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» Rafaela Noticias
Fecha: 23/12/2025 12:59
El 2025 no ha sido un año más para la Diócesis de Rafaela. Entre el eco de las campanas del Jubileo y el pulso de una realidad social que desafía la templanza de las familias, Monseñor Pedro Torres se detiene para reflexionar. Con una mirada que equilibra la sensibilidad del pastor y la firmeza del guía, el Obispo describió este tiempo como un "año de gracia", donde la esperanza no fue solo un lema, sino un gesto concreto que recorrió cada rincón de la ciudad y sus alrededores. Un año de encuentros y transiciones Para Monseñor Torres, el balance se traduce en rostros. A diferencia de las grandes celebraciones romanas para el Jubileo de la esperanza, Rafaela apostó por la cercanía: "Celebramos la vida naciente, los niños, los jóvenes, los ancianos y las familias", señaló el prelado, destacando también la peregrinación de la Virgen de Guadalupe por fábricas, cuarteles de bomberos y escuelas. Este 2025 también dejó una huella indeleble en la historia de la Iglesia Universal con la partida del Papa Francisco y la llegada del Papa León. "Ha sido un tiempo fuerte", reconoció Torres, vinculando estos cambios con las "tormentas" habituales de Argentina, que exigen, hoy más que nunca, tomarse de la mano de Dios para no perder el rumbo. De la reforma legal a la reforma moral Ante la complejidad económica y social, el Obispo fue contundente: el problema no se agota en la letra de la ley. "En Argentina hay más de 27.000 leyes, pero Jesús hizo una 'rebaja' y nos dejó solo dos: amar a Dios y al prójimo", reflexionó. "No estamos necesitando solo una reforma laboral, sino una reforma moral y ética. Una justicia que no sea solo legal, sino de santidad; esa que nace del amor y le da a cada uno lo que realmente necesita". Monseñor expresó su preocupación por el riesgo de "acostumbrarnos a lo que está mal" y llamó a desaprender la violencia y el individualismo para dar paso a una cultura del diálogo y la fraternidad. El mensaje de Navidad: ¿Dónde pondrás a Jesús? Inspirándose en figuras como C.S. Lewis y Albert Einstein, Monseñor Torres hizo un llamado a recuperar la capacidad de asombro. "Si perdemos el asombro, estamos muertos", advirtió. Su mensaje para esta Navidad es una invitación a la vulnerabilidad y la dulzura: "Dejémonos cautivar por la ternura de Belén. El Dios más grande de todos se hace pequeño en un pesebre para desarmar nuestras ambiciones". Como pregunta final para la comunidad, el Obispo dejó una inquietud que trasciende los preparativos festivos: "Ya armaste el árbol, ya pensaste en los regalos... pero ¿dónde vas a poner a Jesús? Ponelo en tu corazón". Navidad y Janucá: un mismo mensaje de paz en tiempos de celebración En un acto simbólico que cumple una década, Monseñor Pedro Torres y el Rabino Marcelo Polakoff refuerzan su compromiso con la convivencia a través de la música y la fe compartida. Como un fruto maduro de este "año de la esperanza", la fraternidad trascendió las fronteras de la propia liturgia católica. En un gesto que ya es tradición en Córdoba y la región, el obispo Pedro Torres y el rabino Marcelo Polakoff volvieron a unir sus voces para celebrar la coincidencia de la Navidad y Janucá. Bajo el lema "Cantando juntos por la paz", ambos líderes religiosos presentaron una pieza musical que busca ser un bálsamo en tiempos de polarización. El video de este año, que llega a su décima edición (el "Décimo Sher"), no solo celebra la alegría de las fiestas, sino que se ancla en la realidad global, haciendo mención a los dolorosos hechos ocurridos recientemente en Sidney para reafirmar que la paz es una construcción urgente. Un diálogo hecho canción: La letra alterna el hebreo y el castellano, el pesebre y la januquiá. "Yo con Jesús, contento en Navidad. Y yo feliz en Janucá, compartiendo amistad", reza uno de los pasajes que busca inspirar a las nuevas generaciones. Para Monseñor Torres y el Rabino Polakoff, este encuentro no es una mera formalidad, sino el testimonio de que es posible "crecer cantando juntos". En un diciembre donde las luces se encienden en distintas tradiciones, el mensaje es unívoco: la verdadera luz es aquella que ilumina el camino del encuentro con el hermano.
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