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» Jornadaonline
Fecha: 27/12/2025 00:10
Rubén Samperi: "el fútbol es una metáfora de la vida" El multifacético simpatizante de Gimnasia y Esgrima pone en palabras su sentimiento blanquinegro Cuando una persona expone en forma verbal o escrita un conocimiento sobre un determinado tema se dice que es "palabra autorizada". Esta facultad está respaldada por las experiencias vividas a lo largo del tiempo. Rubén Samperi es hincha de Gimnasia y Esgrima desde la cuna, ocupó el sillón presidencial de la institución de calle Lencinas, es uno de los fundadores de la peña blanquinegra Juan Gilberto Funes y le puso palabras -entre otros autores- a los sentimientos mensanas a través del libro "Tinta, toque y tablón" elaborado por el departamento de cultura que funciona en la casa del Víctor. Samperi es palabra autorizada al hablar de su querido Lobo. "Hay dos personas responsables de este amor que tengo por Gimnasia y Esgrima; uno es mi viejo y otro; un vecino del Barrio Infanta: Juan Lira" comienza confensando. "Mi padre me trajo de bebé en brazos a la cancha. Luego, por cuestiones laborales, nuestra familia se tuvo que trasladar a vivir a Justo Daract -Antonio era ferroviario-y a pesar de la distancia con Mendoza, escuchaba por radio los partidos del Lobo. La pasión por los colores blanquinegros continuó intacta. Luego, de unos años, regresamos a Mendoza y volví a la cancha. Aunque, tenía unos once años, iba cuando Gimnasia y Esgrima jugaba como local. Algunos partidos venía con mi viejo y en otras; cuando él trabajaba, venía solo". Y continúa: "al ser tan chico, mis padres no me autorizaban a ir cuando el Lobo jugaba de visitante. Y ahí, aparece en escena Juan Lira -el sodero del barrio, fanático del Lobo- El vecino de la manzana 21 del Infanta, me invitó a ir a ver al equipo cuando jugara lejos del Legrotaglie. Se los planteé a mis viejos y me dieron permiso. Éramos cuatro fanas blanquinegros -Aldo Tognini, Oscar Alonso, Juan Lira y yo- que seguíamos al equipo a todas partes". "Mi fanátismo fue creciendo hasta el punto tal que iba a la cancha a observar el segundo tiempo de la cuarta división -antes jugaba esta categoría como partido preliminar del de primera- y luego a los grandes jugadores que vistieron la camiseta blanquinegra" agrega. Pasaron los años, y aquéllos etapas doradas del fútbol de galera y bastón quedaron como un hermoso recuerdo para el hincha pituco. El club comenzó a transitar una difícil etapa en lo económico, institucional y deportivo hasta llegar a la acefalía. Corría febrero de 1996 y cuando Carlos Salgado iba a tomar el mando del club, presentó problemas en su salud y el resto de la comisión directiva debió elegir un nuevo mandamás blanquinegro. Fue allí cuando Rubén Samperi tomó la posta en la conducción del club. "En ese momento, yo tenía 33 años. Cuando llegué a mi casa y le comenté a mi viejo, lo primero que me dijo: "¿Vos estás loco, dónde te metiste?. Me quería matar, recuerda entre risas. La verdad que fue una etapa muy dura. El club no tenía muchos recursos económicos y en lo deportivo, nos tuvimos que arreglar con chicos de inferiores a los cuáles le aseguramos un puesto en el plantel de primera división para afrontar el torneo de la Liga Mendocina. Además, nos comenzaba a comprometer el promedio del descenso. Hicimos un primer torneo como pudimos y si bien, el equipo mejoró en el segundo torneo gracias a un maestro -como DT y persona- Francisco Pancho Ontiveros, no logramos cumplir con el objetivo de clasificar al torneo Regional. Para muchos fue un fracaso nuestra gestión y nos lo hicieron saber porque nos fuimos puteados y sin reconocimiento" rememora. La conducción del club, tras asamblea mediante, decidió que Juan Sosa quedara como el sucesor de Samperi, luego de un año y medio de gestión. Luego de su etapa dirigencial, Rubén -como dice él mismo- se tuvo que rearmar y luego de unos seis meses volvió al tablón. "Un día llegué a la entrada de la tribuna Pablo Antonicelli y dije tengo que seguir porque este amor por los colores va más allá de todo. Por eso, entré y me puse a cantar con el resto de la hinchada. A partir de ahí, volví a la tribuna y nunca más me alejé" dice con nostalgia. A comienzos de los 2000, Samperi y un grupo integrado por el Turco Haddid, Oscar A. Funes, Eloy López, Daniel Bono entre otros; fundaron la peña en homenaje a uno de los ídolos de la institución, Juan Gilberto Funes. "En la casa de Daniel Alberto Azcona nos reunimos y decidimos ponerle el nombre en honor al "Búfalo". Si bien había otros nombres propuestos como Guillermo Anselmo Herrera, votamos y salió elegido el puntano" explica. Nos reunimos cada 15 días y con el paso del tiempo se sumaron más integrantes, nuestros hijos" rememora con nostalgia. Al nombrar a Daniel Alberto -reconocido hincha del Lobo y odontólogo-, Rubén hace un paréntesis y dice: "cuando iba al consultorio de Daniel había una previa de 45 minutos hablando del Lobo y luego, me preguntaba por qué tema asistía a su consulta". Un capo y gran amigo, el gordo" resume. Desde el 2014, con Gabriel Jiménez a la cabeza, Gimnasia y Esgrima le dio un espacio a la cultura y se formó una comisión dedicada al arte en donde Rubén Samperi es parte del staff. Entre la diversidad de actividades que lleva a cabo la comisión de cultura, acaba de sacar a la luz el libro "Tinta,toque y tablón" donde en sus páginas se pueden leer las historias de los hinchas mensanas. Los sentimientos blanquinegros puestos en palabras. En la charla, Rubén vuelve a tocar el tema de su etapa dirigencial y expresa: "si bien no nos fuimos de la mejor manera cuando finalizamos nuestro mandato, veo que a través de las redes sociales, hay comentarios por parte de los hinchas, de agradecimiento por haber mantenido en funcionamiento el club" hace una pausa en su alocución y sus ojos se ponen vidriosos. Al recordar el ascenso logrado a la máxima categoría por parte de su querido Lobo, Samperi confiesa: "la verdad es que no viajé a Buenos Aires porque al otro día -12 de octubre- se casaba una de mis hijas y debía estar presente en la ceremonia, de lo contrario, mi familia me mataba. Sin embargo, hicimos una previa con amigos en casa, comiendo un asado y luego vimos el partido. Sin dudas que fue un día histórico" resume. Antes de finalizar la charla, Rubén deja algunas frases que son la síntesis de su sentimiento blanquinegro: "la vida es una pelea. Hay momentos buenos y otros; no tanto. Sin embargo, siempre el esforzarse tendrá su recompensa".
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