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» San Juan 8
Fecha: 27/12/2025 00:04
Verónica Kenan: "El peligro de querer arreglar en 5 minutos lo que dolió todo el año" La licenciada en psicología analizó el impacto de los balances de fin de año, las rupturas familiares y la incapacidad de comunicar nuestros sentimientos. En el mes 12 del calendario, la atmósfera social se satura de celebraciones, pero en el consultorio de la licenciada en psicología Verónica Kenan, la realidad es distinta. Durante estas fechas, las consultas se incrementan notablemente, y con ellas, el riesgo de situaciones críticas. Según la especialista, el cierre del año se vive con una intensidad desproporcionada que suele opacar el bienestar emocional. Para Kenan, el problema reside en la forma en que evaluamos nuestra vida al llegar a diciembre. La sociedad tiende a naturalizar los logros cotidianos y a maximizar las carencias. "Diciembre representa balances, aunque deberían estar en cualquier época del año. (...) Nos planteamos qué logramos, qué hicimos o qué no pudimos lograr. La mayoría se queda con el vaso vacío o medio lleno y no ve lo que sí logró, hasta dónde pudo llegar". La licenciada destaca que llegar con salud, trabajo o una familia sana es, en sí mismo, un éxito que suele ignorarse frente a la presión de "cerrar etapas" de manera perfecta. Salud mental: el dolor que no se ve Un fenómeno recurrente en esta época es la urgencia por resolver conflictos que fueron postergados durante todo el año. Kenan compara esta actitud con el maquillaje de último minuto antes de una fiesta: "La salud mental siempre puede esperar porque no duele físicamente; no duele el hueso, el corazón ni la panza. Pero muchos de esos dolores físicos tienen que ver con la falta de salud mental. (...) Llegan al consultorio a esta altura del año donde quieren arreglar todo a último momento". Soledad y fallas en la comunicación El núcleo de las consultas actuales gira en torno a las rupturas y la dificultad para conectar con los demás. La soledad se vuelve más evidente cuando se confronta con la imagen de la "familia ideal" de las fiestas. "Los motivos de consulta son varios, el principal son las disoluciones familiares, las soledades, la falta de comunicación. O la dificultad para comunicar lo que queremos: yo lo digo, pero no digo lo que quiero decir o estoy esperando que el otro me adivine". Este ruido en la comunicación se traduce en una gran angustia al momento de armar la mesa navideña. El peso de las "sillas vacías", ya sea por fallecimientos o por alejamientos conflictivos, se vuelve difícil de gestionar. "Se reúnen alrededor de una mesa y empiezan a ver las sillas vacías, los espacios que sobran, con quién sí y con quién no. (...) Inclusive elegir con quién hoy no va a estar en mi mesa también es una decisión, una elección y un logro". Desdramatizar para sanar Finalmente, la profesional hace un llamado a la "desdramatización" de las fechas. El cambio de año no es una frontera mágica, sino un tránsito cronológico que no garantiza cambios si no hay una transformación interna previa. "Tenemos que aprender a desdramatizar las fechas. Cada uno lo puede pasar como quiere. El proceso de la Navidad se vive, pasa... y no cambia nada si no cambia nada dentro nuestro. El año nuevo no es porque todo vaya a cambiar, sino porque vamos a transitar un cambio de número". Kenan concluye que la clave para sobrevivir emocionalmente a las fiestas es la autenticidad y el compromiso individual: hacerse cargo de los sentimientos propios sin esperar que los demás carguen con nuestras frustraciones.
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