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  • La certeza de que el vóley siempre vale el viaje

    » La voz de San Justo

    Fecha: 28/12/2025 09:27

    Con 25 años y un largo recorrido fuera de su país, la brasileña Bea Nunes llegó a San Francisco para vivir una nueva experiencia deportiva y personal. Desde el nordeste de Brasil hasta la Liga 1, apuesta a aportar potencia, experiencia y carácter al vóley de San Isidro. Bea Nunes habla con una sonrisa tranquila y un acento que mezcla portugués, español y kilómetros recorridos. Tiene 25 años, una historia que cruzó continentes y una convicción clara: el vóley la llevó lejos, pero hoy la encuentra cómoda en San Francisco, defendiendo los colores de San Isidro en la Liga 1. Nacida en Aracaju, en el estado de Sergipe, al nordeste de Brasil, su camino no empezó temprano ni de manera planificada. Arranqué a jugar al vóley a los 11 años, bastante tarde. Antes no hacía ningún deporte, cuenta. El impulso inicial fue simple: una amiga la invitó a sumarse y ese primer paso terminó marcando su vida. Sus comienzos fueron en el ámbito escolar. A los 13 ya viajaba para competir en otras ciudades representando a su colegio, siempre con chicas de su misma edad. Jugaba torneos escolares, viajábamos para jugar partidos y así fue creciendo todo, recuerda. Esa etapa se extendió hasta los 17, cuando llegó la primera gran decisión. Ahí me fui a São Paulo para jugar vóley más competitivo, dice. En el estado más fuerte del país pasó por São José dos Campos y São Bernardo, disputando competencias estaduales que reunían equipos de distintos municipios. Fueron dos años intensos, de crecimiento y aprendizaje, que la prepararon para el siguiente salto. Ese salto fue tan deportivo como personal. Bea viajó a Estados Unidos para estudiar y jugar vóley universitario. Estudié Ciencias Políticas. No hablaba inglés, lo aprendí allá, cuenta sin dramatizar, aunque aclara que no fue fácil. Combinar el estudio con el vóley fue muy difícil, pero quería mucho estar ahí, aprender una nueva lengua y aprovechar la oportunidad. Fueron cuatro años de universidad, lejos de casa, en un país nuevo y con un desafío constante. Al graduarse, llegó el momento de dar el paso al profesionalismo. Su primera experiencia fue en Portugal, en el Ginásio Clube de Mourinho, compitiendo en la primera división. Fue mi primera temporada profesional. Estuve cuatro meses y aprendí muchísimo, recuerda. El idioma ayudó, pero la adaptación cultural fue otra historia: La gente es más distante, más europea. La comida, el clima, todo es diferente. Después llegó Perú, una etapa que guarda con especial cariño. Defendió los colores de Túpac Amaru durante una temporada completa. Me encantó. La cultura, la comida, las personas fue muy lindo, resume. El recorrido continuó en Kosovo, una experiencia breve y distinta. Mucho frío, una adaptación difícil, pero siempre se aprende algo nuevo, dice sobre esos tres meses lejos de Latinoamérica. La posibilidad de llegar a San Francisco apareció a través de su representante. Mi manager conoce el trabajo de Mauro (Silvestre) y me dijo que se entrena mucho, que era lo que yo necesitaba. Además, el equipo que se armó para la Liga 1 me encantó, explica. El hecho de venir a una ciudad del interior también influyó: Yo soy de una ciudad pequeña, así que sentí que podía encajar bien. La adaptación fue rápida. La ciudad me gusta mucho. La gente me respeta, me habla de vóley, de San Isidro. Eso es muy lindo, cuenta. Y hay algo clave: La comida es muy rica, y para mí eso es muy importante. En lo deportivo, destaca el grupo y el trabajo diario. Las chicas son muy receptivas, con mucha experiencia. Hay jerarquía y eso hace que la Liga sea buena. Bea vive con compañeras del plantel y valora la convivencia. Estamos siempre juntas, nos llevamos muy bien. Comenzó su carrera como central, pero a los 17 cambió de posición. Hoy se siente plena como opuesta. Es la que más me gusta, afirma. Si tiene que definirse como jugadora, no duda: Creo que soy agresiva en ataque y trato de ser positiva, incluso cuando las cosas no salen. Con San Isidro entrenando en doble turno y la Liga cada vez más cerca, Bea se muestra entusiasmada. Estamos trabajando duro para poner a San Isidro entre los mejores equipos. Lejos de casa, pero cómoda, Bea Nunes encontró en San Francisco un nuevo lugar para seguir haciendo lo que más le gusta: jugar al vóley.

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