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» Diario Epoca
Fecha: 27/12/2025 13:26
El consultor Ronald Vera hace un crudo diagnóstico planteando que muchos pequeños aserraderos a punto de cerrar o que ya quebraron tienen muy pocas posibilidades de volver a abrirse. Lo plantea así: "Esto es una zaranda. De los más de 800 aserraderos que tenemos en Argentina, estimo que no quedarán más de 200". De esta manera Vera ofrece un duro diagnóstico sobre la crisis actual -comparable para algunos empresarios con la del 2001- y analiza las perspectivas para un 2026 donde la eficiencia energética y la tecnología serán las únicas llaves para la supervivencia en un mercado regional sacudido, además, por las políticas arancelarias de Estados Unidos. ¿Cómo definiría la foto actual del sector forestal en Argentina al cierre de este año? Es un diagnóstico complejo. A vuelo de pájaro te diría que el sector no difiere del resto de las actividades productivas del país: la caída del consumo interno nos está golpeando fuertísimamente. Nuestro sector es mercado interno dependiente, el 80% de la producción se destina allí. Hoy ese mercado prácticamente no existe. Esta semana recibí datos de madereros que están parando la producción porque no tienen pedidos para enero ni febrero. Estimamos que esta parálisis durará, al menos, los primeros cuatro o cinco meses del año que viene. Sin embargo, se ha visto un movimiento interesante en el comercio exterior. ¿Es una señal de crecimiento real? Es un foco interesante, pero con matices. La presencia en mercados externos creció y eso se celebra, pero funcionó como un salvavidas de emergencia. Muchos empresarios están exportando a precios muy bajos, incluso trabajando por debajo del costo de producción. Uno se preguntaría quién es el loco que vende más barato de lo que le cuesta producir; la respuesta es: aquel que no quiere perder al cliente internacional. Se está invirtiendo dinero para mantener la presencia afuera. El otro dato que llama la atención es que, en medio de esta tormenta, siguen apareciendo inversiones a gran escala. ¿Cómo se explica tal situación? Exactamente, y eso posiciona al sector en otro nivel. En Virasoro (Corrientes) entró en producción el aserradero de la empresa Eucadera SA, el más moderno en eucaliptos. Acon Timber (también de Virasoro, una de las principales plantas procesadoras de madera del país) está trabajando casi al 100% de su capacidad con tecnología de punta, llegando a Medio Oriente y el Sudeste Asiático. Empresas como Laharrague-Chodorge (firma forestoindustrial que opera en la zona Norte de Misiones), como Pindó (Puerto Esperanza) y Forestal Las Marías SA (Virasoro) están invirtiendo en líneas de aserrío para bajar costos y mejorar eficiencia. Pero aquí hay una realidad: en esta evolución, la gran mayoría -sobre todo pymes familiares- se está quedando afuera. ¿Entonces qué futuro les espera a esas pequeñas empresas que no pueden seguir el ritmo de inversión? Esto es una zaranda. De los más de 800 aserraderos que tenemos en Argentina, estimo que no quedarán más de 200. Aquellas empresas que sobrevivan deberán invertir fuertemente en tecnología y, sobre todo, en energía. La clave hoy es la eficiencia energética para mejorar la rentabilidad. (como lo hace, Toll Maderas, entre otras empresas en Misiones y la región). Las que cerraron o suspendieron personal difícilmente vuelvan a arrancar; hoy salís a la calle y te tiran por la cabeza un aserradero a la venta. Es un signo claro de la crisis: saben que no podrán abastecerse ni competir cuando la situación se reactive. Mencionó que el panorama en Brasil también es crítico. ¿Cómo afecta a la Argentina lo que sucede en ese país? Brasil está en una situación quizás peor que la nuestra debido a los aranceles impuestos por el gobierno de (Donald) Trump en Estados Unidos. Han aplicado políticas muy duras sobre molduras y componentes de construcción, lo que ha paralizado empresas de hasta 1.500 empleados. Además, la política migratoria en Estados Unidos ha frenado grandes complejos habitacionales porque los trabajadores -muchos inmigrantes- han huido o regresado a sus países. A Brasil esto le pegó debajo de la línea de flotación y, por rebote, nos afecta a todos los sudamericanos. Finalmente, ¿Cómo visualiza el escenario para el 2026? Veo un 2026 con un grupo reducido de empresas despegándose del resto, siendo muy agresivas comercialmente para subsistir. El otro grupo tendrá serias dificultades para refinanciar deudas energéticas y de capital de trabajo, ya que la materia prima sigue subiendo. Ojalá el gobierno nacional comprenda que se necesita un programa económico que contemple al sector productivo y no sólo al financiero. También estaremos atentos a la reforma laboral y cómo impactará en la capacidad de las empresas para recuperar el recurso humano que hoy, se está perdiendo. Las principales empresas que realizaron inversiones El consultor de empresas Ronald Vera sumó otras inversiones realizadas en la Argentina en los últimos tiempos. Había citado a Eucadera SA, Acon Timber, Laharrague-Chodorge, Pindó y Forestal Las Marías SA. También citó otras inversiones importantes, como Fracalossi Maderas en Concordia (Entre Ríos) con 33 años de vigencia con nuevo aserradero y de esta manera sigue con la apuesta ligada a la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías. Como el aserradero Jeske, de Panambí o la de Toll Maderas, que se presenta ofreciendo una amplia gama de productos y servicios, desde el aserrado de madera hasta la fabricación de láminas para contrachapados y la generación de energía. "Nos especializamos en prácticas sustentables y estamos comprometidos con la producción de madera de calidad para satisfacer las necesidades de nuestros clientes", señalan desde la firma. Toll Maderas es una empresa familiar, dirigida y gerenciada por sus dueños; cuenta con dos plantas industriales, una en la provincia de Corrientes -en la ciudad de Santa Rosa- y la segunda en Misiones (en Eldorado). Vera sobre esta empresa cita todo el complejo de bobinado que instaló hace un poco más de un año y se puso en funcionamiento. La firma destaca que los subproductos generados en cada proceso son reaprovechados al máximo utilizándolos para producir la energía eléctrica necesaria y suficiente para autoabastecer a las plantas industriales, e incluso entregar el excedente a la red nacional; esto se traduce en energía limpia y renovable. "Ahora hay una realidad, en esta evolución donde hay empresas que invierten", indicó Vera, al diferenciar los desafíos que viene: "La gran mayoría, sobre todo pymes familiares, está quedando afuera y difícilmente pueda volver a subirse al carro de la producción cuando la demanda despegue", concluyó. elterritorio
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