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» El Ancasti
Fecha: 24/12/2025 02:33
Condena en suspenso con tratamiento por adicciones El acusado reconoció los hechos, pidió perdón y ayuda. "Estoy enfermo. Me dieron otra oportunidad", dijo. "Tengo un problema de consumo muy serio. Estoy enfermo", dijo cuando finalizó la audiencia. Había recibido una condena pero, a la vez, una nueva oportunidad. Sus palabras salieron con una mezcla de alivio y urgencia en el pasillo de la Cámara de Sentencia en lo Criminal de Segunda Nominación. El Tribunal lo declaró culpable y le impuso una condena de tres años de prisión en suspenso. Entre las pautas de conducta se dispuso realizar un tratamiento por adicciones. A la vez, junto con las otras medidas, deberá efectuar un cumplimiento estricto. "Me dieron otra oportunidad", repitió, mientras habla de sus hijos como su sostén para intentar salir adelante. El tribunal estuvo integrado por los camaristas Silvio Martoccia, Miguel Lozano Gilyam y Mauricio Navarro Foressi y se lo declaró culpable en cinco hechos delictivos cometidos entre abril de 2023 y octubre de 2024. Oportunamente fue imputado por “lesiones leves agravadas por mediar una relación de pareja”, “hurto simple”, una tentativa de “robo” y dos hechos de “robo simple”. Todos los hechos, según reconoció ante los magistrados, estaban vinculados con su adicción. "Empecé a consumir hace 10 años pero en 2023 comencé con todo esto. Era como un raid delictivo lo que hacía para poder seguir consumiendo", confesó. La escalada fue rápida y destructiva: en abril de 2023 agredió a su pareja durante una discusión por dinero. Le causó lesiones que requirieron 10 días de curación. Luego vinieron los hurtos y robos, la mayoría en locales comerciales, siempre con el mismo patrón: conseguir dinero o elementos de valor para mantener el consumo. La mayoría de los elementos sustraídos se recuperó. El punto de quiebre llegó en agosto de 2024, cuando intentó robarle el celular a una mujer que subía a un colectivo en pleno centro de la ciudad. Un vecino intervino, lo detuvo y fue aprehendido. Aún así, semanas después volvió a delinquir: dos robos más en drugstores durante septiembre. Para lograr su cometido rompió vidrieras para ingresar y llevarse teléfonos, dinero y cigarrillos. "Pedí ayuda. Pedí una nueva oportunidad y me la dieron", dijo ahora. El fiscal de Cámara Augusto Barros, tras analizar la prueba, remarcó que todos los hechos estaban atravesados por la problemática de la adicción. Tras escuchar la confesión, mantuvo la acusación y pidió una pena de tres años de prisión en suspenso. Además, entre otras medidas, que realice un tratamiento. En tanto que el defensor Barrientos adhirió a lo solicitado por el representante del Ministerio Público. Finalmente, el tribunal declaró culpable al acusado y decidió que la pena sea en suspenso pero bajo estrictas normas de conducta. Durante los tres años de condena en suspenso, deberá fijar residencia, presentarse mensualmente ante el Patronato de Liberados, abstenerse de consumir alcohol y estupefacientes, y asistir a una institución, donde recibirá acompañamiento especializado para su problemática con las adicciones durante el tiempo que la institución considere necesario. Ante cualquier incumplimiento o la comisión de un nuevo delito, se cae el beneficio. "Mis hijos son mi sostén", insistió. Conmovido, reconoció que recibió una nueva oportunidad, un día antes de la Nochebuena. La víspera de Navidad lo encontró con una condena que es también una puerta abierta: la posibilidad de cambiar, de recuperarse, de volver a ser la persona que dejó de ser hace dos años cuando la adicción se apoderó de su vida. La Justicia le dio tres años para demostrarlo. Él aseguró que está dispuesto a intentarlo.
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