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  • Aumentan los casos de acoso y violencia digital en Gualeguaychú: El testimonio en primera persona de una jóven

    Gualeguaychu » El Dia

    Fecha: 27/12/2025 20:39

    Claudia Fiorotto, responsable del Área municipal de Violencia de Género, Diversidad y Protección a Personas Vulnerables, aseguró que cada vez son más los testimonios que reciben sobre hostigamiento en las redes sociales: perfiles falsos, robo de identidad y promoción de la prostitución son algunas de las variables que predominan. Una joven de la ciudad relató su vivencia como víctima de este accionar. La digitalidad suele reflejar los fenómenos que ocurren en la sociedad y los delitos no se quedan afuera. En el último tiempo, hemos escuchado palabras como estafa virtual, grooming y acoso virtual, entre otras. Son conductas que prexisten a las redes sociales, pero que encuentran en ellas otra forma de concretarse. Al respecto, Claudia Fiorotto, responsable del Área municipal de Violencia de Género, Diversidad y Protección a Personas Vulnerables, mira con preocupación este nuevo escenario, que agrega una dificultad más al flagelo de la violencia de género en nuestra ciudad. El tema del acoso virtual es cada vez más frecuente en Gualeguaychú. Se trata de una modalidad que permite que algunas personas con un dispositivo y conexión a internet, desde el anonimato y con cuentas falsas, accedan a información de terceros y en esas circunstancias puedan hacer y decir lo que quieran. El hecho de tener esta ventaja de observar sin ser visto, hace que este tipo de delitos sea cada vez más frecuente, afirmó Fiorotto. Los casos más frecuentes que llegan al Área son de acoso sexual-virtual en donde se da el robo de imágenes por parte de cuentas apócrifas, que ofrecen en nombre de la persona servicios de prostitución o realizan estafas: La mujer a la que le han sustraído las fotos no está ni enterada de que su imagen anda dando vueltas en las redes sociales con ese servicio. También se han dado situaciones de adultos que se hacen pasar por menores de edad y captan adolescentes con fines sexuales, lo que se llama grooming, apuntó. Además, Fiorotto resaltó que este tipo de delincuentes al creerse impunes detrás de un perfil falso, son muy insistentes. La victima los bloquea, pero la persona en cuestión se vuelve a hacer una cuenta y sigue acosando. Es muy difícil trabajar con este tipo de problemática, porque no se puede hacer nada si no se lo identifica con nombre y apellido. Asimismo, reconoció el gran daño que esto provoca en las mujeres que lo padecen: Saben que están en la mira de un delincuente, pero no pueden saber quién es y empiezan a dudar de todos, hasta de su entorno. Hay una afectación psicológica para la víctima que es tremenda. La incertidumbre, la angustia y l desconfianza que genera son muy grandes. Por último, Fiorotto enumeró las recomendaciones que se les suele dar a las víctimas de este delito, aunque reconoció que son insuficientes: No aceptar solicitudes de amistad de personas que no conocen y tratar de hacer capturas de pantallas para denunciar, aunque es difícil saber quién está detrás de esa cuenta. Es muy difícil proteger a una víctima porque no sabes de quién defenderla. Si ese acoso virtual se hace desde una cuenta con nombre y apellido, podemos accionar, denunciar como acoso y defenderlas. Pero si no tenemos forma de identificar a la persona, se nos dificulta. Hay mucho trabajo que hacer para proteger a las víctimas de esta problemática que crece de manera exponencial. En primera persona: Cinco años de calvario A mediados de 2020, Sol se enteró de que una persona había creado perfiles falsos con sus fotos para hablar con menores. En ese momento se contactaron conmigo unos chicos que me contaron que desde esa cuenta les habían pedido fotos de índole sexual y que también habían recibido fotos de esas características. Esas fotos íntimas, no eran mías. Es decir que la persona detrás de ese perfil estaba haciendo uso de las fotos de otra mujer para pedir fotos sexuales a menores, relató a Ahora ElDía. Luego de denunciar los perfiles falsos y pedir a sus seguidores que hicieran lo mismo, perdió el rastro de esas cuentas, las cuales creyó inactivas. No fue hasta octubre del año pasado que a través de una compañera de la facultad se enteró que seguían activas. Puede interesarte Mi amiga comenzó a seguir el perfil y cuando la aceptaron vimos que había fotos mías que yo había publicado hacía una semana. Por lo tanto, la cuenta no sólo seguía en actividad, sino que esta persona seguía extrayendo imágenes e información de mi perfil, contó Sol sobre la cronología de los hechos. A partir de ese momento, decidió hacerse un perfil privado y comenzó a purgar seguidores. También comenzó a hacer un monitoreo de las personas que veían su actividad online. Esta situación y la sensación de que había alguien que seguía sus movimientos en las redes sociales con fines delictivos, generaron que restringiera su tiempo en Instagram y retomara terapia con su psicóloga: Hoy en día, casi no subo nada a mis redes, me quedó eso de que tengo que cuidar qué subo y qué no. Además, no puedo dejar de pensar que, desde hace cinco años, una persona está guardando mis fotos en su celular o en una computadora, admitió. Hasta el momento, no tenía idea de quién podía estar detrás de la cuenta, hasta que un día, a través de otro perfil falso, recibió agresiones por su pensamiento político. Esto la hizo recordar una expresión similar que había recibido de parte de un excompañero del colegio. Es así que decidió confrontar la cuenta falsa y la persona reconoció que lo había creado para ver memes, le pidió perdón e incluso reveló su identidad. Con esa información y acompañada por su mamá, que es abogada, decidió radicar la primera denuncia. Luego de eso, los mensajes pararon, pero un episodio ocurrido este año volvió a reavivar el acoso: su hermana mayor fue invitada a un desayuno en el que estaba el hermano del supuesto acosador. En esas circunstancias, la mujer expresó que no tenía intención de compartir con esta persona por el calvario que su hermano le estaba haciendo pasar a Sol. A los dos días, el perfil falso cambió de nombre y comenzó a enviarle, por primera vez, contenido sexual no solicitado. La situación siguió escalando con mensajes, videos y fotos, lo que llevaron a que Sol hiciera dos denuncias más. Como respuesta, la Justicia le proporcionó un botón antipánico y medidas de restricción, a pesar de que el acoso era y, aún es, virtual. Su madre, que acompañó a su hija en todo el proceso, contó: Hicimos la denuncia porque la persona admitió su identidad por audios. Cuando existe un indicio de delito hay que denunciar y pedirle a la Justicia que investigue lo que presuntamente hizo la persona en cuestión. Y eso fue lo que hicimos: ante la presunción del delito nos pidieron ratificar la denuncia, pero luego no se hizo nada más. Cuando los mensajes se volvieron más fuertes, la acompañé a denunciar nuevamente. Hay análisis de carácter informático que se pueden hacer que llevarían a resultados prácticamente certeros en estos casos. Ahora el fiscal los quiere solicitar, pero no sabe si la jueza los va a autorizar. Es fundamental que lo haga y sin reparos porque el daño que provoca el acoso virtual es muy significativo. Creo que, en la Justicia, no todos están preparados para entender este tipo de delitos. Sobre las consecuencias que genera el acoso en su vida, Sol enumeró tener que tomar pastillas para poder dormir, no poder salir sola a la calle y evitar la zona por la que vive la persona sospechosa. Además de sentir miedo y ansiedad constante. El hostigamiento llegó a afectar su desempeño académico, ya que los mensajes comenzaron a escalar en contenido y frecuencia pocas semanas antes de las mesas de examen. No sé hasta dónde puede llegar a escalar el tema. Falta que la Justicia tome las medidas necesarias y el proceso sea mucho más corto y expeditivo, concluyó. Un proyecto para detener la violencia digital El Senado de Entre Ríos comenzó a analizar un proyecto unificado que busca detener la violencia virtual y que combina la adhesión a la Ley Olimpia y la creación de un programa de prevención. Las comisiones a cargo son la de Educación y la de Legislación General. El proyecto fue presentado por el diputado Juan Rossi y tiene como objetivo sumarse a la Ley N° 27.736 que incorpora la violencia digital como una modalidad de violencia de género. Mientras que la creación del programa pertenece a la diputada Silvia Moreno y su fin es la prevención, sensibilización y concientización sobre violencia de género digital. La iniciativa ya cuenta con media sanción de la Cámara Baja provincial.

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