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» Clarin
Fecha: 24/12/2025 02:41
Javier Milei parece haberse convencido sobre la utilidad de no menear más la Ley de Presupuesto después de la media sanción en Diputados. Le costó aceptar la derrota parcial que significó la caída del Capitulo XI que incluía, entre varias cosas, el archivo final para la emergencia universitaria y por discapacidad. Al fin de cuentas nunca hizo caso a la vigencia que representó el rechazo de su veto por los dos tercios de ambas Cámara del Congreso. A tal punto llegó la desobediencia que el fallo del juez Adrián González Charvay siguió de largo hasta que una apelación forzosa del Gobierno dejó la resolución definitiva en manos de la Cámara Federal de San Martín. No se trató de un caso aislado. Jorge Macri, el jefe de la Ciudad, ha vuelto a reclamar el pago de la deuda por coparticipación que tiene la Nación. En ese aspecto hay un fallo firme de la Corte Suprema también incumplido. El Presidente pretende redondear el final del 2025 con otra victoria. Que termine ilustrando en la gestión la resonante victoria que obtuvo en las legislativas de octubre. Podrá mostrar por primera vez en tres años la existencia de un Presupuesto. Otro cantar sería su futura implementación. Bastante tuvo que ver en este convencimiento, amén de su círculo íntimo, la postura de Patricia Bullrich. La senadora tuvo una mirada crítica sobre la ocurrencia del Gobierno de pretender tumbar aquellas emergencias a través de una rústica jugarreta. Su onda expansiva indujo a la ex ministra a suspender hasta febrero la reforma laboral a la cual se pretendía darle media sanción en el Senado antes de fin de año. Hubo algo más que el simple aplazamiento. Con los senadores de Unión por la Patria, Mariano Recalde y Juliana Di Tulio, ganados por la sorpresa, Bullrich anunció que el dictamen de mayoría consumado estaba abierto a cualquier negociación. Un mensaje también para la Confederación General del Trabajo (CGT) que la semana pasada realizó una módica marcha de protesta a la Plaza de Mayo. Uno de los principales asesores de opinión pública le hizo ver a Milei una realidad que el libertario resiste aceptar. Más del 60% de los votantes oficialistas se manifiestan en desacuerdo con la poda a la educación y las personas con capacidades diferentes. Puede adjudicarse aquel volumen elevado a la influencia del voto blando del PRO. Los “ñoños”, quizás. No alcanzaría sin embargo para explicar el porcentaje. Habría también participación de liberales libertarios. El Gobierno podría blandir, de no mediar algún imprevisto, el éxito de la sanción del Presupuesto el próximo viernes que se convertiría en símbolo de los presuntos nuevos tiempos. A lo mejor, una mayor institucionalidad. También una señal de la gobernabilidad que le exigen desde Washington Donald Trump y el Fondo Monetario Internacional (FMI). En cualquier caso, el Gobierno estaría pagando mayores costos políticos de los previstos si se tiene en cuenta el renovado impulso que traía de las urnas. Astilló demasiado rápido la relación con los gobernadores colaboracionistas que empiezan a observar con desconfianza los movimientos libertarios. Provincias Unidas, que junta a seis mandatarios de primer orden, registró abstenciones y votos negativos. También se apartaron pejotistas clave. Por caso, Raúl Jalil, de Catamarca, cuyos diputados sufragaron en contra. Vale refrescarlo: la ruptura del catamarqueño con Unión por la Patria, posibilitó al oficialismo libertario transformarse en primera minoría en la Cámara Baja. El daño mayor ocurrió con su principal aliado, el PRO. Cuyos diputados bancaron con estoicismo aquel Capitulo XI. Algo que la ex diputada Silvia Lospennato vio venir. De allí la determinación, pese a los ruegos de Mauricio Macri, de emigrar a la Legislatura porteña. Para esa tarea resultó electa en la elección desdoblada de mayo en la Ciudad donde fue derrotada por Manuel Adorni. El ex portavoz gambeteó la responsabilidad con su ascenso a Jefe de Gabinete. El quiebre con el PRO, que no habrá que estimar definitivo, derivó de la maniobra libertaria para designar de madrugada en Diputados a tres representantes de la Auditoría General de la Nación (AGN). Un organismo que, aún con mucho retardo, fiscaliza la administración de fondos del Estado. Existía un pre acuerdo entre La Libertad Avanza y el PRO para que uno de aquellos miembros fuera del partido del ex presidente Macri. Rondaba el nombre del ex ministro Jorge Triaca. Tallaba además el radicalismo con el ex diputado Mario Negri. Y hasta Encuentro Federal que empujaba a Emilio Monzó. El mundo de la política quedó boquiabierto cuando el nominado fue Juan Forlón, que responde a La Cámpora de Máximo Kirchner. Existen divergencias sobre los tutores del pacto. Se adjudica a Martín Menem, titular de Diputados, y Eduardo “Lule” Menem, mano derecha de Karina Milei, una negociación secreta con Máximo. Otras fuentes señalan la participación de Juan Manuel Olmos, titular de la AGN y del PJ porteño, con línea directa a Cristina Fernández. A Macri no le importaría tanto la trastienda como la señal política que será difícil olvidar. El ex presidente mantuvo varios diálogos con Cristian Ritondo, el jefe del bloque del PRO. Que al final de la sesión de Diputados del jueves consideró quebrada la confianza de sociedad con el Gobierno. Dicen que el ingeniero viene repitiendo desde hace rato una frase con perfil de premonición: “Desde puntos ideológicos opuestos el mileísmo y el kirchnerismo tienen muchos puntos de contacto. Especialmente en el desprecio por la República”, comenta. Ritondo presentó un recurso de amparo contra aquellas designaciones en la AGN. Remarca que el decreto presidencial que convocó a extraordinarias no contemplaba ese punto. Resultaría inconstitucional. Apunta, por otra parte, la forma en que se llevó a cabo. Casi a escondidas. Ritondo tuvo un diálogo posterior con Martín Menem pero no se llegó a ningún acuerdo. El diputado macrista escuchó la ira de su jefe que no le dejó margen para ninguna contemplación. Recogió la certeza también de que el ingeniero estaría de nuevo convencido de que el PRO debe tener su propio candidato en 2027. Otra curiosidad al paso: el mayor defensor de las nominaciones en la AGN resultó el peronista Olmos. Los demás prefirieron aferrarse al silencio. Bullrich, a horas de la sesión crucial del Senado, tomó nota de lo cerca que la crisis ha colocado la sangre del rio. Por ese motivo habría adoptado una precaución. En la sesión de pasado mañana se soslayaría la designación de los tres auditores que corresponden al Senado, al parecer ya distribuidos entre un libertario, un peronista y un radical. Sobre la firma Newsletter Clarín
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