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» Informate Salta
Fecha: 24/12/2025 02:42
Las fiestas y el cierre de año suelen intensificar la exposición a imágenes de felicidad, éxito y perfección en redes sociales. Para la Lic. Natalia Heredia, psicóloga, este fenómeno no es inofensivo y puede generar angustia, ansiedad y un deterioro en la autoestima, especialmente en los adultos. "Los adultos tienden más a compararse y a creer en esa imagen idealizada” “La presión por mostrar una vida perfecta tiene que ver con los ideales que promueve esta sociedad consumista. Las mismas pantallas nos muestran estándares de felicidad, de cuerpo y de éxito que no son reales”, explicó en diálogo con InformateSalta. Heredia señaló que, a diferencia de lo que se suele creer, muchos adolescentes hoy tienen un manejo más consciente de las redes que los adultos. “Los chicos ya entendieron que no todo lo que se ve es real. Comparten menos, tienen cuentas privadas y cuidan su intimidad. En cambio, los adultos tienden más a compararse y a creer en esa imagen idealizada”. Según la especialista, el problema se agrava cuando el uso de redes se vuelve excesivo. “Estamos frente a una adicción, como cualquier otra. El uso prolongado de pantallas genera cambios en el humor, ansiedad, alteraciones del sueño, en la alimentación y en las relaciones sociales”. “Parece que estar triste, enojado o pasar las fiestas de una forma distinta está mal. Pero todas las emociones son válidas" Uno de los principales riesgos es la invalidación de las emociones. “Parece que estar triste, enojado o pasar las fiestas de una forma distinta está mal. Pero todas las emociones son válidas. Cuando no las reconocemos, aparece la sensación de soledad, angustia y la idea de que uno está incorrecto”, advirtió. Heredia remarcó que algunas señales de alerta pueden ser el aislamiento, la irritabilidad, el uso compulsivo del celular, la dificultad para vincularse cara a cara y la pérdida de interés por actividades cotidianas. “Cuando el contacto visual incomoda, cuando salir genera ansiedad, ahí hay algo para mirar”. Como contrapartida, recomendó volver a lo básico. “Mover el cuerpo, sociabilizar, estar al aire libre, escribir, poner límites al uso del celular y pedir ayuda profesional sin vergüenza. Somos seres sociales y necesitamos del otro para estar bien”.
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