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Gualeguaychu » El Argentino
Fecha: 24/12/2025 10:32
Por Milagros Martínez Garbino* Según datos del Banco Central, la mora en familias prácticamente se triplicó en un año, al tiempo que el financiamiento vía tarjetas de crédito mostró un crecimiento sostenido. Este fenómeno dejó de ser un problema individual para convertirse en una señal de alerta a nivel macroeconómico. Las deudas más caras son las que más crecen Dentro del universo de deuda familiar, las formas más caras de financiación son las de corto plazo: tarjetas de crédito, préstamos personales o créditos a sola firma, incluidos los que se gestionan a través de billeteras virtuales. Fueron, además, las líneas que más crecieron en los últimos meses y las que mayor presión ejercen sobre ingresos que no logran acompañar la suba de precios. El error más frecuente: pagar sólo el mínimo A esto se suma uno de los errores más frecuentes y costosos: pagar sólo el mínimo de la tarjeta. Aunque para muchas familias representa una forma de “ganar tiempo”, en la práctica implica refinanciar el saldo a tasas muy superiores al promedio del sistema financiero. Lo que hoy parece un alivio transitorio puede convertirse rápidamente en una bola de intereses difícil de revertir. Refinanciar sin estrategia también puede agravar el problema Otro aspecto que suele pasar desapercibido es el uso de refinanciaciones o consolidaciones sin una estrategia clara. En muchos casos, estas herramientas no reducen la deuda sino que la encarecen, extendiendo plazos a costos financieros elevados. Refinanciar sin un plan puede aliviar el corto plazo, pero agravar el problema en el mediano. Dos estrategias probadas para ordenar la deuda Existen dos enfoques ampliamente utilizados para ordenar deudas de consumo: el método “bola de nieve” (snowball method) y el método “avalancha” (debt avalanche). Ambos persiguen el mismo objetivo —reducir pasivos—, pero parten de lógicas distintas. Bola de nieve: cuando la motivación es la clave El método bola de nieve propone ordenar las deudas desde la de menor saldo a la de mayor y concentrar los pagos extraordinarios en la más pequeña. A medida que se cancelan, se avanza hacia las siguientes. Su principal fortaleza es psicológica: ver resultados rápidos mejora la motivación y facilita sostener el plan en el tiempo. Suele ser especialmente útil para hogares con alto nivel de estrés financiero o dificultad para mantener compromisos de largo plazo. Avalancha: pagar menos intereses en el largo plazo El método avalancha, en cambio, prioriza las deudas según su costo financiero total. Se comienza por aquella que tiene la tasa de interés más alta, independientemente del monto adeudado. Desde el punto de vista económico, es el enfoque más eficiente, ya que reduce el “arrastre” de intereses y evita que la deuda siga creciendo. Combinar métodos también es una opción válida En la práctica, muchas familias combinan ambos métodos: primero buscan un alivio rápido cancelando una deuda pequeña y luego concentran esfuerzos en las obligaciones más caras. El resultado suele ser un equilibrio entre motivación emocional y eficiencia financiera. No todas las deudas pesan igual Además del monto y la tasa, existen otros criterios relevantes al momento de ordenar el pago. El tipo de acreedor importa: no es lo mismo deberle a un banco que a una tarjeta de crédito, a una billetera virtual o a un familiar. Algunas deudas pueden derivar rápidamente en acciones legales o afectar el historial crediticio, mientras que otras generan mayor carga emocional que riesgo financiero. La moneda también importa En un país con ingresos mayoritariamente en pesos, las deudas en dólares o ajustadas por inflación implican un riesgo adicional ante movimientos del tipo de cambio. Este factor debe incorporarse al momento de priorizar pagos y definir estrategias de salida. Un punto atraviesa todas las estrategias: no hay salida posible si se continúa tomando deuda para gastos corrientes. Ordenar pasivos requiere, al mismo tiempo, cerrar la “canilla” del endeudamiento diario, especialmente el uso de la tarjeta para consumo habitual. Un escalón más: cambiar deuda cara por deuda más barata Una vez realizado el trabajo de base —ordenar las deudas por monto, tasa de interés y acreedor, y frenar el endeudamiento cotidiano—, existe un paso adicional que puede mejorar el resultado final: analizar el costo financiero total de cada deuda y evaluar si conviene reemplazar una deuda cara por otra más barata. Un ejemplo habitual es el de las tarjetas de crédito, que suelen tener un costo financiero total significativamente más alto que el de los préstamos personales. En contextos de baja reciente de tasas, comparar costos y reorganizar pasivos puede abrir una ventana de oportunidad para reducir intereses y facilitar la salida del endeudamiento. ¿Conviene usar ahorros para cancelar deudas? El mismo criterio aplica a los ahorros. Si una persona tiene un plazo fijo que rinde una tasa inferior a la que paga por sus deudas, desde el punto de vista financiero puede ser conveniente cancelar ese ahorro y utilizarlo para saldar obligaciones de alto costo. Lo mismo ocurre con el dinero guardado “bajo el colchón”: cuando los intereses de la deuda superan ampliamente cualquier rendimiento posible, mantener ese efectivo mientras se pagan intereses elevados suele ser una decisión ineficiente. Ordenar deudas no es magia, es método Ordenar las deudas no resuelve por sí solo el deterioro del poder adquisitivo, pero sí permite bajar la ansiedad y evitar decisiones que profundizan el problema. Más que un ejercicio financiero, es una forma de recuperar margen de maniobra. Salir de deudas no es inmediato: es un proceso progresivo, que exige constancia y disciplina. Sin embargo, cuando existe un plan claro y se toman decisiones informadas, cada paso suma. En un país donde la deuda se volvió parte del paisaje cotidiano, ordenar no es resignarse: es empezar a construir futuro. Ocho pasos concretos para empezar hoy Listar todas las deudas con monto, tasa, moneda y acreedor Identificar cuál es la deuda más cara y cuál la más pequeña Evaluar riesgos legales y emocionales según el acreedor Cerrar la toma de deuda para gastos corrientes Elegir estrategia: bola de nieve, avalancha o combinación Analizar si conviene cambiar deuda cara por deuda más barata Usar ahorros o instrumentos de bajo rendimiento para cancelar deuda costosa Revisar el avance cada 60 días *Economista – Especialista en finanzas personales
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