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» Tiempo Argentino
Fecha: 28/12/2025 02:13
Los 46 respaldos que consiguió el gobierno en el Senado para transformar en ley el Presupuesto 2026 dejó un nuevo esquema de poder dentro de la Casa Rosada y una hoja de ruta, casi urgente, para los próximos 40 días. El objetivo del ministro del Interior, Diego Santilli, fue ganar con un número abultado que estuviera por encima del número mágico de 37 para el cuórum y la mayoría básica para conseguir la aprobación del plan de cuentas nacionales para el año próximo. La votación en general mostró que el oficialismo obtuvo nueve votos por encima de lo esperado y tres votos peronistas que sobraron para los que buscaban lo justo. No era la visión de la Casa Rosa que, tal como sucedió durante la presidencia de Mauricio Macri, se enfoca en que cada voto peronista en el Congreso sea exhibido como un logro estratégico para capitalizar la división y el posible desgranamiento de la principal fuerza opositora en las dos cámaras, especialmente durante este año no electoral que está por comenzar. Hubo vértigo en el gobierno durante los últimos 20 días. El momento más crítico sucedió cuando el presidente Javier Milei convalidó el planteo del ministro de Economía Luis Toto Caputo y el oficialismo decidió insistir con la derogación de las leyes de financiamento universitario y de emergencia en discapacidad. El afán libertario por mostrar un Congreso dominado por los deseos del mercado no salió bien en Diputados. El oficialismo tuvo que aceptar que no iba a poder superar esa batalla. Toto y Milei finalmente concedieron que la aventura para hacer caer las dos leyes era muy peligrosa y que podía aguarles la fiesta. Sin embargo no es en lo único que cedieron. Una gran parte de los votos obtenidos en el Senado fue producto de una minuciosa negociación, conducida por el gobierno para ofrendar promesas a cambio de los apoyos necesarios. Ahora llegó el momento de cumplir con esos compromisos con dos objetivos en el horizonte: recuperar la credibilidad de los gobernadores que aceptaron aportar votos para el Presupuesto 2026 y recauchutar el camino para la sanción de la reforma laboral. Está muy claro que la reforma laboral la pasamos a febrero porque no iba a salir sancionada así como estaba, explicó a Tiempo una alta autoridad del Senado. Con el poroteo de votos en la mano, el dirigente confirmó el anticipo de este diario y las razones de los volantazos que pegó el Ejecutivo en los últimos diez días. El encargado de retomar los flecos sueltos de la negociación presupuestaria será Santilli. No lo hará solo. Después de la batalla que concluyó el viernes en el Senado ahora él es el representante de una mesa política, donde los integrantes que pelean entre sí han aceptado coordinar con El Colo. La secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, el titular de la Cámara Baja, Martín Menem, su primo Eduardo Lule Menem y el asesor Santiago Caputo no pueden ocultar las internas que tienen entre sí, pero ahora coinciden en la estrategia que debe conducir Santilli. En enero empiezan dos momentos: cumplir los compromisos con las provincias y abrir la letra chica de la reforma laboral para que pueda salir, aseguró la espada oficialista que escucha a todos los socios desconfiados de la nueva mesa política que, aunque flamante, ahora reparte los dividendos de la primera victoria legislativa del gobierno en dos años de gestión. Santilli arrancará en enero los viajes a las principales capitales provinciales. Será recibido por gobernadores que están esperando que la Rosada cumpla. Aguardan que el ministro entregue los fondos para las cajas jubilatorias no transferidas a la Nación, también que destrabe una parva de giros de Aportes del Tesoro Nacional a distritos que aú no los recibieron. Y falta otra pieza muy importante: que Economía autorice a distintas provincias que tienen previsto endeudarse hasta marzo. Sobre esas promesas, hasta ahora incumplidas, radica la fortaleza de la nueva mayoría obtenida en el Senado. Es circunstancial y la tejió Santilli empeñado en sostener su permanencia dentro de la administración libertaria, pero también haciendo equilibrio entre los demás socios de la mesa política que sólo controlan su inquina mutua para que no los culpen de otra derrota. Apenas el ministro finalmente convalide las promesas asumidas empezará la negociación con esos mismos protagonistas para conseguir la sanción de la reforma laboral. Todos los funcionarios y legisladores consultados por Tiempo asumen que el dictamen de mayoría que cerró Patricia Bullrich en el Senado no cuenta con los votos para obtener la media sanción en la Cámara Alta. Bullrich también forma parte de la mesa política y aceptó coordinar con Santilli pero hacerlo significa abrirse a una negociación que está digiriendo a la fuerza y luego de saborear su primera victoria como integrante de la Cámara Alta empoderada por Milei. Toto Caputo también buscó mostrarse como protagonista de la victoria. En su entorno buscan exponerlo como el artífice de la sanción del último blanqueo llamado Ley de Inocencia Fiscal. Sin embargo, también habló con algunos gobernadores que pidieron su palabra para darle credibilidad a la negociación. Sin esmerilar al Colo, pero obsesionados por saber hasta dónde estaba ofreciendo promesas en nombre de Milei. La discusión presupuestaria fue cerrada en el Congreso pero seguirá en cada provincia que Santilli visite. Viajará empeñado en cumplir para sumar poder, pero todavía no sabe hasta dónde podrá ceder con la reforma laboral que postergó el gobierno para evitar una derrota que empañe el clima de victoria que respira desde el viernes.
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