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  • En Córdoba, la mayoría de los jóvenes dice haber presenciado violencia en boliches

    » La voz

    Fecha: 28/12/2025 21:59

    Sondeo. En Córdoba, la mayoría de los jóvenes dice haber presenciado violencia en boliches Así lo revela una encuesta realizada por el Colegio Universitario Politécnico entre chicas y chicos cordobeses. El consumo de alcohol es el principal desencadenante de hechos violentos. A las 3.37 de la madrugada, un joven de 22 años es agredido por un grupo de cinco amigos. Todo comienza con un roce mínimo: un insulto al aire por un vaso caído, seguido de una disculpa que nadie escuchó. Lo que podría haber sido tan sólo un malentendido, sube de tono con un empujón para enseñarle que debe mirar por donde camina. El resto se contagia de la tensión y, en menos de un minuto, los empujones se convierten en golpes. Y los golpes, en una vida que puede correr peligro. Menos de dos horas después, a las 4.10 de la mañana, otra escena se repite en otro boliche. Una pareja decide abandonar la pista, sin imaginar que cruzar por el medio de una ronda de chicos podría convertirse en una provocación para alguien. Un grupo de jóvenes en modo patota reacciona al instante: los rodea y los embiste allí mismo, dentro del establecimiento, antes de que puedan llegar a la salida. Alrededor de las 5.30, en un centro de salud de la ciudad de Córdoba, el personal médico recibe a un joven de 23 años que presenta traumatismo facial y heridas leves en otras partes del cuerpo tras una riña en un boliche de la zona. Tres episodios distintos, una misma madrugada y un mismo patrón: la noche cordobesa, atravesada por la violencia de juvenil. No son casos aislados. Son episodios vinculados a una tendencia que preocupa. Según un relevamiento realizado por estudiantes del Colegio Universitario Politécnico (CUP) a 181 jóvenes cordobeses de entre 17 y 25 años, el 82,3% de los encuestados admite haber presenciado situaciones de violencia física en boliches en los últimos meses de este año. El dato es alarmante: para la mayoría, la agresión es parte de la rutina de la noche. Factores desencadenantes La seguridad aparece como la primera columna de contención para estos casos de violencia, aunque no siempre funciona de la mejor manera. Para el comisario Claudio Sebastián Jiménez, jefe del Comando de Acción Preventiva del Distrito Policial 4 y del Cuerpo de Vigilancia Especial de Nueva Córdoba, el rol del boliche es determinante y, muchas veces, conflictivo. Algunos priorizan lo comercial por encima de la seguridad, permitiendo un consumo excesivo de alcohol o no supervisando adecuadamente, advierte. El comisario pone el foco en el control y en la coordinación desigual entre los cuerpos policiales y la seguridad privada de los boliches. Mientras algunos locales tienen comunicación fluida con la fuerzas de seguridad, otros actúan de manera aislada o expulsan a personas conflictivas al exterior sin aviso previo. El hecho de que se traslade el problema a la vía pública multiplica el riesgo de los involucrados, generando que la Policía tenga que intervenir cuando la violencia ya es manifiesta y muchas veces descontrolada. Para Jiménez la problemática es compleja: El consumo excesivo de alcohol, los espacios internos saturados o mal supervisados, y personal de seguridad privada sin capacitación adecuada en mediación de conflictos, son algunos de los factores que influyen directamente en la aparición, escalada o traslado de los episodios violentos hacia el exterior. David Márquez, psicólogo clínico conductual-contextual y especialista en infancias, adolescencia y adultos, también remarca la influencia del consumo de alcohol en los comportamientos violentos de los jóvenes y adolescentes. Definitivamente es el principal detonante. El alcohol es una droga desinhibitoria, el control de impulsos se pierde o reduce, por ende todo aquello que estoy sintiendo o queriendo hacer en mis pensamientos, sabiendo o no las consecuencias negativas que voy a tener, lo hago. Eso que me tiene enojado, con ira o triste se va a manifestar en el acto de violencia, explica el especialista. Según la encuesta realizada por el CUP, el 74% de los jóvenes señala a la bebida en exceso como uno de los principales factores que contribuyen a la violencia en los boliches. Asimismo, el 68,5% de los encuestados cree que otro de los factores que incide en los episodios de tensiones en la noche es la violencia grupal o en manada. Sobre esta dimensión, Márquez explicó: El sentido de pertenencia es fundamental en los jóvenes y adolescentes, se piensa y actúa más como unidad que como sujeto individual. En un espacio de recreación nocturna, la seguridad debería ser un punto innegociable, con presencia profesional, protocolos claros y capacidad oportuna de respuesta. Sin embargo, los jóvenes no lo perciben así: sólo el 7,7% dijo confiar totalmente en que el personal de seguridad del establecimiento actuará de forma efectiva ante un caso de violencia. La voz del boliche: cómo se garantiza la seguridad Desde la perspectiva de los boliches, la seguridad y el control resultan fundamentales para evitar los hechos de violencia. Uno de los dueños del boliche Khalama, en Villa Carlos Paz, explica que la clave es la profesionalización y el control constante, sin perder de vista el matiz legal para que ellos no salgan perjudicados ante cualquier situación de violencia que los vea involucrados. Algunas de las medidas por las que optan son las cámaras de seguridad y domos. A esto suman pulseras identificatorias para mayores de 18 años, intentando frenar el consumo de alcohol en menores, aunque el propio empresario admite la trampa: Adentro del boliche los mayores de edad les compran a los más chicos. El empresario señala, además, que el servicio que brindan es de entretenimiento y no de educación. Los chicos tienen que venir educados de la casa. Los padres se enojan con los boliches, no con los hijos: expresan frases como mi hijo no es así, no hace estas cosas, cuestiona. El desafío de desarmar esta lógica La violencia en los boliches no es novedad, pero es una problemática social que se ha ido naturalizando con el transcurso del tiempo. Este fenómeno concierne y alerta a todos. La coordinación desigual entre boliches y fuerzas policiales, el consumo desmedido de sustancias, sumada a la baja confianza de los jóvenes en la seguridad del boliche, crea un escenario donde los conflictos escalan rápido y se trasladan al espacio público. Los episodios repetidos en una misma noche no son excepciones, sino la expresión de una combinación de numerosos factores. Y mientras ese entramado permanezca intacto y la educación no se fortalezca en los hogares, la violencia seguirá encontrando lugar dentro y fuera de los boliches. Acá se empieza por casa, por una deconstrucción cultural, donde podemos decir y comunicar ya sea a nuestros padres como en espacios de terapia aquello que nos duele, que nos hace enojar y demás. Que el expresarlo mediante un acto de violencia no va a lograr nada más que lastimar o quitarle la vida a un otro y traer consecuencias legales difíciles de manejar, finaliza Márquez. *Por Agustina Arias Godino, Josefina Cumino Asbert, Juana Garello, Milagros Gordillo, Manuel Morales Riva y Francisca Valle Cecconello, estudiantes del Colegio Universitario Politécnico (CUP), para una práctica profesional de Periodismo.

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