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  • En un nuevo gesto de austeridad Frigerio se fue a España a pasar las fiestas volando en "Clase Ejecutiva" - Confirmado

    Paraná » Confirmado.ar

    Fecha: 27/12/2025 12:21

    Mientras miles de entrerrianos enfrentan despidos, recortes salariales y un Estado paralizado, el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio decidió pasar las fiestas en Madrid. La denuncia pública del exdiputado Marcelo Casaretto volvió a poner en el centro del debate la desconexión del mandatario con la realidad social de la provincia y el doble discurso del ajuste necesario. El reciente viaje del gobernador Rogelio Frigerio a Madrid para pasar las fiestas de fin de año generó un fuerte repudio político y social en Entre Ríos. La situación fue expuesta públicamente por el exdiputado nacional Marcelo Casaretto, quien cuestionó con dureza la decisión del mandatario de abandonar la provincia en un contexto marcado por el ajuste, la conflictividad laboral y la incertidumbre económica. Mientras Frigerio celebraba las fiestas en Europa, en Entre Ríos se multiplicaban los reclamos de trabajadores estatales por la no renovación de contratos, los recortes presupuestarios en áreas sensibles y la falta de respuestas frente al deterioro del poder adquisitivo. La postal del gobernador en Madrid contrasta de manera brutal con la realidad cotidiana de una provincia que enfrenta despidos, parálisis de obras públicas y un creciente malestar social. Desde el entorno del oficialismo se intentó minimizar el viaje, pero las críticas no tardaron en escalar. Casaretto fue contundente al señalar que Frigerio predica austeridad puertas adentro mientras se permite lujos y escapadas al exterior, una práctica que recuerda a viejas lógicas de la política que el propio gobernador prometió desterrar. El viaje expone además una contradicción central del discurso del gobierno provincial: se exige sacrificio a trabajadores, jubilados y sectores vulnerables, pero el ajuste no parece alcanzar a la agenda personal del poder. En un momento donde la presencia política y la gestión activa son reclamadas con urgencia, la ausencia del gobernador resulta tan simbólica como elocuente. Más allá de la legalidad del viaje, el debate es profundamente político y ético. Gobernar no es solo firmar decretos: también implica dar señales claras de compromiso y empatía con la sociedad que atraviesa dificultades. En ese sentido, la decisión de Frigerio de pasar las fiestas en Madrid deja una imagen de distancia, desconexión y privilegio que erosiona su credibilidad y alimenta el descontento. La pregunta que queda flotando es simple pero incómoda: ¿puede un gobernador pedir esfuerzo y paciencia a su pueblo mientras elige mirar la crisis desde el otro lado del océano?

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