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Diamante » Neonetmusic
Fecha: 23/12/2025 13:40
Una resolución del Consejo General de Educación (C.G.E.) ha generado un fuerte rechazo en la comunidad educativa y familiar al limitar drásticamente el funcionamiento de los comedores escolares durante el receso de verano. De acuerdo con la polémica medida, sólo cuatro establecimientos en toda la ciudad permanecerán abiertos para brindar el servicio alimenticio, concentrando la atención en tres escuelas específicas más el comedor de la Escuela N.º 29 “Strobel”. La decisión ha sido calificada como incomprensible e insensible por parte de padres y docentes. Los críticos argumentan que, si el fundamento es un supuesto ahorro económico, la lógica resulta fallida: el gasto en personal e insumos sería idéntico, ya que los empleados y la mercadería simplemente se redistribuirían hacia los pocos centros autorizados, sin generar una reducción real de costos. El impacto más grave recae sobre cientos de niños, quienes se verán obligados a recorrer largas distancias para acceder a una comida diaria. La medida impone traslados de hasta tres o cuatro kilómetros a estudiantes de barrios periféricos, un obstáculo que, según denuncian, parece diseñado para desalentar la concurrencia y reducir artificialmente la demanda del servicio. Esta centralización forzada genera situaciones absurdas y de gran dificultad logística para las familias. Por ejemplo, niños del barrio Puerto Nuevo deberán dirigirse a la Escuela Alberti o a la Félix Dufourq; los alumnos de la Escuela Belgrano tendrán que llegar hasta La Concordia o el Strobel; mientras que los de la Escuela Estrada (Ricle) se verán forzados a viajar hasta el centro de la ciudad para asistir a La Concordia o a la Escuela N.º 52. Vecinos y referentes comunitarios cuestionan que una medida de esta naturaleza parezca emanar de un escritorio en la Capital Federal, ignorando por completo la realidad de las provincias del interior. Señalan que, a diferencia de las grandes urbes con transporte público accesible, en Entre Ríos las distancias son largas, el transporte es limitado y las condiciones socioeconómicas hacen del comedor escolar un servicio vital, no un lujo prescindible. La medida, afirman, profundiza la desigualdad y pone en riesgo la seguridad alimentaria de los sectores más vulnerables durante el receso.
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