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» La Política
Fecha: 23/12/2025 02:28
La foto oficial muestra crecimiento, pero el movimiento de fondo es otro. El Indec difundió el nivel de actividad de octubre con una suba interanual de 3,2%, aunque al mismo tiempo confirmó una caída mensual de 0,4%, un dato que volvió a encender luces amarillas en el mercado y entre los analistas. La economía sigue arriba en la comparación contra el pozo de 2024, pero empezó a dar señales de agotamiento en el margen, justo cuando el Gobierno necesita sostener expectativas de recuperación. El dato clave no está en el porcentaje interanual sino en la dinámica reciente. Según el análisis de la consultora ACM, la serie se mantuvo prácticamente plana y el retroceso mensual marca que la actividad volvió a tropezar luego de varios meses erráticos. El mapa sectorial refuerza esa lectura. Mientras la intermediación financiera volvió a liderar el crecimiento, impulsada más por márgenes y volatilidad de tasas que por crédito productivo, los sectores que explican empleo y demanda interna mostraron retrocesos. La industria manufacturera cayó 1% interanual, la administración pública bajó 0,7% y hoteles y restaurantes retrocedieron otro 1%, restando más de medio punto porcentual al resultado agregado. Es decir, crecen los sectores rentísticos y ligados a recursos naturales, pero se enfrían los que traccionan el mercado interno. En lo que va del año, la actividad acumula una suba cercana al 5%, aunque incluso ese número empezó a corregirse a la baja frente a los meses previos. La explicación es conocida: la comparación contra un 2024 recesivo todavía infla los porcentajes, pero debajo de esa base baja la economía real muestra fatiga. Las proyecciones también reflejan ese cambio de clima. El REM del Banco Central recortó expectativas de crecimiento y las consultoras hablan de un arrastre estadístico menor al esperado hacia 2026. A ese cuadro se suma el movimiento de Marco Lavagna, que revisó al alza los datos de actividad de meses previos, a partir de un ajuste metodológico que permitió suavizar la secuencia de caídas y, sobre todo, evitar que se configure técnicamente una recesión. Sin esa corrección, la combinación de bajas mensuales consecutivas habría dejado al Gobierno expuesto a un diagnóstico mucho más incómodo en pleno cierre de año. La maniobra no es menor: en términos técnicos, la recesión se define por dos trimestres consecutivos de caída del PIB, pero en el día a día del mercado el EMAE funciona como termómetro anticipado. El EMAE es un estimador mensual que anticipa la evolución del Producto Interno Bruto trimestral y anual. Cuando el EMAE cae de manera persistente, el PIB termina reflejándolo con rezago. Por eso, una corrección en el EMAE no solo ordena el presente estadístico, sino que condiciona el crecimiento informado del PBI más adelante. Como sea, el PBI podrá cerrar en positivo pero con una dinámica cada vez más desigual: finanzas y recursos naturales empujan, mientras la industria, el consumo y el empleo siguen perdiendo. Por favor no corte ni pegue en la web nuestras notas, tiene la posibilidad de redistribuirlas usando nuestras herramientas.
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