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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/12/2025 13:54
Durante siglos, la humanidad convivió con preguntas sin respuesta. Algunas surgieron de restos enterrados bajo la arena, otras de documentos incompletos, cuerpos imposibles de clasificar o eventos naturales que alteraron el curso de la historia. Estos enigmas atravesaron generaciones y se transformaron en relatos abiertos, sostenidos por teorías parciales y debates sin resolución definitiva. Sin embargo, el año 2025 marcó un punto de inflexión en varios de esos casos. El desarrollo de nuevas técnicas de análisis genético, el uso sistemático de inteligencia artificial, la revisión crítica de archivos históricos y la reinterpretación de datos científicos acumulados permitieron avanzar sobre misterios que parecían irresolubles. En muchos casos, la clave no estuvo en un hallazgo aislado, sino en la combinación de disciplinas y enfoques. Desde tumbas reales en Egipto hasta cometas primitivos del sistema solar, la ciencia logró este año cerrar ocho capítulos pendientes del pasado. Cada respuesta no solo aclaró un interrogante puntual, sino que también ofreció una mirada más precisa sobre las sociedades humanas, la historia natural de la Tierra y los procesos que moldearon la vida tal como se la conoce hoy. Los 8 misterios descubiertos por la ciencia en 2025 1. El agua de la Tierra y su vínculo con los cometas El origen del agua terrestre fue uno de los debates más persistentes de la ciencia planetaria. En 2025, una reinterpretación de los datos obtenidos por la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea modificó el panorama. El análisis del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko indicó que su agua presentaba una proporción de deuterio e hidrógeno similar a la de los océanos de la Tierra. Este resultado devolvió relevancia a la hipótesis de que cometas de la familia de Júpiter participaron en el suministro de agua durante los primeros millones de años del planeta. Aunque parte del agua terrestre surgió del vapor volcánico y de impactos de asteroides, la evidencia sugirió que los cometas también cumplieron un rol clave. Investigaciones anteriores han demostrado que parte del agua de la Tierra se originó a partir del vapor emitido por los volcanes; ese vapor se condensó y cayó en forma de lluvia sobre los océanos. Pero los científicos han encontrado ahora más evidencia de que una parte sustancial de nuestros océanos provino del hielo y los minerales de los asteroides, y posiblemente de los cometas, que chocaron contra la Tierra. Esta firma es la proporción de deuterio (D) a hidrógeno regular (H) en el agua de cualquier objeto, y brinda a los científicos pistas sobre dónde se formó ese objeto. El deuterio es un tipo raro y más pesado (o isótopo) de hidrógeno. Cuando se compara con el agua de la Tierra, esta proporción de hidrógeno en cometas y asteroides puede revelar si existe una conexión, como se comprobó finalmente. “Realmente empezaba a parecer que estos cometas desempeñaban un papel importante en el suministro de agua a la Tierra”, afirmó Kathleen Mandt, científica planetaria de la NASA. 2. La tumba perdida de Tutmosis II Cerca del Valle de los Reyes, una misión conjunta británico-egipcia resolvió uno de los mayores enigmas de la egiptología. En febrero de 2025, los investigadores localizaron la tumba del faraón Tutmosis II, cuyo paradero permaneció desconocido durante más de cien años. El gobernante reinó entre 1493 y 1479 a.C. y fue esposo y medio hermano de Hatshepsut. La cámara funeraria presentó muros cubiertos de jeroglíficos y un techo decorado con mapas celestes. El hallazgo fue el primero de una tumba real en la zona desde 1922 y permitió comprender mejor los inicios de la dinastía XVIII, así como la evolución de la arquitectura funeraria en el antiguo Egipto. 3. Los nuevos geoglifos de Nazca El desierto del sur de Perú reveló uno de los avances arqueológicos más veloces del año. En solo seis meses, el uso de inteligencia artificial permitió identificar 303 nuevos geoglifos en la región de Nazca, lo que duplicó la cantidad conocida. El trabajo estuvo a cargo del Instituto de Nazca de la Universidad de Yamagata, en colaboración con IBM. Estas figuras, conocidas como las Líneas de Nazca, han desconcertado a historiadores, arqueólogos y exploradores durante décadas. Entre los hallazgos hay desde un calendario astronómico hasta señales de rituales para deidades preincaicas. Las figuras, datadas entre el 200 a.C. y el 650 d.C., incluyeron representaciones de animales, formas humanas y patrones geométricos de gran escala. La verificación en terreno por parte de expertos, confirmó la autenticidad de cada hallazgo. La evidencia reforzó la idea de un paisaje ceremonial integrado, con caminos rituales y procesiones destinadas a establecer vínculos simbólicos con las deidades preincaicas. 4. La verdadera identidad de una momia austríaca Durante siglos, un cuerpo momificado conservado en una iglesia rural de Austria despertó especulaciones sobre milagros, venenos y propiedades curativas. El llamado «capellán secado al aire» permaneció envuelto en misterio hasta que una fuga de agua obligó a retirarlo de su cripta en 2025. Los análisis científicos revelaron que los restos pertenecían a Franz Xaver Sidler von Rosenegg, un aristócrata del siglo XVIII que se convirtió en vicario parroquial. El equipo identificó un método de embalsamamiento hasta entonces no documentado y explicó la presencia de un objeto de vidrio hallado dentro del cuerpo. La investigación cerró definitivamente un enigma sostenido por siglos de mitos locales. 5. Los cachorros de la Edad de Hielo Los restos momificados de los llamados Cachorros Tumat, descubiertos en Siberia, alimentaron durante años la hipótesis de una domesticación temprana del perro. Su excelente conservación y los restos de alimento en sus estómagos parecían indicar convivencia con humanos hace más de 14.000 años. En 2025, un estudio genético y químico descartó esa posibilidad. Los resultados indicaron que los cachorros fueron lobos salvajes sin contacto humano. Este hallazgo obligó a revisar los modelos sobre el origen de la relación entre humanos y perros y aportó nueva claridad a uno de los procesos culturales más importantes de la prehistoria. 6. El barco Hjortspring y su origen El barco Hjortspring, expuesto en el Museo Nacional de Dinamarca, fue durante décadas un objeto sin historia definida. Excavado en una ciénaga en la década de 1920, el navío apareció cargado de armas, pero sin pistas claras sobre su procedencia. Un nuevo análisis de los materiales reveló que el barco recorrió largas distancias antes de su hundimiento, lo que indicó una expedición militar planificada. El hallazgo de una huella dactilar parcial en restos de alquitrán aportó un vínculo directo con uno de sus tripulantes. “Las huellas dactilares son muy raras para este período de tiempo y área”, señaló Mikael Fauvelle, autor principal del estudio. 7. Las enfermedades ocultas del ejército de Napoleón La desastrosa retirada de Napoleón Bonaparte de Rusia en 1812 siempre se explicó a partir del frío, el hambre y el tifus. En 2025, un análisis genético de dientes de soldados muertos reveló un panorama más complejo. Los investigadores detectaron Salmonella enterica y Borrelia recurrentis, bacterias responsables de fiebre paratifoidea y fiebre recurrente. Estas infecciones contribuyeron de manera significativa a la mortandad masiva del ejército. “Antes, pensábamos que solo había una enfermedad infecciosa que diezmó al ejército de Napoleón: el tifus”, explicó Rémi Barbieri, autor principal del estudio. 8. El volcán que enfrió el planeta en 1831 Durante décadas, los científicos buscaron identificar el volcán responsable de una erupción en 1831 que provocó un enfriamiento global y graves crisis agrícolas. En 2025, la combinación de registros climáticos, depósitos volcánicos y documentos históricos permitió señalar finalmente al causante. La identificación cerró un vacío clave en la historia climática moderna y aportó evidencia sobre el impacto global de grandes erupciones. El hallazgo también reforzó la comprensión de cómo eventos naturales puntuales pueden alterar durante años el equilibrio climático del planeta. En conjunto, estos ocho descubrimientos demostraron que el pasado aún guarda respuestas accesibles y que no permanece inmóvil. La ciencia, apoyada en nuevas herramientas y miradas interdisciplinarias, logró transformar viejas preguntas en conocimiento verificable. En 2025, muchos misterios dejaron de ser relatos abiertos para convertirse en capítulos cerrados de la historia humana y natural.
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