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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 27/12/2025 14:41
En el peronismo hay varias historias escribiéndose en forma paralela. La semana que pasó fue el punto de partida de la construcción nacional que planea edificar Axel Kicillof. El lunes, durante un plenario del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) en Ensenada, el Gobernador lanzó su candidatura presidencial en forma implícita. Dijo sin decir lo que ya todos saben: que liderará la construcción de una alternativa nacional para enfrentar a Javier Milei en el 2027. Un puñado de días atrás, en el medio de las fiestas navideñas, Infobae confirmó algunos de los nombres que trabajará en la expansión de la coalición a nivel nacional y en la consolidación de la misma en la provincia de Buenos Aires. En esa lista aparecen el intendente de La Plata, Julio Alak; dos históricos del peronismo bonaerense como Julio Pereyra y Alberto Descalzo; el ex ministro de Educación Alberto Sileoni y los actuales funcionarios del gabinete Andrés Larroque, Gabriel Katopodis, Carlos Bianco y Cristina Álvarez Rodríguez. Kicillof cierra su año político pisando el acelerador. Cada vez más alejado de Cristina Kirchner y cada vez más apuntado por La Cámpora. En la última semana, durante los incidentes en Lanús y Quilmes, dos municipios gobernados por intendentes de la agrupación ultra K, desde ambos gobiernos locales relacionaron al Gobernador con los hechos caóticos. Lo hicieron relacionándolo a través de dirigentes de su espacio, como es el caso de Agustín Balladares, uno de los nombres propios importantes que tiene el MDF en Lanús. En La Plata aseguran que ya nada los horroriza ni les llama la atención. Hace tiempo que dan por terminada la relación política con el cristinismo. Lo que existe es un vínculo marcado por la conveniencia y la necesidad. Nada más. El Gobernador se tapó los oídos y dejó pasar todas las críticas sin responder. Ni él ni los dirigentes de su entorno. En las peleas con La Cámpora, el mandatario es un tiempista. Mide el momento para hacer oír su voz. De la forma que sea. A veces es él mismo y otras veces es a través de sus dirigentes más cercanos. En esa oportunidad, omitió las acusaciones y siguió adelante. Mientras Kicillof le da velocidad a su plan de acción nacional, el cristinismo sufre su propia interna mientras la ex presidenta pasa los días internada como consecuencia de una intervención de apendicitis que derivó en una complicación post operatoria. En la misma semana que el Gobernador dio luz verde para construir por fuera de la provincia que gestiona, Mayra Mendoza y Juan Grabois se acusaron mutuamente. Ella le dijo a él que fomenta la violencia, por los piedrazos de un grupo de manifestantes de su espacio al Concejo Deliberante de Quilmes, y él le dijo a ella que avaló la represión policial de esos manifestantes y que está dejando gente sin trabajo. El telón de fondo es una ordenanza municipal para ordenar el estacionamiento medido en la ciudad del sur del conurbano. Hacen negocios con la marginalidad. Quieren seguir manteniendo el ingreso informal, dijeron desde Quilmes. En la antesala da la Navidad sacaron a 120 laburantes de la calle y le dieron el curro a una sola empresa, exclamaron desde las organizaciones sociales donde Grabois pisa fuerte. La pelea se da bajo el paraguas de CFK, que hoy está convaleciente. La cancha parece empezar a inclinarse, lentamente, hacia el lado donde está parado Kicillof. Una parte importante del peronismo bonaerense se enroló en las filas del MDF, olfateando que el poder futuro puede estar en la figura del Gobernador. Es, a esta altura del calendario, la cara más visible del 2027. Pero falta mucho. Todo puede cambiar. Incluso, en el kicillofismo, suelen decir que Kicillof puede ser candidato en el 2027 o, tal vez, más adelante. El contexto y el momento serán determinantes. Pero los últimos movimientos tienen que ver con ganar poder en el terreno político del peronismo. El kicillofismo quiere gobernar el PJ Bonaerense a partir de marzo del año que viene. En la última reunión del consejo partidario quedaron las puertas abiertas para negociar un acuerdo de unidad, pero los márgenes son acotados. En la última reunión del Consejo del PJ Bonaerense, que se realizó ayer en Matheu 130, se avanzó en el orden del cronograma electoral, el padrón electoral y el reglamento de la elección. Según pudo reconstruir este medio, Máximo Kirchner les dijo a los representantes de Kicillof que no tenía problemas en que pudieran agregar apoderados del MDF. Lo que, en principio, sería un guiño para arribar a un acuerdo. El esquema de Kicillof necesita ganar pequeñas batallas para fortalecer a su líder. Y la que se dé por la renovación de las autoridades bonaerenses es una de esas. Por eso no les da igual cuál es el nombre y apellido que ocupe ese lugar. Si el cristinismo se impone, el impacto simbólico será perjudicial para el plan político que lidera el Gobernador. Además, de la dirigencia del peronismo de la provincia, los gobernadores del PJ están dando señales claras de alejamiento de Cristina Kirchner. La búsqueda de tener mayor protagonismo en las decisiones del espacio político y en el juego parlamentario, van en detrimento del poder de influencia de la ex jefa de Estado. No hay comunión porque ya no hay un espacio político coordinado a nivel nacional. A partir del año que viene no solo intentarán tener más influencia, sino que también empezarán a perfilar a sus sucesores. Será un año importante para la construcción de armados políticos provinciales, sobre todo teniendo en cuenta que muchos de ellos tienen delfines por los que apuestan y deben fortalecer sus esquemas internos para discutir poder con sectores del kirchnerismo. El peronismo afronta un momento clave para su armado nacional. Un momento de definiciones y de peleas internas. Un momento de fricciones incesantes que desnudan la necesidad de una conducción nacional que alinee voluntades.
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