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» Agencia Nova
Fecha: 27/12/2025 15:01
El proyecto minero San Jorge no solo reactivó el debate sobre la megaminería en Mendoza, sino que terminó de desnudar una crisis política profunda dentro del peronismo provincial. Lo que durante años se sostuvo con equilibrios forzados estalló cuando el kirchnerismo decidió convertir una discusión técnica y productiva en una nueva bandera ideológica, utilizando la minería como excusa para forzar una ruptura interna que ya tenía como objetivo principal el control partidario. Llenamos la calles de #Mendoza nuevamente. El pueblo trabajador lucha en calles, rutas y plazas todos los días diciendo: No a San Jorge, no a la minería contaminante. La CGT y la CTA deben llamar a un paro general para unir fuerzas y derrotar la avanzada de Cornejo y Milei. pic.twitter.com/yhgESir8sk Lautaro Jimenez (@LautaroJimenezB) December 23, 2025 La discusión por la Declaración de Impacto Ambiental del emprendimiento en Uspallata dejó en evidencia que el kirchnerismo mendocino no buscó una posición superadora ni una síntesis política, sino imponer una lógica de confrontación permanente. Mientras intendentes y otros sectores del PJ intentaron abordar el tema desde una mirada pragmática, atendiendo el desarrollo económico y el contexto provincial, el kirchnerismo optó por radicalizar el conflicto, aun a costa de fracturar el partido y debilitar a la oposición frente al oficialismo. La consecuencia directa de esa estrategia fue la ruptura formal del peronismo en dos espacios. El sector alineado con los intendentes conservó el sello del Partido Justicialista, mientras que el kirchnerismo decidió competir por fuera bajo la estructura de Unidad Popular. Lejos de asumir responsabilidades, el sector K volvió a victimizarse y a señalar traiciones, evitando cualquier autocrítica por haber empujado al PJ mendocino a una división que lo deja más lejos del poder. En ese contexto, la nota expone cómo el kirchnerismo vuelve a repetir un patrón conocido: priorizar la disputa interna, la pureza ideológica y la confrontación simbólica por sobre la construcción política real. El resultado es un peronismo fragmentado, sin rumbo claro y con una agenda social y productiva relegada, mientras el proyecto San Jorge avanza y el oficialismo provincial capitaliza la incapacidad del PJ para ofrecer una alternativa unificada y creíble.
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