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  • Frases prohibidas: las 8 expresiones que los padres senior no deberían decirles a sus hijos adultos

    » Radio Sudamericana

    Fecha: 27/12/2025 18:07

    Sociedad Sábado 27 de Diciembre de 2025 - Actualizada a las: 18:03hs. del 27-12-2025 Frases prohibidas: las 8 expresiones que los padres senior no deberían decirles a sus hijos adultos El médico y coach Mario Alonso Puig analiza ocho frases habituales que, aunque puedan parecer ciertas, pueden dañar la relación entre padres e hijos adultos. Desde una mirada inspirada en el estoicismo, propone cuándo hablar y cuándo el silencio es la opción más sabia. Criar hijos adultos plantea desafíos distintos a los de la infancia. En ese escenario, el médico, cirujano y coach Mario Alonso Puig advierte sobre una serie de expresiones frecuentes que, lejos de ayudar, pueden erosionar el vínculo familiar. En uno de sus podcasts, el especialista enumeró ocho frases que los padres senior deberían evitar, incluso cuando crean que tienen razón. Puig, cirujano general y del aparato digestivo con 25 años de ejercicio profesional en Estados Unidos y España, se dedica desde 2002 al desarrollo personal y profesional. Su enfoque se apoya en la filosofía estoica y en pensadores como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio. La sabiduría no está en decir todo lo que sabes, sino en saber cuándo guardar silencio, recordó, citando al emperador filósofo. La primera frase que desaconseja es el conocido te lo dije. Frente a un error o fracaso, Puig sostiene que la experiencia es el único maestro que realmente educa el alma. Y agrega: Cuando tu hijo adulto viene con una relación rota o un negocio fallido, lo último que necesita es que le recuerdes tu sabiduría previa. En ese contexto, sugiere reemplazarla por una frase de apoyo: Todos hemos estado ahí, ¿en qué puedo apoyarte ahora?. Otra expresión habitual es en mis tiempos. Según Puig, invalida la experiencia actual del hijo. Estás diciéndole que su realidad no es válida, que sus desafíos no son reales, afirma. Recuerda el concepto estoico memento vivere, vivir el presente, y subraya que cada generación enfrenta problemas propios: crisis económicas, cambios laborales constantes y un mundo atravesado por redes sociales. La comparación con hermanos u otras personas es calificada como devastadora. Cuando le dices mirá a tu hermano, lo que tu hijo escucha es no eres suficiente como eres, señala. A su entender, estas comparaciones siembran resentimiento y pueden dañar relaciones fraternas a largo plazo. También cuestiona frases como yo a tu edad ya tenía casa, familia y trabajo estable. Para Puig, imponer cronogramas vitales ajenos es un veneno lento que destruye la autoestima. Cada persona tiene su propio ritmo de crecimiento, explica, y compara ese proceso con una semilla que no crece tirando de ella hacia arriba. Otra advertencia apunta a los reproches sobre sacrificios pasados. Nunca debes verbalizar tus sacrificios como arma emocional, afirma. En esa línea, cita a Séneca: El verdadero regalo no espera nada a cambio. Puig advierte que convertir el amor en deuda transforma el vínculo en una transacción. Respecto a las relaciones de pareja, recomienda cautela. Decirle a tu hijo adulto que su pareja no le conviene es asumir que sabes mejor que él lo que necesita, sostiene. Aclara que solo en casos de violencia o adicciones graves corresponde intervenir de manera directa. La frase no cambiás más también figura entre las prohibidas. Puig la considera contraria al estoicismo y a la biología humana. El cerebro mantiene la capacidad de cambiar durante toda la vida, afirma, y propone reemplazarla por mensajes de confianza en la capacidad de transformación. Finalmente, alerta sobre minimizar los problemas de salud mental. Esta es quizás la más peligrosa de todas, advierte. Negar la necesidad de ayuda profesional puede tener consecuencias graves. La verdadera fortaleza a veces consiste en reconocer que necesitas ayuda, señala, y destaca que la terapia no busca culpables, sino soluciones. Puig cierra diferenciando la paternidad de niños y de adultos. Antes protegíamos; ahora debemos confiar, resume. No somos los arquitectos principales de sus vidas, somos consultores que pueden ser llamados cuando se nos necesita. En sus palabras, los hijos adultos no necesitan un oráculo de verdades dolorosas, sino un refugio seguro donde puedan fallar, crecer y ser vulnerables.

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