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Buenos Aires » AmbitoWeb
Fecha: 23/12/2025 15:18
Sobre cierre del año - y a 7 meses de haber sido designado Sumo Pontífice -, el papa León XIV compartió un extenso mensaje dirigido a los sacerdotes. La carta, bajo el título de "Fidelidad que genera futuro", llama a repensar el rol del sacerdocio y plantea los desafíos que afronta esta tarea en la actualidad. El texto fue publicado el lunes 22 de diciembre, con motivo del 60º aniversario de los decretos conciliares sobre el sacerdocio y la formación sacerdotal: Optatam Totius y Presbyterorum Ordinis. El mensaje del papa León XIV a los sacerdotes de la Iglesia La carta apostólica compartida por el Sumo Pontífice estuvo centrada en el sacerdocio y la formación sacerdotal. El texto propuso una revisión del ministerio a la luz de los desafíos actuales de la Iglesia y del contexto social contemporáneo. Desde las primeras líneas, el pontífice plantea el eje del documento: “La fidelidad que genera futuro es a lo que están llamados también hoy los sacerdotes”, y sostiene que los documentos del Concilio Vaticano II son, aún hoy, una guía vigente para repensar la identidad y la función del sacerdote en el presente. Reconocimiento al trabajo cotidiano de los sacerdotes En el inicio del mensaje, León XIV expresa su agradecimiento a los sacerdotes por su tarea diaria en distintas partes del mundo. Entre otros agradecimientos, destacó el compromiso pastoral, la celebración de la Eucaristía, la predicación, el acompañamiento espiritual y la atención a los sectores más vulnerables, subrayando el valor del servicio silencioso y sostenido en contextos muchas veces adversos. "Deseo comenzar expresando gratitud por el testimonio y la entrega de los sacerdotes que, en todas partes del mundo, ofrecen su vida, celebran el sacrificio de Cristo en la Eucaristía, anuncian la Palabra, absuelven los pecados y se dedican día tras día con generosidad a los hermanos y hermanas, sirviendo a la comunión y a la unidad, y cuidando, en particular, de quienes más sufren y pasan necesidad", expresó el Sumo Pontífice. La vuelta al origen de toda vocación En uno de los primeros desafíos que plantea el texto, el Papa llamó a recordar que toda vocación nace de un encuentro personal con Cristo y de una llamada concreta: “Sígueme”. En ese marco, aclara que no se trata únicamente de una experiencia íntima, sino de un llamado que muchas veces se canaliza a través del testimonio de otros. “No se trata solo de una voz interior -escribe el Papa-, sino de un impulso espiritual que a menudo nos llega a través del ejemplo de otros discípulos del Señor y que se concreta en una valiente elección de vida”. El cuidado de la vocación León XIV señaló que la vocación sacerdotal requiere cuidado constante y una actitud de revisión personal. Esa dinámica, detalló, se sostiene en la escucha de la Palabra, la vida sacramental, la evangelización, el compromiso con los más pobres y la fraternidad entre sacerdotes. En este sentido, aseguró que "se comprende lo que Optatam totius indica respecto a la formación sacerdotal, deseando que no se detenga en el tiempo del Seminario (cf. n. 22), abriendo el camino a una formación continua, permanente, de modo que constituya un dinamismo de constante renovación humana, espiritual, intelectual y pastoral". La formación como camino del sacerdote El documento sostuvo que la formación sacerdotal no puede reducirse a lo académico. Para el Papa, se trata de una experiencia integral que implica memoria viva de la vocación y una imitación constante de Cristo. "La formación permanente sigue siendo memoria viva y actualización constante de la propia vocación en un camino compartido", afirmó. Seminarios y formación integral Al abordar los casos de abuso y el abandono del ministerio, León XIV advirtió que estos hechos exponen fallas estructurales en los procesos formativos. En ese punto, subrayó la necesidad de una formación integral que garantice madurez humana y espiritual en los futuros sacerdotes. "El tema de la formación resulta central también para afrontar el fenómeno de quienes, después de algunos años o incluso decenios, abandonan el ministerio. Esta dolorosa realidad, en efecto, no debe interpretarse sólo en clave jurídica, sino que exige mirar con atención y compasión la historia de estos hermanos y las múltiples razones que pudieron conducirlos a tal decisión", analizó al respecto. Sinodalidad y cooperación con los laicos En su mensaje, León XIV también retomó el espíritu del Concilio para subrayar la importancia del trabajo conjunto con los laicos. En este marco, aclaró que la sinodalidad no diluye el rol del sacerdote, sino que lo redefine con mayor claridad. En este sentido, detalló: "Es necesario que sacerdotes y laicos, todos juntos, realicen una verdadera conversión misionera que oriente a las comunidades cristianas, bajo la guía de sus pastores" Una identidad basada en el “ser para” El centro del mensaje del Sumo Pontífice estuvo orientado a repensar la identidad sacerdotal en una Iglesia rodeada de cambios. Así, y basándose en mensajes de Juan Pablo II, León XIV explicó que el sacerdocio tiene su razón en el “ser para” los demás. “Los sacerdotes son en la Iglesia y para la Iglesia la presencia sacramental de Jesucristo, Cabeza y Pastor…”, cita el documento, destacando el carácter de servicio y entrega que define al ministerio. Las amenazas a la fidelidad Por otra parte, León XIV identificó diversas amenazas para la labor de los sacerdotes en la actualidad. Así, remarcó dos tentaciones específicas: la lógica de eficiencia que prioriza el hacer por sobre el ser y las actitudes defensivas y pasivas frente a un contexto hostil, que lleva al aislamiento y al abandono del impulso evangelizador. Frente a esos riesgos, el Papa llamó a asumir la misión con confianza, aun en medio de las propias fragilidades. “La fidelidad a la misión -escribe León XIV- significa aceptar el paradigma que nos transmitió san Juan Pablo II”, y recordó que la caridad pastoral es el eje que ordena la vida sacerdotal y permite discernir prioridades. Vocaciones: una tarea de toda la Iglesia En el cierre de la carta, el pontífice puso el foco en la promoción vocacional. Allí, expresó su deseo de un nuevo impulso que anime vocaciones “santas, numerosas y duraderas”, y llama a generar espacios pastorales donde los jóvenes puedan plantearse con libertad una entrega plena. “Debemos tener la valentía”, escribe, “de presentar propuestas fuertes y liberadoras a los jóvenes”. Y concluyó: “¡no hay futuro sin el cuidado de todas las vocaciones!”.
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