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  • Como cambia el cerebro a partir de los 70 anos y que estrategias ayudan a adaptarse

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 25/12/2025 08:40

    Hay una manana en la que despiertas y percibes que tu cuerpo responde de modo diferente. Tal vez sea el tiempo que tardas en encontrar una palabra o la forma en que tus dedos dudan sobre las teclas del telefono. Tal vez sea apenas una sensacion difusa, un reconocimiento silencioso de que algo cambio, no de repente, sino como quien observa el mar, retirandose lentamente de la arena. El cerebro a los setenta anos no es el mismo que a los cuarenta, ni a los cincuenta. Y esto no es una tragedia, es una verdad biologica que merece ser comprendida con serenidad y curiosidad, porque dentro de esos cambios existe tambien una forma de sabiduria que solo el tiempo puede esculpir, explica la doctora Nazareth Castellanos en su sitio de YouTube Cerebro y Alma. Castellanos es una fisica y neurocientifica espanola, reconocida por su investigacion sobre la conexion cerebro-cuerpo, la respiracion y la meditacion, y por su labor de divulgacion cientifica a traves de libros como El espejo del cerebro y Neurociencia del cuerpo. Dirige la investigacion en Nirakara-Lab y explora como la atencion plena y la actividad fisica impactan en la salud corporal y emocional, conectando la ciencia con el bienestar humano. Lleva mas de 20 anos dedicados a la investigacion cientifica, enfocada en la plasticidad cerebral, la atencion y la regulacion emocional. En un podcast expuso los fenomenos que se producen en nuestro cerebro a partir de los 70 anos, y explico como estos pueden ser tomados como un desafio y no como una fatalidad que nos paralice. Reduccion del volumen cerebral Se trata de un proceso gradual que comienza decadas antes y se acelera despues de los setenta. El cortex prefrontal, la region que nos permite planificar, tomar decisiones complejas, controlar impulsos y mantener la atencion sostenida es una de las areas mas afectadas. La sustancia blanca, que son las fibras nerviosas envueltas en mielina y que conectan diferentes regiones del cerebro, tambien sufre alteraciones. La mielina, esa capa protectora que permite que los impulsos electricos viajen rapidamente entre neuronas, comienza a deteriorarse. Se necesita mas tiempo para procesar una informacion nueva, una conversacion rapida se vuelve dificil de seguir, la palabra que queremos decir esta al borde de la lengua, pero no llega. No es falta de inteligencia, es un cambio en la velocidad de procesamiento, afirma la especialista. Despues de los setenta, el hipocampo comienza a trabajar de modo diferente. No pierde toda la capacidad de registrar, pero se vuelve mas selectivo, mas lento... Uno puede recordar con claridad emocional y sensorial algo que sucedio hace cincuenta anos, cada detalle de la luz de aquella tarde, el olor del jardin, la textura de una voz. Pero el nombre de la persona que conocio ayer o donde uno dejo las llaves esta manana parecen disolverse como humo. Esto sucede porque la consolidacion de memorias recientes depende de procesos neurobiologicos que se vuelven menos eficientes. La neurogenesis, la capacidad de generar nuevas neuronas en el hipocampo, disminuye drasticamente, explica Nazareth Castellanos. La buena noticia es que la memoria no depende solo de nuevas neuronas sino de la calidad de las conexiones entre las neuronas que ya existen. Y esas conexiones, esas sinapsis, pueden continuar fortaleciendose a traves de la experiencia, de la curiosidad, del aprendizaje continuo. Disminucion en la produccion de neurotransmisores Dopamina, serotonina, acetilcolina, esas moleculas que permiten que las neuronas se comuniquen entre si, comienzan a producirse en cantidades menores. La dopamina, relacionada con motivacion, placer y movimiento, declina especialmente en los circuitos que conectan el cortex prefrontal con estructuras mas profundas del cerebro. Uno puede sentir esto como una reduccion en la energia, en la iniciativa para comenzar nuevos proyectos, en la sensacion de recompensa. La acetilcolina, esencial para la atencion y la memoria, tambien disminuye, contribuyendo a aquella sensacion de niebla mental que a veces surge, como si el pensamiento necesitara atravesar una capa fina de algodon antes de volverse claro. El cerebro no pierde su esencia, sino que necesita trabajar de modo diferente, compensar con otras estrategias, apoyarse en otros recursos. La plasticidad cerebral, esa capacidad maravillosa que tiene el cerebro de reorganizarse, de crear nuevas conexiones, de aprender y adaptarse, no desaparece a los setenta anos, pero cambia de calidad, aclara Castellanos. La plasticidad es mas lenta, mas selectiva, pero aun existe. Lo que cambia es el esfuerzo necesario: aprender un idioma nuevo, dominar una tecnologia desconocida, adaptarse a rutinas diferentes. Todo esto exige mas tiempo, mas repeticion, mas paciencia. Pero no es imposible. El cerebro continua siendo capaz de crecer, de crear nuevos caminos neuronales, especialmente cuando la experiencia esta acompanada de emocion, de significado personal, de curiosidad genuina. El problema es que muchas veces a esta edad nos dicen o nos convencemos de que no vale la pena intentar, que ya es demasiado tarde, que el esfuerzo no traera resultados. Y esa creencia por si sola limita la plasticidad mas que cualquier cambio biologico. No es necesario resignarse. El cerebro responde a lo que esperamos de el. Si esperamos rigidez, encontraremos rigidez. Si esperamos la posibilidad, aunque sea lenta, encontraremos caminos, afirma esta especialista. Dificultades relacionadas con el sueno Hay tambien cambios en la forma en que el cerebro regula el sueno. El ritmo circadiano, ese reloj interno que nos dice cuando dormir y cuando despertar, se vuelve menos estable. La produccion de melatonina, la hormona que induce el sueno, disminuye. La arquitectura del sueno cambia. Las fases de sueno profundo, aquellas esenciales para la consolidacion de la memoria y la restauracion celular, se vuelven mas cortas y menos frecuentes. Uno puede despertarse varias veces durante la noche, tener dificultad para volver a dormir, sentir que el descanso no es completo... Y esto tiene consecuencias directas sobre el funcionamiento diurno del cerebro. La falta de sueno profundo afecta a la memoria, la atencion, el humor, la capacidad de regular las emociones. Es un ciclo que puede volverse vicioso. El cerebro cambia, el sueno empeora, la funcion cognitiva declina, la ansiedad aumenta, el sueno empeora aun mas. Pero comprender esto no es rendirse, es encontrar estrategias. Mantener horarios regulares, crear rituales de descanso, reducir estimulos antes de dormir, cuidar la luz natural durante el dia. Cambios en la velocidad de procesamiento Se trata tal vez de uno de los cambios mas evidentes y frustrantes. No es que pierdas la capacidad de entender o razonar, sino que todo lleva mas tiempo. Leer un texto complejo, resolver un problema matematico, seguir una conversacion con varias personas hablando al mismo tiempo... Todo esto exige mas esfuerzo y mas tiempo. Pero hay algo que compensa esa lentitud: la profundidad. Con setenta anos, tienes decadas de experiencia acumulada, patrones reconocidos, contextos comprendidos. Lo que se pierde en velocidad, se puede ganar en sabiduria, en capacidad de ver conexiones que alguien mas joven no ve, en comprension matizada de las situaciones. La cuestion es permitirse ese ritmo diferente, no compararse con lo que eras decadas atras, sino reconocer el valor de lo que eres ahora, explica Castellanos. Disminucion en la capacidad de dividir la atencion Hacer varias cosas al mismo tiempo, alternar rapidamente entre tareas, mantener varias informaciones activas en la mente simultaneamente... Todo esto se vuelve mas dificil. La atencion se vuelve mas estrecha, mas enfocada, pero tambien mas rigida. Esto puede compensarse con organizacion, con simplificacion del entorno, con estrategias externas como listas, alarmas, rutinas predecibles. El cerebro a los setenta necesita apoyo, no juicio, afirma Castellanos. Cambio en la intensidad de las emociones Hay una tendencia en muchas personas a experimentar mayor estabilidad emocional, menos reactividad intensa, una cierta serenidad que viene no de la indiferencia, sino de una regulacion emocional mas madura. Esto sucede porque la amigdala, la estructura responsable de las respuestas emocionales rapidas e intensas, se vuelve menos reactiva. Al mismo tiempo, el cortex prefrontal, incluso con sus cambios, mantiene su capacidad de modular esas respuestas. El resultado es que uno puede sentirse menos impulsivo, menos dominado por emociones subitas, mas capaz de observar sus sentimientos con una distancia compasiva. La vida emocional se vuelve mas plana, mas tranquila, pero a veces tambien mas monotona. Esto tiene relacion con la disminucion de la dopamina, con cambios en los circuitos de recompensa. No es depresion necesariamente, aunque puede confundirse con ella. Es un cambio en el tono afectivo, una transformacion en la forma en que el cerebro procesa el placer y el dolor. Cambios sutiles en el lenguaje El vocabulario, la comprension de las palabras, la capacidad de entender frases complejas: todo esto generalmente se mantiene bien preservado. Decadas de lectura, de conversacion, de pensamiento dejaron una red semantica rica y profunda. Pero la recuperacion de palabras especificas, especialmente nombres propios, se vuelve mas dificil. Uno sabe lo que quiere decir, tiene la idea clara en la mente, pero la palabra exacta no viene. Esto se llama fenomeno de la punta de la lengua y se vuelve mas frecuente con la edad. No es Alzheimer, no es demencia. Es una dificultad normal en la recuperacion lexica. El cerebro tiene la informacion almacenada, pero el camino para acceder a ella se volvio mas estrecho, mas lento. A veces uno necesita describir el concepto con otras palabras, lo que puede ser frustrante, pero tambien una oportunidad para desarrollar un lenguaje mas descriptivo, mas metaforico, mas creativo, afirma Castellanos. Cambios en la percepcion sensorial Estos afectan directamente la forma en que el cerebro interpreta el mundo. La vision se vuelve menos nitida, la audicion menos sensible, especialmente para frecuencias altas. Esto no es solo un problema de los ojos o los oidos, es tambien un problema de procesamiento cerebral. El cortex visual y el cortex auditivo reciben informaciones mas pobres, mas ruidosas y necesitan trabajar mas para extraer significado. El cerebro a los setenta necesita estimulos mas claros, mas fuertes, mas distintos. Luz adecuada, ambientes silenciosos, tiempo para procesar y necesita tambien paciencia, tanto de la persona como de quien esta alrededor. Disminucion en la eficiencia de la barrera hematoencefalica Esta barrera es una estructura de celulas especializadas que protege al cerebro, impidiendo que sustancias toxicas de la sangre entren en el tejido nervioso. Con la edad, esa barrera se vuelve mas permeable, mas porosa. El cerebro queda mas vulnerable a inflamaciones, a toxinas, a procesos degenerativos. La inflamacion cronica de bajo grado, algo que aumenta con la edad en todo el cuerpo, afecta tambien al cerebro. Citocinas inflamatorias, moleculas liberadas por el sistema inmunologico, comienzan a circular en el tejido nervioso, afectando a la funcion neuronal, la plasticidad, la neurogenesis. Cuidar de la salud general, reducir la inflamacion a traves de la alimentacion, del ejercicio y del sueno se vuelve aun mas importante en esta fase de la vida. Podemos sentir que es mas dificil comenzar un proyecto, que se procrastina mas, que uno se distrae facilmente, que uno tiene dificultad para mantener el foco hasta el final de una tarea... Esto no es falta de voluntad, es un cambio real en la capacidad del cerebro de coordinar acciones complejas. Pero aqui tambien hay estrategias. Dividir tareas grandes en pasos pequenos, usar recordatorios externos, crear rutinas que reduzcan la necesidad de decisiones constantes, simplificar el entorno para reducir distracciones. El cerebro a los setenta puede hacer muchas cosas, pero necesita estructura, apoyo externo, compasion interna..., aclara Castellanos Disminucion de la memoria de trabajo La capacidad de mantener informaciones activas en la mente mientras uno las manipula tambien disminuye. Es como si la mesa de trabajo mental se volviera mas pequena. Pero la memoria de largo plazo, especialmente para eventos emocionalmente significativos, puede permanecer sorprendentemente intacta. El cerebro prioriza lo que tiene carga emocional, lo que tiene significado, lo que marco la historia de cada uno. Y esto es una forma de sabiduria. Cambio en la forma en que el cerebro procesa recompensas y motivacion El sistema dopaminergico que nos impulsa a buscar novedades, a explorar, a sentir placer con conquistas, se vuelve menos responsivo. Esto puede manifestarse como una reduccion en el entusiasmo, en la curiosidad espontanea, en la disposicion para experimentar cosas nuevas... Uno puede sentirse mas comodo con rutinas conocidas, menos dispuesto a salir de la zona de confort, nos dice la especialista. El desafio es encontrar un equilibrio, respetar la necesidad de estabilidad y previsibilidad, pero tambien nutrir la curiosidad, buscar novedades dentro de limites confortables, mantener el cerebro comprometido con el mundo. La capacidad de inhibicion disminuye o aumenta Esta capacidad de controlar impulsos, de no decir o hacer lo primero que viene a la mente puede tanto mejorar como empeorar. En algunas personas hay una mayor desinhibicion, una tendencia a ser mas directo, menos preocupado por convenciones sociales, a veces hasta grosero, sin intencion. Esto sucede porque el cortex prefrontal, que es responsable del control inhibitorio, es menos eficiente. Pero en otras personas hay un aumento en el autocontrol, una madurez emocional que viene de la experiencia y de la regulacion emocional mas desarrollada. No hay una regla unica. Cada cerebro envejece de forma particular, reflejando no solo la biologia, sino tambien la historia de vida, las experiencias acumuladas, los habitos mantenidos a lo largo de las decadas. Aumento del riesgo de desarrollar patologias neurodegenerativas El riesgo crece significativamente, pero es importante entender: el envejecimiento normal no es enfermedad. Los cambios descritos son parte del envejecimiento tipico, no son signos de demencia. La demencia es una condicion patologica que va mucho mas alla de los cambios normales, que interfiere profundamente en la autonomia, en la capacidad de cuidarse, en la esencia de la persona... Confundir envejecimiento con enfermedad es un error que genera miedo innecesario, que hace que cada olvido sea interpretado como el inicio de una tragedia. Es fundamental distinguir. Olvidar donde uno dejo las llaves es normal. Olvidar para que sirven las llaves no lo es. Tener dificultad para recordar un nombre es normal. No reconocer a la propia familia no lo es. El envejecimiento cerebral no depende solo de la edad cronologica. Depende de decadas, de elecciones, de habitos, de experiencias... La reserva cognitiva es un concepto fundamental. Es como si el cerebro acumulara a lo largo de la vida una especie de ahorro neuronal. Cuanta mas educacion uno tuvo, mas libros leyo, mas idiomas aprendio, mas desafios intelectuales enfrento, mayor es esa reserva. Dos personas pueden tener la misma cantidad de dano cerebral, pero aquella con mayor reserva cognitiva aun funciona bien, mientras que la otra ya muestra signos de declive. Esto no es privilegio, es biologia, aclara Castellanos. Que puedo hacer hoy para cuidar de este cerebro que me trajo hasta aqui? Que puedo hacer para honrar su historia, para apoyar sus necesidades, para permitir que continue funcionando lo mejor posible dentro de sus nuevas condiciones?, se pregunta esta especialista. Hay tambien belleza en el envejecimiento cerebral. La lentitud puede ser profundidad. La selectividad de la memoria puede ser sabiduria sobre lo que importa. La reduccion de la reactividad emocional puede ser serenidad. La necesidad de simplicidad puede ser claridad. El cerebro a los setenta no es un cerebro fallido. Es un cerebro diferente, con sus propios dones, sus propias capacidades. Y tal vez el mayor desafio no sea impedir los cambios, sino aprender a ver lo que nace dentro de ellos. Entonces, al llegar a los 70, nuestro cerebro ya atraveso decadas de experiencia, se moldeo y remoldeo innumerables veces, perdio neuronas y creo conexiones, vivio alegrias y dolores, aprendio y olvido y aprendio nuevamente. Los cambios que suceden ahora son reales, mensurables, innegables, pero no son el final de la historia. Son un nuevo capitulo, escrito en ritmo diferente, con palabras diferentes pero, aun asi, lleno de posibilidades.

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