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» Rafaela Noticias
Fecha: 23/12/2025 12:59
El conflicto en Lácteos Verónica volvió a escalar en los últimos días y derivó en la paralización total de sus plantas ubicadas en Clason, Lehmann y Suardi, en la provincia de Santa Fe. La medida fue adoptada por los trabajadores ante nuevos incumplimientos en el pago de salarios, en un contexto de fuerte deterioro financiero de la histórica firma láctea. Según se informó, la empresa no cumplió con el cronograma de pagos semanales acordado con la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra). El esquema establecía depósitos de un millón de pesos por empleado cada lunes, destinados a cancelar deudas acumuladas, pero durante el mes de diciembre los pagos comenzaron a realizarse de manera incompleta y fuera de término. Frente a esta situación, los trabajadores retomaron la retención de tareas, lo que terminó por frenar completamente la actividad. A la tensión salarial se suma un problema estructural clave: la falta de materia prima. Actualmente, la empresa no cuenta con leche suficiente para elaborar sus propios productos. La planta de Clason se encuentra totalmente detenida por esta razón, mientras que las de Lehmann y Suardi también permanecen paralizadas, sin producción bajo la marca Verónica. La situación productiva expone una crisis financiera de extrema gravedad. De acuerdo con registros del Banco Central, Lácteos Verónica acumula cheques rechazados por más de diez mil novecientos millones de pesos, un indicador que refleja serias dificultades de liquidez y la ruptura de la cadena de pagos. Deuda con tamberos y pérdida de confianza El conflicto también impacta de lleno en el sector primario. La empresa mantiene una abultada deuda con productores tamberos, que fuentes del sector estiman en torno a sesenta millones de dólares. De ese total, entre dieciocho y veinte millones corresponderían a leche cruda ya entregada y no abonada. Más de ciento cincuenta tambos, además de transportistas y proveedores, se encuentran afectados por incumplimientos que se arrastran desde comienzos de este año. Esta situación generó una fuerte pérdida de confianza y provocó una caída abrupta en el envío de leche, incluso en plena primavera. Muchos productores optaron por redireccionar su producción hacia otras usinas, y parte de la leche proveniente de establecimientos vinculados a los propios dueños de la firma estaría siendo procesada fuera de la empresa. Producción mínima y futuro incierto En los últimos meses, Lácteos Verónica logró sostener una actividad mínima a través de contratos de fasón, principalmente en la planta de Lehmann, donde se procesó leche para terceros. Sin embargo, este esquema —de baja rentabilidad y orientado a cubrir solo una parte de los salarios— vence el próximo ocho de enero, lo que añade mayor presión a un escenario ya crítico. En paralelo, volvieron a circular versiones sobre una posible venta de activos o de alguna de las plantas. En noviembre, la presencia de representantes de Adecoagro en la planta de Clason reavivó las especulaciones sobre un eventual acuerdo productivo o una operación de compra. No obstante, hasta el momento no hubo anuncios oficiales y distintas fuentes señalan que diferencias internas dentro de la familia Espiñeira, propietaria de la empresa, complican la toma de decisiones estratégicas. Mientras los productores comienzan a organizar reclamos visibles para exigir el pago de las deudas, los trabajadores enfrentan la llegada de las fiestas sin certezas sobre el cobro de sus salarios. Con plantas detenidas, falta de leche, un pasivo financiero creciente y negociaciones estancadas, el futuro de Lácteos Verónica permanece abierto, aunque en el corto plazo no aparecen señales claras de recuperación.
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