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    Fecha: 27/12/2025 16:33

    El año se va como empezó. La cultura sigue amenazada por quienes tienen la obligación de cuidarla y promoverla, esos que hoy utilizan el proyecto de reforma laboral para insistir en el desfinanciamiento de organismos como el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), el Instituto Nacional del Teatro (INT) y el Instituto Nacional de la Música (Inamu). Para ponerlo en números, el Incaa dejará de recibir el dinero por el 10% de los tickets vendidos en los cines y el 25% que Enacom le gira de lo que recauda de las empresas televisivas. Es decir, se queda sin fondos por fuera de lo que caprichosamente decida el Ministerio de Economía. Esto último sucede a la par de que el secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, destacara que en su gestión se le puso fin a la discrecionalidad. ¿En qué quedamos? Como no se entiende por qué un gobierno que profesa la mínima intervención estatal quiere dejar todo al antojo de Luis Caputo, alguien en X le preguntó al presidente del Incaa cómo se financiará el instituto y Carlos Pirovano confirmó: Fondos del Tesoro. Se propone eliminar la asignación específica, no la policía (sic) pública. Las asignaciones específicas son un privilegio que busca evitar la sana discusión de presupuesto. Entonces, cabe preguntarse por qué el Gobierno insiste en dañar a un sector que tiene un vínculo tan grande con nuestra identidad y que, si eso no alcanzara, como pocos, genera un círculo virtuoso en la economía, repercutiendo en distintos actores de la producción y los servicios, generando empleos y exportando nuestro arte al mundo. La respuesta es puramente ideológica. Odian a la cultura, tal vez porque quieren que el teatro se parezca al show que montan en una jura de diputados o a que la música que suena sea la de un presidente jugando al rock & roll. A lo mejor desean que el cine no exista, como el del cameraman oficial Santiago Oría. En esto último se van haciendo camino al andar, gracias a decisiones políticas y una brutal recesión. Por ejemplo, si buscamos cuántas entradas vendieron los films nacionales desde que Milei llegó al poder, encontramos que en 2025 llevamos más de 2,8 millones en 219 películas estrenadas, pero si le sacamos Homo Argentum a la cuenta el número se reduce a menos de un millón. En 2024, fueron apenas 791 mil en 235.Es decir, en dos años suman 3,6 millones, mientras que en 2023, se cortaron casi 3,5 millones de tickets en 241 producciones argentinas. Para pasar en limpio, en todo lo que lleva esta administración al mando se superará en venta de entradas de películas locales por muy poquito al último año de su predecesora, en un contexto donde se supone que la economía ha mejorado, pero las industrias locales (y la cultura es una de ellas) no se enteran. El cine argentino produce menos y a la gente le cuesta cada vez más ir a una sala. Sin discriminar el origen del film, en 2023 hubo un total de 42.789.793 tickets vendidos, unos10 millones más que en 2025. Por eso, es evidente que la cultura necesita más apoyo y no cortarle ingresos. Buscan asfixiarla para silenciarla, pero nuestros artistas tienen una historia de vocación y resistencia que el Gobierno y sus voceros quizás desconozcan. [Spoiler alert] Una vez más, no podrán. *Ex-Director Del Centro Cultural San Martín.

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