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» Noticiasnet
Fecha: 27/12/2025 15:02
Indignación en la ruta: un vecino denunció la destrucción de altares populares Lo que debía ser un viaje de descanso hacia Las Grutas se transformó en un momento de amargura para un vecino de la región. Al detenerse en los tradicionales sectores de fe que bordean la ruta, sobre el kilómetro 1.023, descubrió con sorpresa que los altares dedicados al Gauchito Gil y a la Difunta Correa habían sido blanco de ataques vandálicos. Leer también: Optimismo moderado y precios accesibles: los comerciantes de la peatonal de Las Grutas esperan una buena temporada de verano Las imágenes de las estructuras rotas y los elementos de ofrenda dispersos generaron el repudio inmediato del hombre, quien no ocultó su enojo ante lo que considera una falta de valores básicos. Lamentablemente, este episodio no es un hecho aislado. En los últimos meses, se registraron acciones similares en diferentes sectores y rutas de la región, donde el daño a la iconografía religiosa popular parece haberse convertido en una práctica recurrente que afecta el patrimonio cultural y la fe de miles de conductores. Tanto el Gauchito Gil como la Difunta Correa son las figuras más emblemáticas del "santoral popular" argentino. A diferencia de los santos oficiales de la Iglesia Católica, estos son personajes históricos o legendarios que el pueblo ha canonizado por su cuenta, basándose en la idea de que "interceden" ante Dios por los más humildes. El Gauchito Gil: el "Robin Hood" correntino Antonio Mamerto Gil Núñez fue un gaucho correntino del siglo XIX. La leyenda dice que robaba a los ricos para dar a los pobres, lo que lo convierte en un símbolo de rebelión contra la injusticia. Antes de ser ejecutado, le dijo a su verdugo que el hijo de este sanaría si le rezaba a Gil. El milagro ocurrió, y así nació su devoción. Se lo asocia con el color rojo (por su pertenencia al partido autonomista y por la sangre derramada). Los viajeros tocan bocina al pasar frente a sus altares rojos para pedir protección y "llegar bien" a destino. Difunta Correa: el Milagro de la maternidad y el sacrificio Deolinda Correa es la figura central del santuario de Vallecito, San Juan. Su historia es una de las más conmovedoras de la cultura popular: Durante las guerras civiles (aproximadamente 1840), Deolinda salió al desierto siguiendo los pasos de su marido reclutado, llevando a su bebé en brazos. Murió de sed y agotamiento en el camino. Cuando unos arrieros encontraron su cuerpo, el bebé seguía vivo amamantándose de sus pechos, que milagrosamente seguían teniendo leche. Su significado está ligado al sacrificio extremo. Como ella murió de sed, sus devotos le dejan botellas con agua en las banquinas de las rutas para que "nunca le falte agua a la Difunta" y, por extensión, para que ella proteja al viajero de las inclemencias del camino.
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