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» Mendozaopina
Fecha: 27/12/2025 00:13
El nombramiento de purpurados con voto es una de las herramientas políticas de los papas para determinar la orientación de la Iglesia católica: el 80% de los 135 electores fueron escogidos por Francisco, quien incrementó el peso de Latinoamérica o Asia. En el cónclave que elegirá al nuevo Papa que sucederá a Francisco votan exclusivamente los cardenales electores: son los miembros del colegio cardenalicio que no hayan cumplido 80 años cuando acontece la sede vacante. En principio existe el número límite de 120 electores, pero ese tope puede sobrepasarse como ocurre en esta ocasión si el Papa ha nombrado más cardenales electores porque él es quien dicta la cifra en última instancia. El cónclave del que surgió Francisco tuvo 115 electores, ahora son 135 (el número total de cardenales está en 252). Europa (53), Latinoamérica y Caribe (23), Asia (23), África (18), Norteamérica (14), Oceanía (4) Los electores son cardenales que, como todos, han sido nombrados por el Papa gobernante en su momento. Esa es una de las palancas políticas que puede articular un pontífice al marcar la línea del colegio mediante sus nombramientos. Aun así, las elecciones anteriores se mantienen en el tiempo incluso desaparecido el pontífice que los escogió: en este sentido, todavía permanecen cinco electores que fueron nombrados cardenales por Juan Pablo II, quien murió en 2005 y otros 22 herencia de Benedicto XVI. A pesar de tener solo 76 años, el que fuera número tres del Vaticano, Angelo Becciu, está desprovisto de derechos cardenalicios desde 2020 tras el escándalo del desvío de dinero destinado a los pobres para la especulación inmobiliaria. Los tribunales vaticanos le condenaron a cinco años de cárcel que fueron recurridos. Los Favoritos Un viejo dicho sobre las elecciones papales dice: Quien entra al cónclave como papa, lo deja como cardenal. En otras palabras, cualquier candidato que se considere favorito antes de que comience la votación debe ser tratado con cautela, y ningún cardenal debería entrar en la Capilla Sixtina dando por sentado que obtendrá los votos. En el cónclave de 2013, uno de los favoritos era el cardenal Angelo Scola de Milán. Los obispos italianos estaban tan seguros de que sería elegido que, tras la humareda del Vaticano, un alto funcionario de la iglesia italiana envió un mensaje a la prensa expresando su alegría por la elección de Scola. El problema era que el cardenal Jorge Bergoglio había sido nombrado papa. Este cónclave será crucial para decidir el futuro de la Iglesia católica romana, y el campo de candidatos está abierto gracias a las reformas del papa Francisco. Durante su pontificado, Francisco reformó la composición del organismo que elegirá a su sucesor, haciéndolo más representativo de la Iglesia mundial. Descartó la antigua regla no escrita que establecía que los obispos de ciertas diócesis (varias de ellas en Italia) serían nombrados automáticamente cardenales y, en su lugar, otorgó capelos rojos a los obispos de zonas del mundo que nunca los habían tenido, como Tonga, Haití y Papúa Nueva Guinea. Varios de ellos son ajenos al sistema romano, por lo que es más difícil predecir su voto. Sin embargo, solo unos pocos cardenales poseen las habilidades, la experiencia y la personalidad necesarias para asumir el liderazgo de la Iglesia católica romana. Los electores buscarán a alguien capaz de liderar una iglesia global y ofrecer un liderazgo moral creíble a nivel mundial. La edad también es un factor, ya que los dos últimos cónclaves optaron por papas de mayor edad para asegurar pontificados más breves. Los candidatos papales se conocen como papabile en italiano, o papables. La gran mayoría de los papables fueron nombrados por el papa Francisco, aunque dos fueron elegidos por Benedicto XVI.
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