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» Uno Santa Fe
Fecha: 28/12/2025 20:27
El Congreso de la Nación clausuró su año legislativo con la aprobación definitiva del Presupuesto 2026, una pieza legislativa que funciona más como un manifiesto de la política económica del Gobierno que como una mera planilla de cálculo. Luz verde al Presupuesto 2026: los artículos centrales de un proyecto marcado por el "innegociable" déficit cero del Gobierno Sin cambiar una coma, es ley el Presupuesto 2026. El texto blinda el equilibrio fiscal y otorga discrecionalidad para manejar la deuda, pero elimina los mínimos obligatorios de financiamiento educativo y científico, uno de los puntos más resistido por la oposición. El Senado convirtió en ley el proyecto que ya contaba con media sanción de Diputados, consolidando así la hoja de ruta para el próximo ejercicio fiscal. La normativa, que no sufrió modificaciones respecto a la versión de la Cámara Baja cumpliendo la premisa oficial de que "no se cambia ni una coma", establece pautas rígidas de gasto y otorga herramientas financieras clave al Ministerio de Economía, en un año que estará marcado por la agenda electoral. A continuación, el desglose de los puntos neurálgicos que regirán la economía argentina en 2026. Las proyecciones macroeconómicas: dólar y crecimiento La hoja de ruta del oficialismo se apoya en un optimismo moderado respecto a la actividad y una agresiva proyección de estabilización nominal. El Gobierno estima que el Producto Bruto Interno (PBI) crecerá un 5% durante 2026, apostando a un rebote de la economía real. Sin embargo, las cifras que más llamaron la atención en el recinto fueron las monetarias. El Ejecutivo proyecta una inflación anual de apenas el 10,1%. En sintonía con esto, se fijó una pauta cambiaria que prevé un dólar a $1.423 para diciembre de 2026. Este dato es revelador: el Gobierno espera que el tipo de cambio termine el año próximo por debajo de la cotización mayorista actual ($1.452,50), lo que implicaría una apreciación cambiaria o una convergencia nominal muy fuerte. El dogma del equilibrio fiscal El corazón del proyecto es, sin dudasuras, el equilibrio de las cuentas públicas. La ley ratifica la política de déficit cero, estableciendo que el resultado financiero debe ser superavitario o neutro. Desde la Casa Rosada insisten en que este ordenamiento macroeconómico es la base para cualquier recuperación y descartaron de plano cualquier negociación de último momento que pudiera poner en riesgo las metas fiscales. Para blindar este objetivo, el texto incluye facultades para la reasignación de partidas presupuestarias. Si bien el Gobierno asegura que "el gasto está cerrado" y que esto no implica un aumento de las erogaciones totales, la oposición advirtió que esta flexibilidad otorga al Ejecutivo un margen de discrecionalidad para mover recursos ante contingencias sin necesidad de volver a pasar por el Congreso. Manejo de la deuda: manos libres para Economía Uno de los apartados más resistidos por los bloques opositores fue la autorización para realizar operaciones de administración de la deuda pública. El artículo aprobado faculta al Ministerio de Economía a ejecutar canjes y reestructuraciones con el fin de mejorar el perfil de vencimientos y reducir riesgos financieros. La controversia radica en que estas operaciones podrán realizarse sin incrementar el stock de deuda, pero bajo criterios definidos por el propio Ejecutivo. Mientras el oficialismo defendió esta cláusula como una "práctica habitual" para dar previsibilidad a los mercados, la oposición denunció una excesiva delegación de facultades que debilita el control parlamentario sobre el endeudamiento externo. El fin de los pisos de inversión (Artículo 30) Quizás el punto de mayor conflicto ideológico y político fue la validación del artículo 30. A pesar de los intentos de la oposición por rechazarlo, el oficialismo logró imponer su número y, con ello, eliminar los pisos mínimos de financiamiento que establecían leyes anteriores. En concreto, el Estado ya no estará obligado por ley a destinar porcentajes fijos del PBI a áreas estratégicas. Caen así las garantías de inversión del: - 6% del PBI para el sistema educativo. 1% para Ciencia, Tecnología e Innovación. 0,2% para la Educación Técnico Profesional. 0,8% para el Fondo Nacional de la Defensa (Fondef). Este cambio de paradigma libera al Tesoro de ataduras legales para ajustar el gasto en estas áreas, supeditando su financiamiento a la disponibilidad de caja y no a mandatos legislativos. Provincias, subsidios y jubilaciones La relación con los gobernadores promete seguir siendo tensa. El Presupuesto 2026 no contempla transferencias discrecionales a las provincias; los giros se limitarán estrictamente a lo que marca la coparticipación automática y la normativa vigente. En paralelo, se ratifica la reducción de subsidios económicos, focalizando el recorte en energía y transporte para los sectores de ingresos medios y altos. Respecto al gasto social y previsional, el Gobierno aseguró que las jubilaciones se actualizarán por la fórmula de movilidad vigente y que el gasto social está "garantizado". No obstante, aclararon que no habrá aumentos reales por fuera de lo que permita la recaudación, bajo la lógica de que no se gasta lo que no ingresa. Impuestos y control Finalmente, en materia tributaria, se apuesta a la estabilidad: no habrá nuevos impuestos ni subas de alícuotas. El oficialismo confía en que la mejora de la actividad (ese 5% de crecimiento proyectado) traccionará la recaudación sin necesidad de mayor presión fiscal. Cabe destacar que, en paralelo, se discute la "ley de inocencia fiscal", aunque corre por un carril separado. El Gobierno cerró el debate destacando que este Presupuesto ofrece "reglas claras" para los inversores y organismos internacionales, reforzando los mecanismos de informes periódicos al Congreso para monitorear la ejecución, aunque la llave de la caja la tendrá, más que nunca, el Poder Ejecutivo.
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