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  • Crecen las sospechas de que Donald Trump atacó Nigeria con datos falsos

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    Fecha: 27/12/2025 00:28

    El polvo apenas terminó de acomodarse tras la potente oleada de misiles Tomahawk lanzada por Estados Unidos en Nigeria y ya surgieron interrogantes que pusieron en jaque la narrativa oficial de la Casa Blanca. Donald Trump justificó la operación militar como una medida urgente para detener un supuesto genocidio contra cristianos a manos de una filial de ISIS. Sin embargo, la zona elegida para el ataque, el estado de Sokoto, es una región poblada mayoritariamente por musulmanes, quienes históricamente sufren de violencia extremista. La confusión aumentó cuando líderes locales desmintieron el discurso estadounidense. El propio obispo de Sokoto, Matthew Hassan Kukah, declaró públicamente que el área "no tiene problemas de persecución" contra la comunidad cristiana, una afirmación que debilitó el argumento central de Trump. A esto se sumaron las dudas de los analistas de inteligencia, quienes se mostraron divididos sobre si los grupos armados de la zona tienen realmente vínculos con el Estado Islámico o si se trata de bandas criminales locales. Los resultados del bombardeo tampoco ofrecieron certezas. Reportes provenientes de las afueras de Jabo indicaron que los proyectiles impactaron en áreas donde no se tenía conocimiento de campamentos terroristas. Testigos presenciales, como Shafi'u Aliyu Jabo, relataron haber escuchado el estruendo de los misiles y ver cómo una granja resultó incendiada, pero no hubo confirmación inmediata de bajas enemigas significativas ni de la destrucción de infraestructura clave de ISIS, lo que alimentó la hipótesis de un ataque basado en inteligencia defectuosa o interpretada con fines políticos. Si bien las autoridades de Abuya rechazaron la descripción de un "genocidio cristiano" impulsada por Washington, el presidente Bola Ahmed Tinubu aprobó la intervención tras una comunicación entre cancilleres. Para los observadores internacionales, la operación respondió más a necesidades domésticas de Estados Unidos que a una estrategia militar necesaria. Vincent Foucher, investigador del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, analizó el movimiento como un gesto de Trump hacia su base evangélica, buscando demostrar una acción en defensa de los cristianos en el mundo. Un enemigo fantasma: Quiénes son los "Lakurawa" y por qué los expertos dudan de su vínculo con ISIS En el centro de la polémica se encuentra la identidad del grupo atacado, conocido coloquialmente como los "Lakurawa". Aunque Estados Unidos los etiquetó como una célula de ISIS para justificar la intervención, especialistas en seguridad advirtieron que la evidencia de dichos vínculos no es sólida. Estos militantes operaron durante años en la región, ganando popularidad inicialmente al combatir a criminales locales antes de volcarse contra la población rural. La naturaleza del conflicto en Sokoto desafía las simplificaciones de Washington. Alkasim Abdulkadir, portavoz de la cancillería nigeriana, describió el escenario como uno de "mucha fluidez y pocas alianzas ideológicas", lo que dificulta distinguir entre yihadistas y delincuentes comunes. Atacar esta zona bajo la premisa de una guerra religiosa resultó raro para los locales, dado que Sokoto es el hogar del Sultán, líder espiritual de los musulmanes nigerianos, y no un lugar de resistencia cristiana. Mientras el gobierno nigeriano celebró la "disuasión" que provoca el poder aéreo norteamericano, los residentes de Jabo solo vieron una demostración de fuerza. La operación dejó en claro los riesgos de llevar los discursos internacionales a conflictos locales, donde la línea entre aliados, enemigos y víctimas suele ser mucho más difusa que lo que sugiere un discurso presidencial. TC/DCQ

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