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» InfoNews
Fecha: 27/12/2025 00:33
La nueva guía de Amnistía Internacional para familias propone un abordaje integral para prevenir la violencia digital en adolescentes, que va mucho más allá del control del tiempo de pantalla o las prohibiciones aisladas. El eje está puesto en el acompañamiento, la escucha activa y la responsabilidad estatal y de las plataformas para garantizar entornos en línea más seguros. La guía define la violencia digital como un conjunto de agresiones que van desde el acoso reiterado en redes hasta la difusión no consentida de imágenes íntimas, pasando por discursos de odio, amenazas y chantajes en línea. Lejos de ser cosas de chicos, estas prácticas tienen impacto directo en la salud emocional, social y física de las y los adolescentes, con casos extremos que derivan en autolesiones y suicidio. Según el material elaborado junto al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Argentina, la prevención comienza puertas adentro, con adultos que habiliten conversaciones sin juicios ni sermones. Amnistía recomienda construir confianza, preguntar antes de controlar y acordar reglas claras de uso de dispositivos, en lugar de respuestas punitivas que terminan empujando a las y los adolescentes al silencio. Diez claves La miniguía para familias resume en diez puntos las principales recomendaciones: hablar tempranamente sobre consentimiento, privacidad y límites; acompañar a las y los adolescentes en sus primeras experiencias en redes; y estar atentos a cambios bruscos de ánimo, aislamiento o abandono escolar como posibles señales de alarma. También sugiere documentar las agresiones (capturas de pantalla, enlaces), no borrar pruebas, y saber a qué canales acudir para asesorarse y denunciar, combinando vías escolares, comunitarias y judiciales. Plataformas y Estado bajo la lupa Si bien la guía desaconseja prohibir de manera tajante el acceso a redes, subraya que la protección no puede quedar librada a la buena voluntad de cada familia. Amnistía Internacional insiste en la necesidad de regulaciones que obliguen a las grandes plataformas a respetar los derechos humanos, limitar la vigilancia con fines comerciales sobre menores y responder de forma rápida y transparente ante denuncias de violencia digital. Un vacío de políticas integrales En la presentación del material, la directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina, Mariela Belski, remarcó que la violencia digital de género entre adolescentes crece en un contexto donde las políticas públicas resultan fragmentarias y reactivas. El diagnóstico contrasta con la retórica oficial que suele responsabilizar exclusivamente a las familias, mientras se demora la implementación de estrategias integrales de prevención, capacitación docente y regulación efectiva de plataformas. Para las organizaciones que trabajaron en la guía, transformar estas herramientas en política sostenida implica dotar de recursos a las escuelas, fortalecer las líneas de denuncia y garantizar dispositivos de atención psicológica accesibles para adolescentes y sus familias. En un país donde el acceso a internet es casi universal entre jóvenes pero la protección sigue dependiendo del esfuerzo individual de cada hogar, la violencia digital deja al descubierto una brecha entre los discursos sobre libertad en la red y la obligación concreta del Estado de cuidar a las nuevas generaciones.
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