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  • La vaucherización de la educación

    » El Zonda

    Fecha: 27/12/2025 06:00

    Seguramente comprenderemos que no hablamos de otra razón que del derecho a la educación que tienen los niños y jóvenes de una Nación soberana, o que todavía pretende serlo, que los debe formar a su imagen y semejanza (patriotismo que le llaman), como lo han hecho las naciones desarrolladas del mundo para ser grandes. En una nota para La Voz (Córdoba) del 7 de diciembre de 2023, la periodista Mariana Otero analizaba la implementación en Chile de la idea que hoy se impulsa en la Argentina con respecto a la "Educación váucher". Otero dejaba claro, a través de la opinión autorizada de académicos y expertos chilenos como Gonzalo Muñoz y Cristian Bellei, que tanto en Chile como en los pocos países del mundo donde se ha implementado el sistema de "váucher" -Nueva Zelanda, Suecia y Dinamarca, además de Chile-, sus resultados no han sido muy positivos. Es más, no hay ningún otro país del mundo que avance hacia un sistema de váuchers. Incluso el Banco Mundial y la OCDE, basados en los datos de las pruebas Pisa (de carácter internacional), se han posicionado en contra de estimular los váuchers. El término "educación váucher" en Chile (que se refiere allí a la educación primaria y secundaria) -explica Muñoz citado por Otero- "refiere a un modelo de financiamiento en el que el Estado entrega recursos para la educación de los niños y jóvenes, basado en una fórmula que asocia a cada estudiante con un monto en pesos chilenos que el Estado paga independientemente de si es una escuela pública o privada". La "libre elección" de la escuela por parte del educando "incorpora la dinámica de competencia de las instituciones por conseguir la matriculación de niños. A más alumnos, más financiamiento". "Con lo que se recibe por cada alumno, los establecimientos educativos deben encargarse de todos los gastos, incluido el pago de salarios a los docentes. El monto del váucher no es igual para cada niño sino diferenciado por nivel socioeconómico: el más pobre recibe más recursos". Dicho sistema no garantiza la igualdad de oportunidades, porque el que más recursos particulares tiene, con váucher o sin váucher, paga la mejor educación según sus recursos particulares, y el que solo tiene váucher, aunque no fortuna, se ve compelido por la dinámica del sistema implementado, a acceder a una educación pública que, además de ser estigmatizada por el nuevo sistema privatizante, queda relegada en la competencia por falta de apoyo estatal, los magros beneficios que obtiene por el pago de váuchers y la pérdida de matrícula a medida que el tiempo y las políticas liberales se imponen, produciendo un empobrecimiento mayor de la población más pobre e incluso la marginación y/o exclusión del sistema por nocaut o por abandono. En realidad, se trata de "un sistema que se agotó" después de surgir con la llegada del sistema demoliberal en los 80 y principios de los 90, de la que Chile "fue un experimento mundial, bajo la idea (abstracta y mercadista) de que la competencia iba a producir una dinámica favorable para la calidad educativa". En la Argentina, la implementación de este sistema, fundamentado en la reducción del gasto público y de la burocracia estatal, supondrá necesariamente una nueva Ley Nacional de Educación y la reforma de la Constitución Nacional, pues desde la década del 90 la educación depende de las provincias y no del Estado Nacional. De seguir en las provincias -con menos recursos fiscales que la Nación y relegadas en el presupuesto nacional- ya se puede suponer cuál será el monto de financiación de este sistema, que tampoco asegura ser generoso desde un Estado Nacional que quiere desentenderse de la Educación y que entre sus primeras medidas disolviera el Ministerio de Educación en una cartera con múltiples áreas de gobierno. Ahora quiere entregar la educación a la suerte de cada educando o su familia, lo que implica ya desde el comienzo, una extremista privatización del sistema, con el caos educativo y social que eso supone si la educación deja de ser un "objetivo nacional prioritario" y, por el contrario, coadyuva consciente o inconscientemente -en este caso a nivel intelectual- a la indefensión del país. La experiencia chilena En Chile, aparte de la cuestión contenidista fundamental que parece no estar en la mirada de los expertos, la "educación váucher" amplificó la segmentación económica y generó dinámicas de segregación muy fuertes, reprodujo y hasta multiplicó las desigualdades, generando rechazo y la marginalidad del sistema: "las escuelas públicas se concentran en los más pobres y se van quedando en ella los que no tienen posibilidades de elegir". Por su parte, a las escuelas privadas se les autorizó un "copago" (pago adicional al de los váucher), que terminó de transparentar los objetivos del sistema: mercantilizar y elitizar el sistema a favor de los más pudientes (que con váucher o sin váucher tienen recursos para pagar su educación), segregando a los menos pudientes que, con el váucher no les alcanza para "elegir libremente" la institución educativa de su preferencia o de mayor calidad, por lo que, solo por una razón económica-social deben resignar su educación a escuelas públicas con menores recursos que las privadas dadas las reglas del juego, que además son estigmatizadas como de "baja calidad", en la medida en que "se facilita que los centros privados brinden educación, mientras que a los públicos se les presta menor atención y no se los acompaña con políticas específicas", como aseguran los expertos chilenos. Pues bien, si un sistema no mejora la calidad educativa de todos, fragmenta cada vez más a la sociedad, crea más desigualdades sociales, dificulta y no favorece verdaderas oportunidades educativas y debilita el sistema de educación de un país que para los actuales gobernantes resulta un gasto y no una inversión necesaria del Estado Nacional para un país que aspira a ser soberano. ¿O se trata de todo lo contrario? ¿Qué sentido tiene la implementación de un sistema así? ¿La educación en un país es solo una cuestión individual, operativa, de interés particular, o atañe a los intereses de la Nación? El sistema de váuchers (digámoslo en criollo) entrega en un principio la responsabilidad de la educación y el presupuesto educativo (siempre limitado) a los propios educandos o a sus familiares, lo que implica desde el vamos una flagrante privatización de hecho de consecuencias inimaginables, no solo a nivel económico y social sino, sobre todo, a nivel país y de su futuro inmediato, dada la importancia de la educación para una sociedad y para un país a mitad de camino de la realización colectiva e individual de sus habitantes. Como hemos ya dicho, "ningún individuo puede realizarse plenamente en un país que no se realice y ningún país de América Latina podrá realizarse en un continente que no se haya realizado". Por caso, la "internacionalización de la educación superior" que se plantea en las universidades latinoamericanas, sin que haya alguna resistencia visible a dicha política que promueven los organismos internacionales interesados en ella como la UNESCO, es a nuestro entender un ejemplo de dicha recolonización y retroceso. En ese sentido, la diferencia esencial entre sociedad colonial y sociedad semicolonial nos permite comprender, cómo nos ha ido al independizarnos tan solo política o jurídicamente, sin haberlo hecho a la vez económica y culturalmente de los colonizadores modernos, porque si somos depositarios de los genes y de la cultura mestiza -indo ibérica- y criolla que nos engendró y que nos identifica, no somos europeos ni anglosajones sino latinoamericanos en todo el sentido cultural e histórico de la palabra. La original condición heredada nos obliga a ser independientes, soberanos y autónomos tanto política, económica como culturalmente, a la vez que buscamos los instrumentos para formarnos y realizarnos como quienes realmente somos, después de una inmensa aunque todavía desconocida historia común, continuadora y a la vez superadora de las culturas que nos engendraron, cuyo desconocimiento específico es fruto de esa misma colonización pedagógica que favorece a quienes todavía pretenden dominarnos y abominan de la educación pública y de su condición necesaria que es una educación nacional plena en todo sentido. Antes de terminar, volvamos al Dr. Manuel Belgrano, precursor en temas de soberanía económica y educativa, quien en sus "Escritos Económicos" afirmaba principios fundacionales que pueden aplicarse a la educación: "Es verdad que la natural libertad del hombre le da derecho a emprender el método de vida que más acomode a su genio, pero no le da para envolver en sus ruinas a quienes se fíen de él Las restricciones que el interés público trae al comercio no pueden llamarse dañosas. Esta libertad tan continuamente citada y tan raramente entendida, consiste en hacer fácilmente el comercio que permita el interés general de la sociedad bien entendido. Lo demás es una licencia destructiva del mismo comercio". O en el caso de la educación, "una licencia destructiva" del alma nacional; alma nacional que las aulas deben ayudar a formar y hacer trascender en el espacio nacional e internacional y generación tras generación, con el fin de asegurar la dignidad, elevación y la misma existencia de la Patria.

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