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  • Los diez impactos del fútbol de 2025

    Parana » Inventario22

    Fecha: 23/12/2025 07:39

    Los diez impactos del fútbol de 2025 De la goleada a Brasil en Eliminatorias a los campeonatos de Platense y Estudiantes, pasando por Di María, Paredes y el adiós a Russo. 22/12/2025 11:44 109472 6.07 minutos. 1) Argentina 4-Brasil 1: goleada y baile Fue en la noche mágica del martes 25 de marzo en el estadio Monumental por las Eliminatorias Sudamericanas. Y nunca antes una selección de nuestro país pisoteó de tal manera a una brasileña. No estuvo Lionel Messi. Pero igual le hizo cuatro goles (Julián Álvarez, Enzo Fernández, Mac Allister y Gio Simeone), pudo haberle marcado algunos más y no solo eso: le movió la pelota por toda la cancha y le pintó la cara. Esa noche la Selección de Lionel Scaloni demostró por qué es el mejor equipo argentino y una de las dos o tres mejores del mundo. Capaz de repetir la gloria máxima de Qatar si el año que viene en los Estados Unidos, se atreve a jugar más o menos así. 2) Di María y Paredes: el regreso de los campeones Los dos campeones del mundo tomaron la misma decisión: pegar la vuelta para darse un baño de fútbol argentino. A los 37 años, Di María jerarquizó a Central y conmovió a sus hinchas con un par de golazos memorables (tiro libre a Newell’s, gol olímpico a Boca). Volvió para ser campeón en la cancha. Pero solo lo consiguió en los escritorios de la Liga profesional. A sus 31 años, Paredes tomó a su cargo el mando futbolístico y anímico de Boca, cambió las energías de un vestuario convulsionado y demostró la vigencia de su clase y la exquisitez de su pegada. Pero tampoco le alcanzó para celebrar el título. En 2026, los dos jugarán campeonato y Copa Libertadores para lograrlo. 3) Boca, todo mal En algún momento, que Boca definiera un campeonato de local era un cheque al portador. Pero ahora ya no es tan así y tres campeonatos se le escaparon este año en la Bombonera. No pudo pasar por tiros desde el punto penal a Alianza Lima y tuvo que bajarse de la Copa Libertadores. E Independiente y Racing lo dejaron de lado en el Apertura y el Clausura. Pero no terminaron ahí las desventuras xeneizes. Sumó dos puntos de nueve y no pudo pasar la fase de grupos del Mundial de Clubes (el empate 1 a 1 contra el semiprofesional Auckland City se pareció demasiado a un papelón), Atlético Tucumán lo eliminó de la Copa Argentina, llegó a estar doce fechas sin ganar a nivel local y lo terminaron dirigiendo cuatro técnicos (Gago, Herrón, Russo y Ubeda). El año de Boca salió malísimo. Pero igual sumó los puntos necesarios como para ir a la Libertadores 2026. Algo es algo en medio de tan poco. 4) River, todo mal Si el año boquense fue descartable, el de River no fue mejor. Al igual que su rival de toda la vida, perdió todos los mano a mano que jugó (Supercopa Internacional con Talleres de Córdoba, Apertura con Platense, Copa Libertadores con Palmeiras, Copa Argentina con Independiente Rivadavia y Clausura con Racing) y en el Mundial de Clubes, no le pudo aguantar el ritmo a Inter de Milán y se fue en primera ronda. Con el poder total del fútbol riverplatense, Marcelo Gallardo trajo jugadores por 60 millones de euros y les pagó contratos a valor europeo sin que ninguno aportara el llamado salto de calidad. Terminó perdiendo diez de sus últimos trece partidos y luego de tres derrotas consecutivas en el Monumental ante Sarmiento, Riestra y Gimnasia, la gente se cansó y pidió “que se vayan todos”. ¿Gallardo también? A mitad de año, se verá. 5) Campeones por primera vez Platense en el Apertura e Independiente Rivadavia en la Copa Argentina anotaron por primera vez sus nombres en la larga lista de campeones del fútbol argentino. El viejo “Calamar” de Saavedra y Vicente López reivindicó su esencia barrial y con 120 años de historia sobre la espalda, eliminó de visitante a Racing, River y San Lorenzo para ganarle una histórica final a Huracán, el 1º de junio en Santiago del Estero, con un gol imborrable de Guido Mainero y un gran mérito de la dupla Favio Orsi y Sergio Gómez para hacer mucho con poco. Los mendocinos, por su parte, aguantaron con dos hombres menos una final turbulenta contra Argentinos y por penales, el 5 de noviembre en Córdoba, y terminaron saliendo campeones. 6) Una chacarera en el Maracaná Flamengo, el campeón de América, perdió un solo partido en la Libertadores. Y fue por la fase de grupos el 9 de abril en pleno estadio Maracaná ante el modesto pero orgulloso Central Córdoba. Los santiagueños atacaron cuando debían, se defendieron cuando no hubo más remedio y con un gol de penal de Leonardo Heredia y otro de cabeza de José Florentín ganaron 2 a 1 e hicieron sonar aires de chacarera en el templo carioca. Fue el gran golpe del año a nivel local y continental. Con armas nobles, un equipo debutante absoluto en la Copa, con sueños modestos y presupuesto ínfimo, le hizo morder el polvo de la derrota al más rico y poderoso de toda Sudamérica. Futbol, ni más ni menos. 7) Racing y Lanús en Sudamérica Si los clubes brasileños parecen haber escriturado a su nombre la Copa Libertadores (la vienen ganando consecutivamente desde 2019), la Sudamericana parece caerle perfecta a los argentinos. El año pasado, se la llevó Racing y en esa condición, en marzo le ganó de ida y de vuelta a Botafogo y conquistó la Recopa con el estilo vibrante e intenso de Gustavo Costas. Este año, la Sudamericana fue para Lanús que, en una definición con más calor que juego, el 22 de noviembre en Asunción del Paraguay, venció 5 a 4 por penales a Atlético Mineiro y se anotó el tercer título continental de sus 110 años de vida. 8) La vergüenza del año Lo único bueno del oprobioso desquite en Avellaneda entre Independiente y Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana fue que la muerte faltó a la cita. Después, todo fue un espanto. La violencia desaforada de los barras chilenos rompiendo todo lo que encontraron a su paso y la respuesta de los barras rojos desalojándolos de la tribuna a garrotazo limpio ante la indiferencia de la policía bonaerense pudo haber terminado en un baño de sangre. Esa noche del 20 de agosto, el fútbol coqueteó demasiado cerca con la tragedia. 9) El espaldarazo de Estudiantes Fue un gesto descortés el que debieron asumir los jugadores de Estudiantes en la tarde del 23 de noviembre para expresar la disconformidad de su presidente, Juan Sebastián Verón, por el título que la Liga Profesional le reconoció a Rosario Central. Esa foto de los jugadores dando la espalda dio la vuelta al mundo y transparentó una pelea política que todavía sigue vigente. Pero también revela un instante fundacional. Ahí mismo, renació la mística “pincha” que llevó a Estudiantes a ganar contra todos y también de visitante los dos últimos títulos del año. 10) Russo, un dolor sin banderas La muerte de Miguel Ángel Russo, el 8 de octubre, luego de una larga agonía, entristeció al fútbol argentino sin distinción de colores y banderas. Querido y respetado por todos, a nadie le importó que Russo haya partido mientras dirigía a Boca. Acaso porque “Miguelo” honró al fútbol durante 50 de sus 69 años y en la victoria y en la derrota y aun en la decadencia de sus últimos tiempos, tuvo un compromiso irrenunciable con sus jugadores y los hinchas. Las tribunas supieron despedirlo con emoción. Russo no merecía menos que eso. Fue en la noche mágica del martes 25 de marzo en el estadio Monumental por las Eliminatorias Sudamericanas. Y nunca antes una selección de nuestro país pisoteó de tal manera a una brasileña. No estuvo Lionel Messi. Pero igual le hizo cuatro goles (Julián Álvarez, Enzo Fernández, Mac Allister y Gio Simeone), pudo haberle marcado algunos más y no solo eso: le movió la pelota por toda la cancha y le pintó la cara. Esa noche la Selección de Lionel Scaloni demostró por qué es el mejor equipo argentino y una de las dos o tres mejores del mundo. Capaz de repetir la gloria máxima de Qatar si el año que viene en los Estados Unidos, se atreve a jugar más o menos así. 2) Di María y Paredes: el regreso de los campeones Los dos campeones del mundo tomaron la misma decisión: pegar la vuelta para darse un baño de fútbol argentino. A los 37 años, Di María jerarquizó a Central y conmovió a sus hinchas con un par de golazos memorables (tiro libre a Newell’s, gol olímpico a Boca). Volvió para ser campeón en la cancha. Pero solo lo consiguió en los escritorios de la Liga profesional. A sus 31 años, Paredes tomó a su cargo el mando futbolístico y anímico de Boca, cambió las energías de un vestuario convulsionado y demostró la vigencia de su clase y la exquisitez de su pegada. Pero tampoco le alcanzó para celebrar el título. En 2026, los dos jugarán campeonato y Copa Libertadores para lograrlo. 3) Boca, todo mal En algún momento, que Boca definiera un campeonato de local era un cheque al portador. Pero ahora ya no es tan así y tres campeonatos se le escaparon este año en la Bombonera. No pudo pasar por tiros desde el punto penal a Alianza Lima y tuvo que bajarse de la Copa Libertadores. E Independiente y Racing lo dejaron de lado en el Apertura y el Clausura. Pero no terminaron ahí las desventuras xeneizes. Sumó dos puntos de nueve y no pudo pasar la fase de grupos del Mundial de Clubes (el empate 1 a 1 contra el semiprofesional Auckland City se pareció demasiado a un papelón), Atlético Tucumán lo eliminó de la Copa Argentina, llegó a estar doce fechas sin ganar a nivel local y lo terminaron dirigiendo cuatro técnicos (Gago, Herrón, Russo y Ubeda). El año de Boca salió malísimo. Pero igual sumó los puntos necesarios como para ir a la Libertadores 2026. Algo es algo en medio de tan poco. 4) River, todo mal Si el año boquense fue descartable, el de River no fue mejor. Al igual que su rival de toda la vida, perdió todos los mano a mano que jugó (Supercopa Internacional con Talleres de Córdoba, Apertura con Platense, Copa Libertadores con Palmeiras, Copa Argentina con Independiente Rivadavia y Clausura con Racing) y en el Mundial de Clubes, no le pudo aguantar el ritmo a Inter de Milán y se fue en primera ronda. Con el poder total del fútbol riverplatense, Marcelo Gallardo trajo jugadores por 60 millones de euros y les pagó contratos a valor europeo sin que ninguno aportara el llamado salto de calidad. Terminó perdiendo diez de sus últimos trece partidos y luego de tres derrotas consecutivas en el Monumental ante Sarmiento, Riestra y Gimnasia, la gente se cansó y pidió “que se vayan todos”. ¿Gallardo también? A mitad de año, se verá. 5) Campeones por primera vez Platense en el Apertura e Independiente Rivadavia en la Copa Argentina anotaron por primera vez sus nombres en la larga lista de campeones del fútbol argentino. El viejo “Calamar” de Saavedra y Vicente López reivindicó su esencia barrial y con 120 años de historia sobre la espalda, eliminó de visitante a Racing, River y San Lorenzo para ganarle una histórica final a Huracán, el 1º de junio en Santiago del Estero, con un gol imborrable de Guido Mainero y un gran mérito de la dupla Favio Orsi y Sergio Gómez para hacer mucho con poco. Los mendocinos, por su parte, aguantaron con dos hombres menos una final turbulenta contra Argentinos y por penales, el 5 de noviembre en Córdoba, y terminaron saliendo campeones. 6) Una chacarera en el Maracaná Flamengo, el campeón de América, perdió un solo partido en la Libertadores. Y fue por la fase de grupos el 9 de abril en pleno estadio Maracaná ante el modesto pero orgulloso Central Córdoba. Los santiagueños atacaron cuando debían, se defendieron cuando no hubo más remedio y con un gol de penal de Leonardo Heredia y otro de cabeza de José Florentín ganaron 2 a 1 e hicieron sonar aires de chacarera en el templo carioca. Fue el gran golpe del año a nivel local y continental. Con armas nobles, un equipo debutante absoluto en la Copa, con sueños modestos y presupuesto ínfimo, le hizo morder el polvo de la derrota al más rico y poderoso de toda Sudamérica. Futbol, ni más ni menos. 7) Racing y Lanús en Sudamérica Si los clubes brasileños parecen haber escriturado a su nombre la Copa Libertadores (la vienen ganando consecutivamente desde 2019), la Sudamericana parece caerle perfecta a los argentinos. El año pasado, se la llevó Racing y en esa condición, en marzo le ganó de ida y de vuelta a Botafogo y conquistó la Recopa con el estilo vibrante e intenso de Gustavo Costas. Este año, la Sudamericana fue para Lanús que, en una definición con más calor que juego, el 22 de noviembre en Asunción del Paraguay, venció 5 a 4 por penales a Atlético Mineiro y se anotó el tercer título continental de sus 110 años de vida. 8) La vergüenza del año Lo único bueno del oprobioso desquite en Avellaneda entre Independiente y Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana fue que la muerte faltó a la cita. Después, todo fue un espanto. La violencia desaforada de los barras chilenos rompiendo todo lo que encontraron a su paso y la respuesta de los barras rojos desalojándolos de la tribuna a garrotazo limpio ante la indiferencia de la policía bonaerense pudo haber terminado en un baño de sangre. Esa noche del 20 de agosto, el fútbol coqueteó demasiado cerca con la tragedia. 9) El espaldarazo de Estudiantes Fue un gesto descortés el que debieron asumir los jugadores de Estudiantes en la tarde del 23 de noviembre para expresar la disconformidad de su presidente, Juan Sebastián Verón, por el título que la Liga Profesional le reconoció a Rosario Central. Esa foto de los jugadores dando la espalda dio la vuelta al mundo y transparentó una pelea política que todavía sigue vigente. Pero también revela un instante fundacional. Ahí mismo, renació la mística “pincha” que llevó a Estudiantes a ganar contra todos y también de visitante los dos últimos títulos del año. 10) Russo, un dolor sin banderas La muerte de Miguel Ángel Russo, el 8 de octubre, luego de una larga agonía, entristeció al fútbol argentino sin distinción de colores y banderas. Querido y respetado por todos, a nadie le importó que Russo haya partido mientras dirigía a Boca. Acaso porque “Miguelo” honró al fútbol durante 50 de sus 69 años y en la victoria y en la derrota y aun en la decadencia de sus últimos tiempos, tuvo un compromiso irrenunciable con sus jugadores y los hinchas. Las tribunas supieron despedirlo con emoción. Russo no merecía menos que eso.

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