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» Informate Salta
Fecha: 24/12/2025 14:46
En su mensaje de Navidad, Monseñor Mario Cargnello, Arzobispo de Salta, reflexionó sobre el sentido profundo del nacimiento de Jesús y el compromiso que este acontecimiento implica para la vida de los cristianos en cada etapa y circunstancia personal. “El Nacimiento de Jesús es conocido por todos, pero al mismo tiempo cada Navidad tiene un mensaje especial que nos encuentra en un momento determinado de la vida”, expresó, señalando que la celebración alcanza por igual a jóvenes, adultos, ancianos, pobres y ricos, hombres y mujeres, siempre en situaciones distintas. El Arzobispo subrayó que la Navidad busca despertar una conciencia y un compromiso: la certeza de que, como creen los cristianos, “Dios se ha hecho hombre buscándonos a nosotros, ofreciendo y buscando su amistad, de Dios y de hombres”. En ese sentido, afirmó que cada persona es importante para Dios, quien elige manifestarse no desde el poder, sino desde la fragilidad. “¿Quién es más frágil que un bebé?”, se preguntó Monseñor Cargnello, al recordar que Jesús nació indefenso y dependiente. “Basta soltarlo y se muere, no darle de comer y se muere. Así ha nacido y se ha hecho uno de nosotros el Señor Jesús, para querer depender de nosotros”, explicó, remarcando que allí nace el compromiso cristiano. El mensaje puso el acento en la identificación de Jesús con quienes más necesitan de los demás. “El Señor ha querido identificarse justamente con los que necesitan de nosotros”, afirmó, recordando que “la felicidad del hombre y la realización plena no está primero en acumular para mí, sino aprender a darme a los demás”. En este marco, Monseñor Cargnello sostuvo que la verdadera felicidad se alcanza cuando se descubre “el gozo de dar y sobre todo de darnos: darnos el tiempo, la atención y la preocupación”. Frente a un mundo marcado por el sufrimiento, alentó a no perder la esperanza y a creer que “las pequeñas obras hechas con alegría valen más que todos los que quieren destruir el mundo”. Finalmente, invitó a los fieles a vivir la Navidad con gestos concretos de amor y cercanía. “Preparemos el pesebre en el corazón, tratando de dar algo de lo nuestro: tiempo, una sonrisa, una atención, una pregunta, una llamada, sobre todo a aquellos que tenemos abandonados y que nos necesitan”, exhortó. El Arzobispo concluyó su mensaje deseando bendiciones para todas las familias y animando a celebrar el nacimiento de Jesús con alegría y fraternidad: “Que el Señor los bendiga y que cuando se reúnan para celebrar la Navidad en familia, puedan abrazarse y decir alegremente al otro: ¡Feliz Navidad! Ha nacido Jesús”.
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