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» El Ancasti
Fecha: 27/12/2025 00:32
Hacer un balance del año deportivo en Catamarca no es sencillo. La provincia vuelve a exhibir un patrón que se repite desde hace tiempo: los mayores logros llegan desde los deportes individuales, mientras que las disciplinas colectivas arrastran problemas estructurales que parecen no encontrar salida. En ambos casos hay un denominador común imposible de eludir: el acompañamiento del Estado resulta clave para afrontar inscripciones, viajes, equipamiento y todo lo que implica competir en el alto nivel. Días atrás, Catamarca vivió una jornada histórica en los Premios Olimpia, realizados en Buenos Aires, donde tres deportistas locales fueron distinguidos como los mejores en sus disciplinas. Julián Gutiérrez, décimo en los Juegos Olímpicos de París 2024 y doble medallista en la Copa del Mundo de tiro deportivo; Agustín Pollito Tapia, número uno del ranking mundial de pádel; y Facundo Nieva Biza, integrante de la Selección Argentina de patín, subcampeón mundial y elegido deportista del año por el Círculo de Periodistas Deportivos de Catamarca. La lista podría ampliarse sin injusticias: corredores como Joaquín Narváez y Anabel Oviedo Zelarayán, el boxeador Josué Agüero y tantos otros atletas que llevaron el nombre de la provincia por el país y el mundo. En la mayoría de los casos, lo hicieron con respaldo estatal, aunque muchas veces complementado por esfuerzos personales y familiares que sostienen lo que el sistema no siempre garantiza. El contraste aparece con mayor crudeza al observar los deportes colectivos, especialmente el fútbol. En el año que termina, doce equipos catamarqueños afrontaron el Torneo Regional Federal Amateur, el certamen más grande del país, con más de 300 clubes y apenas cuatro ascensos al Federal A. Hoy, ya en la cuarta ronda, solo Independiente de la Capital continúa en competencia. Catamarca produce deportistas de elite y cuenta con apoyo estatal para acompañarlos, pero no logra sostener proyectos colectivos en el tiempo. Catamarca produce deportistas de elite y cuenta con apoyo estatal para acompañarlos, pero no logra sostener proyectos colectivos en el tiempo. La historia no ayuda. Catamarca comparte con Neuquén, Santa Cruz y Tierra del Fuego el récord de no haber tenido nunca un equipo en la Primera División del fútbol argentino. Unión Aconquija fue la ilusión más cercana: tres veces estuvo a las puertas del ascenso, pero aquel proyecto se desmoronó entre deudas, salidas de jugadores y una estructura que nunca logró consolidarse. El básquet ofrece un ejemplo reciente. El Club Atlético Montmartre participó de la Liga Argentina y de la Liga Nacional Femenina, pero fue desafiliado por una deuda cercana a los 50 millones de pesos con la Confederación de Básquet y la Asociación de Clubes. Solo un acuerdo de pago evitó su exclusión total del sistema, con impacto directo en sus divisiones formativas. El diagnóstico está claro: Catamarca produce deportistas de elite y cuenta con apoyo estatal para acompañarlos, pero no logra sostener proyectos colectivos en el tiempo. Mientras los éxitos individuales se multiplican, los clubes siguen atrapados en la precariedad. Dos caras de una misma moneda que invitan a celebrar los logros, pero también a revisar cómo se construye y se sostiene el deporte en la provincia.
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