimas en ANDIS, que amenazaron con demoler por completo el discurso moral del oficialismo y con el su legitimidad para sostener un plan de ajuste y reformas. Acto seguido, ocurrió una fuerte derrota electoral en la provincia de Buenos Aires que, a contramano de todo análisis electoral posible, terminó por fortalecer a Milei por dos factores clave: Por un lado, el apoyo incondicional del presidente norteamericano Donald Trump, ofreciendo todos los dólares necesarios para contener al inquieto mercado y por otro el miedo al derrumbe de la economía luego de una potencial derrota nacional, generó una sensación de miedo del electorado, que luego de casi dos años de sacrificio, no estuvo dispuesto a arriesgarlo todo y las urnas terminaron por acompañar nuevamente a Milei en lo que fue un victoria aplastante sobre el pasado. La victoria de octubre terminó de consolidar el liderazgo presidencial, que trajo aparejada una estabilización política y económica parcial, insuficiente para hablar de éxito estructural, pero suficiente para cerrar el año con iniciativa política, mediante la presentación de la reforma laboral en un renovado congreso de la nación. En Neuquén, el proceso fue distinto, aunque no menos disruptivo. Rolando Figueroa es un dirigente conocido que, a diferencia de Milei, rompió con el sistema desde adentro, desarmando el andamiaje histórico del MPN y reconfigurando el poder provincial. El año comenzó con la continuidad de una crisis institucional de alto impacto, protagonizada por el caso Gloria Ruiz, que puso en tensión al Poder Legislativo y exigió definiciones políticas rápidas. La pésima performance de Ruiz en las elecciones legislativas, es decir, el veredicto popular y no el judicial, terminó de sentenciar la carrera política de la ex vicegobernadora. En julio, la protesta de algunas agrupaciones mapuches frente a Casa de Gobierno volvió a exhibir la complejidad del conflicto territorial y la necesidad de una gestión política más fina y consistente. Algo similar ocurrió con los activistas de FASINPAT y Cerámica Neuquén, que sostenían un reclamo permanente con cortes de ruta, para que el Estado, con recursos públicos, financiara demandas sectoriales sin contraprestaciones claras. Se trata de actores con los que el MPN había optado históricamente por ceder y negociar de manera recurrente. El nuevo Gobierno provincial resolvió poner un punto final a esa lógica extorsiva, asumiendo deliberadamente el costo político que esa decisión implica. En mayo, las elecciones en ATEN marcaron un punto de inflexión en la relación entre el Gobierno provincial y el gremio docente. Angélica Lagunas, activa participante y en muchos casos protagonista de las protestas y cortes impulsados por sectores ceramistas y agrupaciones mapuches, estuvo cerca de quedarse con la conducción de uno de los sindicatos más poderosos de Neuquén. Finalmente, la victoria de Fany Mansilla, referente del sector que responde al histórico liderazgo de Marcelo Guagliardo, permitió encauzar la discusión gremial hacia un registro más moderado, tanto en las formas como en el fondo. Las elecciones de octubre funcionaron como un test político clave para el Gobierno provincial. Por primera vez desde 1962, el Movimiento Popular Neuquino no se presentó a una elección democrática, y fue el nuevo oficialismo el que debutó en las urnas, obteniendo un segundo puesto en un comicio fuertemente nacionalizado. En ese contexto, la polarización entre mileísmo y peronismo como ocurrió en Río Negro dejó poco margen para terceras fuerzas. A diferencia de lo que creen algunos opositores a Figueroa, que ya se frotan las manos pensando en 2027, este tipo de resultados no es extrapolable a una elección de cargos ejecutivos. Así, Figueroa cerró la primera mitad de su mandato sin internas visibles y sin una oposición provincial organizada. Es necesario agregar dato estructural de enorme peso: el récord de más de 500 mil barriles diarios de producción de petróleo, que reafirma a Neuquén como corazón energético del país en un incesante crecimiento productivo y económico que aún parece estar muy lejos de encontrar su techo. En paralelo, Neuquén avanzó en un posicionamiento geopolítico estratégico, con el anuncio de OpenAI, la creadora de ChatGPT, y Sur Energy de un proyecto gigante, que consiste en la construcción en la Patagonia argentina, de un mega data center para inteligencia artificial con una inversión de hasta USD 25.000 millones, que dicen allegados al gobierno, estaría asegurado para Neuquén por sus ventajas climáticas, impositivas y estructurales. Si algo une a Milei y a Figueroa en este 2025 es que ambos demostraron que la ruptura con los sistemas tradicionales no fue un fenómeno electoral pasajero, sino una reconfiguración más profunda del poder. Con estilos opuestos, discursos diferentes y agendas propias, cerraron el año con control político, orden interno y la iniciativa de cara al futuro. La incógnita ya no es si el cambio fue real, sino cuánto de ese cambio es sostenible en el tiempo y cuán profundo será, en un 2026 que promete algo más de estabilidad y una posible reactivación económica, luego de un período en el que la mayoría de los argentinos debió asumir costos significativos para abandonar modelos políticos agotados. Allí se jugará la verdadera prueba: si el sacrificio social queda atrapado en esa zona gris que Antonio Gramsci describía cuando advertía que la crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer, o si logra traducirse en un nuevo paradigma político capaz, finalmente, de caminar por sí mismo.
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